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Voto de Antonio Morales:
9
Drama Randle McMurphy (Jack Nicholson), un hombre condenado por asalto, y un espíritu libre que vive contracorriente, es recluido en un hospital psiquiátrico. La inflexible disciplina del centro acentúa su contagiosa tendencia al desorden, que acabará desencadenando una guerra entre los pacientes y el personal de la clínica con la fría y severa enfermera Ratched (Louise Fletcher) a la cabeza. La suerte de cada paciente del pabellón está en juego. (FILMAFFINITY) [+]
28 de mayo de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Milos Forman vio interpretar una versión teatral de la novela de Ken Kassey a Kirk Douglas en Praga en el año 1960. Douglas además poseía los derechos cinematográficos y le propuso dirigirla. Quince años más tarde la oferta se cumplió, Michael Douglas, hijo del actor americano junto al desconocido entonces Saul Saentz, fueron los productores de la versión fílmica. Yo recordaba vagamente la película cuando se estrenó en España, me causó buena impresión, aunque debido a mi juventud muchos aspectos de ella pasaron inadvertidos para mí, por lo que en esta revisión he decidido comentarla.

Milos Forman que ya había huido tras la invasión de los tanques soviéticos que habían aplastado un leve soplo de libertad en la primavera de Praga y se había nacionalizado americano, realiza un film con la estética de los 70, una loa contra el poder establecido, encarnada por la enfermera jefe (extraordinaria Louise Fletcher) fría, impertérrita, distante, ni una mala palabra, ni un buen gesto, siempre llama a los internos de usted, un tratamiento aparentemente respetuoso que es falso. Un film sobre la libertad y la locura, a veces cercana a la comedia de lo absurdo, toca los temas reivindicativos de los 70 como la represión sexual, los problemas de deshumanización en los sanatorios mentales.

Una defensa de la imaginación y la fantasía, por ejemplo la escena en que McMurphy (genial Jack Nicolson) comenta el partido de beisbol. Ken Kassey escribió este libro basándose en sus experiencias de trabajo como celador de un sanatorio mental, destacado contestatario contra la guerra de Vietnam, la contracultura y el mundo de la psicodelia, en cuanto al extraño título del libro, en el argot de la movida cultural de San Francisco de la época, se denominaba cuco a un loco, también es cierto que el cuco es un pájaro que no construye nido, coloca sus huevos en nidos ajenos, y además hace algo peor, como el polluelo nace antes que los otros echa fuera del nido los huevos ajenos y se hace el amo, del mismo modo que McMurphy revolotea en ese sanatorio mental que le es ajeno y solo lo utiliza para eludir la justicia.

La película plantea muchas preguntas y propone que sea el espectador el que encuentre las respuestas, también podría destacarse la gran puesta en escena de Forman aguantando siempre un poco más los expresivos primeros planos pero sin subrayar excesivamente la narración, extraordinarios secundarios entre los que encontramos a Danny De Vito. En definitiva una película emotiva, metáfora de la libertad y la rebeldía, como dijo el gran escritor y ensayista, Chesterton: “Loco es aquel que ha perdido todo menos la razón”.
Antonio Morales
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