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Voto de Vivoleyendo:
7
Western. Drama. Thriller Jeb Rand (Robert Mitchum) es un hombre atormentado por los recuerdos de su infancia. Adoptado a los cuatro años por Medora Callum (Judith Anderson), tras el asesinato de toda su familia, Jeb crece sin problemas en su nuevo hogar. Sin embargo, sus traumas infantiles vuelven una y otra vez a través de sus sueños. Y sus pesadillas se hacen realidad cuando reaparece el hombre que después de acabar con su familia, no ha dejado de buscarlo ... [+]
14 de julio de 2010
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
El veteranísimo Raoul Walsh llevaba ya un buen reguero de películas a sus espaldas, tanto mudas como sonoras. Su interesante biografía es también de película. Su padre fue un irlandés fugado de prisión y emigrado a Estados Unidos. El hijo, el joven Albert Walsh, verdadero nombre del futuro director, fue todo un aventurero incansable digno de figurar en alguna novela de Stevenson. Después de muchos traqueteos, su alma de trotamundos encontró una manera de canalizar aquellas ansias de comerse la vida. Se hizo actor y se marchó a Hollywood.
Muy pronto debutó como director y le gustaba interpretar papeles en sus películas, hasta que perdió un ojo en una enfermedad contraída durante uno de sus inagotables periplos para localizar emplazamientos idóneos en los que rodar. Debido a ello, a partir de entonces se limitó a dirigir.
Su abundante filmografía atestigua la pasión de aquel hombre por todo lo que hacía. Especializado en el género de aventuras, fue el que predominó en su carrera. Y se defendió bastante bien con el western como era de esperar.
“Perseguido” presenta al actor de facciones duras tan conocido por aquel predicador malvado de “La noche del cazador”, Robert Mitchum, y a Teresa Wright, recordada por “Los mejores años de nuestra vida”. La acción se ambienta en Nuevo México en la época de las disputas territoriales, antes de declararse uno más de los Estados Unidos. Un hombre atormentado lucha por su vida y unos flashes relampaguean en su memoria difusa. Puede recordar unas espuelas y rayos de luz, pero hasta ahí todo es vacío.
Jeb Rand era un niño cuando quedó huérfano y una mujer viuda, Medora Callum, lo recogió y lo llevó a vivir con ella y sus dos hijos, Adam y Thorley. Fueron felices juntos y un sentimiento especial germinó entre Jeb y la dulce Thor, pero Adam en cambio nunca pudo llegar a querer a su hermano adoptivo. El resquemor entre ellos era evidente, aunque intentaban disimularlo y vencerlo.
Jeb tiene detrás una deuda de la que es inocente, como lo son todos los que no tienen la culpa de los pecados de sus mayores. Pero a veces llevar un apellido es una carga, y hay gente rencorosa que no perdona las deudas de sangre ni siquiera a los que no tienen que ver con ellas más que por tener un nombre que no pidieron.
Tenemos un western sobre el pasado que marca con un hierro al rojo y que no deja en paz a un hombre sobre el que va a caer una dura prueba, y la peor es que el apellido y las malas lenguas puedan anular, en la conciencia de los que lo quieren, al ciudadano honrado que siempre ha sido.
Malas conciencias que salen a flote, cuentas que arreglar, cegueras y prejuicios en un buen western aderezado con el “duro” Mitchum y la partitura de Max Steiner.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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