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Voto de Antonio Morales:
9
Romance. Drama En una localidad rural de Kansas, dos jóvenes que pertenecen a ambientes sociales muy distintos se aman y deciden no separarse jamás; pero la desaprobación de sus familias y ciertos intereses ajenos a sus sentimientos acabarán decidiendo su suerte. (FILMAFFINITY)
30 de marzo de 2013
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Igualmente que en mi anterior critica sobre “Los violentos años 20”, también el crack del 29 es uno de los soterrados protagonistas de “Esplendor en la hierba”, una de las películas más logradas de Elia Kazan. Pero en esta ocasión nos alejamos del modo realista de Raoul Walsh para adentrarnos en el de la brillante reconstrucción. El primer punto a favor del film: la excelente reconstrucción histórica, está puesta al servicio de la historia y de los personajes. El film se desarrolla a finales de los años 20, al sudeste de Kansas, dentro de una sociedad provinciana, las cabezas asoman tras los visillos de las ventanas, los hombres hacen el amor clandestinamente en la oscuridad, en los coches, en el anonimato, se murmura, se reprime.

La madre de Deanie Lomis (Natalie Wood), le dice a esta que no se deje tocar por los muchachos, el padre de Budd Stamper (Warren Beatty), le dice a este que puede hacer lo que quiera, pero evitando comprometerse con una mujer. Se cultiva el terreno para la lucha de sexos, hay dos mundos: el que se hace en privado, y el que se vive ante los ojos de los demás; y dos sexos con objetivos distintos: el matrimonio para las mujeres y el éxito económico para los hombres. Lo mejor del film es la estrecha relación que existe entre la historia narrada y el contexto social donde se desarrolla.

Así vemos, que al principio, Deanie y Budd se besan apasionadamente y que luego cada uno de ellos desahoga su represión en la intimidad de su casa; antes, al llegar, sus progenitores les hablan de dinero, la madre de Deanie comenta: “Han subido las acciones de la compañía petrolífera Stamper”; el padre de Budd da una fiesta a sus obreros: “Hijo nos espera un gran porvenir, no me decepciones". Kazan con una puesta en escena sincera nos muestra a esos padres que quieren que sus hijos cumplan los sueños frustrados de ellos mismos.

Esta es una de mis pelis favoritas de juventud, un film generacional, que aquí tuvimos que verla cortada por la censura. Kazan más que un narrador me parece un creador de escenas maravillosas de las que abundan en el tramo final, que no quiero destripar. El film se nos muestra siempre en un tono evocador y nostálgico, hablando de los primeros amores, el sexo, el dinero y el puritanismo con una melancolía atroz.
Antonio Morales
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