Fantástica primera parte de la trilogía del hombre murciélago que acaba de ver su final hace unos días (20 de julio de 2012). Christopher Nolan nos cuenta los inicios de Bruce Wayne como Batman, su formación, sus motivaciones y sus miedos. Reconstruye la mitología de Batman bajo un prisma más cercano a nuestra realidad (solo hay que ver el diseño del vehículo que conduce el protagonista), y de paso la recupera del abismo en que había caído, cinematográficamente hablando, tras las dos películas de mediados de los noventa de Joel Schumacher. El guion se llena de profundidad -para algunos impostada, para otros acertada-, y a la trama y personajes se les da un tratamiento pocas veces visto en las llamadas películas de superhéroes, alejados del aire caricaturesco habitual.

Podríamos decir que creó escuela en varios aspectos, ya que desde su estreno se han ido sucediendo varios films que se centraban más que de costumbre en contar los orígenes del superhéroe de turno; y seguro que más de uno ha oído ya varios "clones" de la banda sonora que compusieron Hans Zimmer y James Newton Howard para la ocasión. Hablando de actores, Begins está llena de prestigiosos rostros, desde Christian Bale hasta Liam Neeson -alumno y maestro, respectivamente-, pasando por Morgan Freeman, Gary Oldman y Michael Cane, que interpretan a indispensables aliados y un (siempre) inquietante Cillian Murphy del lado contrario. Entre tal reparto desentona Katie Holmes, que no parece encajar demasiado con su personaje, quizá por su cara de eterna jovencita, quizá por su desgana delante de las cámaras, quizá porque la mujer no da más de sí.

Comparándola con sus secuelas, quizá sea más sencilla argumentalmente, menos emocionante o arriesgada, y podría echarse de menos algún enemigo más imponente; si bien la trama se desarrolla con fluidez y no hay ni rastro de lagunas, cosa de la que no pueden presumir tanto The Dark Knight y The Dark Knight Rises. Lo maravillosamente perfecto de la ejecución de los planes del Joker y Bane en ambas es... más que sospechoso, en mi opinión. También vemos una Gotham cercana al steampunk con sus calles oscuras llenas de alcantarillas humeantes y de ambientación decadente; algo que tampoco llega a disfrutarse en ninguna de las otras dos, aunque esté justificado argumentalmente.

Nolan lleva una trama sencilla dividida en dos mitades bien diferenciadas con elegancia, aunque no con maestría, y sabe manejarse con el recurso de alborotar la cámara en ciertas escenas de acción para transmitirnos la confusión que Batman pretende crear en sus enemigos. Bien jugado -y eso que no es un recurso que suela agradarme- pero quizá las cámaras sean el punto menos destacable de la producción; sin dejar de ser correcto. Las bien elegidas escenas de acción, varias frases para el recuerdo y esa escena final que nos deja frotándonos las manos para lo que vendría en The Dark Knight ponen la guinda al que fue uno de los estrenos más potentes de 2005.