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Venezuela Venezuela · Maracaibo
Voto de bucefalo:
6
Drama Irlanda, siglo XIX. Una mujer (Glenn Close) se ve atrapada en un triángulo amoroso inusual. Se disfraza de hombre para poder trabajar y sobrevivir, pero 30 años después se encuentra perdida en su propia prisión... (FILMAFFINITY)
9 de abril de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Albert Nobbs” es una película triste, muy triste en realidad. Más allá de la sobria y muy contenida caracterización de Glenn Close, en un reto actoral que mide sus dotes como actriz, la película se ampara en lo descomunal y tremendista como le es el drama de una mujer atrapada dentro del disfraz de un mozo de restaurant, y lo que es más escandaloso aún, dentro del contexto de una sociedad en suma puritana, y a la vez hipócrita, en lo que a modales y comportamiento social se refiere. La Inglaterra victoriana fue una sociedad encorsetada y modosita bajo los estragos de la Revolución Industrial y sus penurias, sobre todo, para aquellos desesperados por mantener el tipo y sobrevivir dentro de una sociedad competitiva y brutal. Por lo tanto, tener un empleo, y mantenerlo, era una cuestión de vida o muerte. Además, en el caso del personaje de “Albert”, no sólo el sufrimiento es social, sino íntimo. Su soledad es terrible y su falta de amor diríamos que total. Su desamparo toca honduras poca veces vista al tener que ocultar su condición femenina en una especie de travestismo inconsciente como forma de huida ante un pasado desgraciado y violento al que se procura alejar de una vez por todas. Su ilusión es tener su propio negocio, y a la vez, una vida “normal”. No hay en “Albert” un conflicto acerca de su sexualidad, en realidad, ésta se encuentra dormida, y como ser andrógino, no tiene la menor idea acerca de su auténtica identidad personal o sexual. Es un ser miserable hundido en sus propias contradicciones y naufraga sin remisión alguna. Metódicamente planifica una huida hacia un futuro mejor a través del ahorro compulsivo de las tres lochas que le dejan como propina los comensales a los que atiende con un servilismo deshonroso. Algunos pudieran hasta simpatizar con éste correcto y estoico “Mr Nobbs”, a mi por el contrario me produce miedo, y hasta lastima. Un rara película, difícil de olvidar, por el sabor agrio que te queda en el recuerdo, más allá de sus propios meritos cinematográficos en sí.
bucefalo
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