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Voto de Antonio Morales:
9
Comedia Época de la Ley Seca (1920-1933). Joe y Jerry son dos músicos del montón que se ven obligados a huir después de ser testigos de un ajuste de cuentas entre dos bandas rivales. Como no encuentran trabajo y la mafia los persigue, deciden vestirse de mujeres y tocar en una orquesta femenina. Joe (Curtis) para conquistar a Sugar Kane (Monroe), la cantante del grupo, finge ser un magnate impotente; mientras tanto, Jerry (Lemmon) es cortejado ... [+]
3 de julio de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algunos la definirán como una comedia de enredos, otros de situaciones disparatadas, defínase como se defina, no se agotan los adjetivos, un guión redondo de minucioso acabado, unos diálogos con mordiente, de vivaz doble sentido, lo rubrican. Wilder siempre da una vuelta de tuerca más a la situación más descabellada, pero con un humor irónico e inteligente. De hecho, el gag de Wlder empieza donde acaban los de los demás. A estas alturas, no voy a descubrir para nadie las virtudes de esta película, ni la conocida trama, pero si me gustaría hacer algún comentario que arroje más luz bajo esa capa de barniz nada despreciable llamada humor, en la que subyacen tantas propuestas interesantes.

Billy Wilder escribió muchos guiones de comedias antes de pasarse a la dirección. En colaboración con I. A. L. Diamond inician un periodo de comedias magistrales, mayormente interpretadas por Jack Lemmon – aquí en su primera colaboración con Wilder –, “Some like it hot” es un impecable y mordaz ataque al “American way of life”, una obra maestra incombustible, eterna, cuyo gozo se renueva en cada contemplación. La película es una poliédrica maravilla que permite ser vista como una parodia de los films de gángsters de los años treinta (y ahí están dos actores emblemáticos como George Raft “Botines” y O´Brien), como una comedia policiaca de persecuciones y gotas de “Slapstick”, una fábula divertida sobre el amor y sus caprichos u otra fábula, la más maliciosa de todas, sobre el sexo y su peligrosa tendencia a la pérdida de identidad al entablar contacto con el travestismo. Así, ataviados de mujer andan gran parte de la película sus dos protagonistas masculinos (Lemmon y Curtis), huyendo para salvar el pellejo.

Es también el arte de la mascarada, una intencionada amoralidad junto a un notable escepticismo por el ser humano. La tentación sexual de Sugar (Marilyn Monroe) la mujer más deseada por cualquier hombre, en esa época. Las elipsis sexuales están llenas de audacia y encanto, todo se insinúa y nada se muestra. El cambio de identidad para sobrevivir que deviene en crisis de identidad por parte de los protagonistas. Ese arte del fingimiento arroja escenas memorables que permanecerán para siempre en nuestra retina, o esa frase final – que todos conocemos – que ha pasado a la antología de frases en la Historia del Cine. Y es que esta película, sí es perfecta, de construcción, de guión, de ritmo, de actuación, y por supuesto, una joya insuperable de la comedia.
Antonio Morales
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