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Voto de Antonio Morales:
10
Cine negro Después de asaltar un tren que transportaba 300.000 dólares y asesinar a los maquinistas, Cody Jarret y su banda huyen con el dinero, pero son perseguidos por agentes federales que sospechan que Cody es el autor del robo. Una vez preparada una coartada perfecta, Cody se entrega a la policía y es condenado sólo a dos años de prisión; sin embargo, los agentes del Tesoro, convencidos de que fue el cerebro del asalto, le tienden una trampa. (FILMAFFINITY) [+]
4 de mayo de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta curioso que Cagney ganara el Oscar por “Yankee Doodle Dandy” de 1942, un musical biográfico, cuando era el mejor gánster de la historia. Esta película es un punto de inflexión en la cinematografía del maestro Raoul Walsh, un eslabón que clausura una parte importante de su carrera al abandonar éste el tono documental, romántico y crepuscular de “Los violentos años 20” o “El último refugio”, y llevarnos al paroxismo de la mano de un personaje como Cody Jarrett (sublime interpretación de James Cagney), quizás el más loco, patológico y exacerbado de los fuera de la ley que creó el actor sobre la pantalla.

Un epiléptico compulsivo atravesado por el rayo de un complejo edípico, impregnado de un hado adverso no lejos de las tragedias de Shakespeare que tanto gustaban a Raoul Walsh. Por momentos Cody es atormentado y huidizo, pero también es amoral e impulsivo, con un total despego por cualquier tipo de coartada social, histórica, alejado de la psicología criminal del cine negro de los cuarenta. Un canto al individualismo que desprecia las fidelidades, amistades, amores y códigos éticos, abocado a una obsesión suicida que guarda relación con la postura personal del director, que intuye el final de la época de los grandes Estudios y la necesidad de transgredir los esquemas con una obra que es una amalgama de gran parte de su filmografía.

No voy a relatar el argumento porque pueden leer la sinopsis en la ficha de la peli, pero si quiero apuntar que el prolífico guión es soberbio, rico en matices e historias colaterales, trufada de vericuetos narrativos, golpes de efecto en absoluto gratuitos y redundantes, y este asombroso cineasta nos lo muestra con una encomiable economía narrativa en menos de dos horas, cuando cualquier presuntuoso contemporáneo necesitaría tres o cuatro horas. A velocidad de vértigo se suceden una serie de acciones en cadena, de transiciones sin apenas respiro, con numerosas ideas visuales y una sencilla que no simple puesta en escena buscando la complicidad del espectador.

Virginia Mayo está esplendida como amante de Cody, importante el papel de la madre protectora de Cody en la misoginia vomitiva que escupe el protagonista hacia las mujeres, los secundarios están perfectos, pero por encima destaca el policía Fallon (Edmond O´Brien, sensacional). Pocas películas negras poseen la brutalidad, la sequedad expositiva, la convicción, la excelente factura y la fuerza corrosiva de “Al Rojo vivo”, motivo por lo que forma parte de mi humilde colección de favoritas del cine negro.
Antonio Morales
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