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Perseguido

Western. Drama. Thriller Jeb Rand (Robert Mitchum) es un hombre atormentado por los recuerdos de su infancia. Adoptado a los cuatro años por Medora Callum (Judith Anderson), tras el asesinato de toda su familia, Jeb crece sin problemas en su nuevo hogar. Sin embargo, sus traumas infantiles vuelven una y otra vez a través de sus sueños. Y sus pesadillas se hacen realidad cuando reaparece el hombre que después de acabar con su familia, no ha dejado de buscarlo ... [+]
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
13 de enero de 2010
73 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mí se trata de un excelente western y mi preferido del propio Walsh, lo que significa que también lo considero una de sus cimas creativas, junto a obras como "Al rojo vivo" o "El último refugio". Si de Hawks me seduce especialmente el sentido del humor (no sólo en sus comedias, sino presente por doquier, por ejemplo en "El Dorado"), de Walsh, en cambio, me atrae de una forma magnética el aliento trágico que emana buena parte de su obra (y que, no obstante, no desemboca en un nihilismo o pesimismo existencial, sino, paradójicamente, en la exaltación de la vida, la pasión, el amor…). Convencionalmente, el adjetivo "shakesperiano" sale a relucir en los artículos sobre este director, y "Perseguido" es una muestra de cuan acertado resulta.

Se dio en esta producción una convergencia de aspectos positivos: por un lado, el estupendo guión de Niven Busch (responsable también de "Duelo al sol", lo que puede dar una idea de por dónde van los tiros), que bebe de la moda psicoanalítica de la época ("Recuerda", "Secreto tras la puerta"…) para configurar un angustioso thriller sobre un hombre perseguido por fantasmas del pasado, y cuyas claves, muy bien dosificadas a lo largo del metraje, no se desvelan hasta el final. "Perseguido", en efecto, es un western, pero bien podría no serlo (en la misma línea de lo que ya demostró Walsh con el díptico "El último refugio" y "Juntos hasta la muerte").

El segundo aspecto refuerza esta idea, a partir de la extraordinaria fotografía a cargo de James Wong Howe, quien crea un fantasmagórico universo expresionista, con muchas escenas nocturnas o de interiores, que dibuja en los rostros de los personajes inquietantes juegos de luces y sombras, en la mejor tradición del cine negro; o, también, la utilización de las sobreimpresiones (el leitmotiv visual de unas espuelas, sueño recurrente del protagonista). Film claustrofóbico hasta la médula, los escasos exteriores diurnos refuerzan esta sensación con la estrategia de visualizar a los personajes como puntos diminutos en un paisaje rocoso y lunar que parece amordazarles (como anécdota, anotemos el plano donde el protagonista cabalga lentamente en primer término, mientras al fondo, sobre un cerro, un jinete le sigue en paralelo; escena que se convierte, pues, en una minimalista anticipación de uno de los mejores momentos de "Centauros del desierto").

En tercer lugar, constatar el sobrio y eficaz trabajo de todo el reparto, encabezado por Robert Mitchum (además, su rostro anguloso siempre fue propicio para este tipo de fotografía) y las hitchcockianas Teresa Wright y Judith Anderson (la inolvidable ama de llaves de "Rebeca").

Y, como colofón y unificador de todo ello, un Raoul Walsh en plena forma, lo que redunda en la narración clara, vigorosa, rítmicamente impecable y, en última instancia, profundamente poética, tan característica de quien fue uno de los grandes artífices del cine clásico americano.
Quim Casals
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29 de mayo de 2010
37 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable western dramático de Raoul Walsh (1887-1980), casi olvidado e injustamente infravalorado durante mucho tiempo, hoy es considerado un film de culto. El guión es original del escritor y guionista Niven Busch (1903-91), autor de la novela “Duel in the Sun” y del guión que la adapta al cine con el mismo título, “Duelo al sol”(Vidor, 1946). Se rueda en escenarios naturales de Gallup (NM) y en los platós de Warner Studios (Burbank, CA). Producido por Milton Sperling para United States Pictures/WB, se estrena el 2-III-1947 (EEUU).

La acción dramática tiene lugar en los primeros años del s XX, en el antiguo rancho de los Rand, en el rancho de Medora Callum, en la localidad de Lone Horse, del condado de Seat y alrededores y en Cuba. Jeb Rand (Mitchum) es un joven huérfano adoptado a los cuatro años por la viuda Medora Callum (Anderson), madre de un niño, Adam (Rodney), y de una niña, Thorley (Wright). Vive atormentado por unos recuerdos fragmentarios de su infancia que no alcanza a completar y la sensación de que alguien le persigue por razones que desconoce. Se relaciona con Jake Dingle (Hale), dueño del Casino de Lone Horse, con el joven Prentice (Carey) y otros. Conoce a Grant Callum (Jagges), fiscal de Santa Fe (NM).

El film suma drama, drama psicológico, suspense, thriller, cine negro, romance y western. Esencialmente es un western psicológico de trazos negros. La narración corre a cargo del protagonista, que recuerda episodios de su pasado con la ayuda de flashbacks, que componen un largo y en realidad único flashback. El relato es un drama de tintes oscuros y de comportamientos impulsados por pasiones desatadas que responde a razones patológicas, obsesivas o transitorias. Los motivos abarcan celos, ira, envidia, odios, venganza, resentimiento y otras manifestaciones primarias. Los cambios por volubilidad de los sentimientos de algunos de los apoyos del héroe contribuyen a enrarecer la atmósfera del film y a llenarla de incertidumbre y amenazas. El desconocimiento por parte del protagonista y del público de los motivos que se hallan en el origen de los hechos aportan misterio y factores adiciones de preocupación y temor.

La pasividad del personaje, que se refugia en concepciones fatalistas para no reaccionar ante las amenazas presentidas y dejar en manos de la supuesta mala suerte que le persigue la marcha de los acontecimientos, aporta profundidad al melodrama, delata la fragilidad del protagonista e incrementa la tensión general. El crescendo dramático está sabiamente administrado por Walsh. El soundtrack aporta aullidos de murciélagos y sonidos de lechuzas y búhos, que potencian el poder terrorífico de la noche.

La historia, saturada de pasiones enfrentadas, giros y cambios, adquiere niveles altos de interés y de capacidad de absorción de la atención del público. Con todo, la falta de credibilidad de algunos lances y situaciones provoca en los espectadores más exigentes sentimientos de insatisfacción.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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17 de julio de 2010
28 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente película que es, sin embargo, poco destacada dentro de la filmografía del gran Raoul Walsh, a pesar de que su calidad la haga merecedora de figurar en ella con honores.

Cabe, en primer lugar, preguntarse por el género al que pertenece el filme; y es que bajo un envoltorio de Western, "Perseguido" es también un thriller gótico, un melodrama psicológico y una tragedia clásica, en el que el peso combinado de un pasado terrible y un destino que se presume fatal constituye el nudo de la historia. Esta riqueza de perspectivas hay que atribuirla a la labor del guionista, Niven Busch, quien se inspira libremente en "El barón de Ballantrae", excelente novela de R.L. Stevenson, de la que toma el tono ominoso y trágico que preside la cinta, al tiempo que adapta fielmente algún fragmento, como el sorteo a cara y cruz entre los dos hermanos.

La realización de Walsh está aquí a su mejor nivel, como se deduce de la brillantez que adopta la narración visual, de un dinamismo excepcional, así como la estética de algunos planos, marcada por un sentido pictórico que, lejos de resultar gratuito, aporta enorme belleza a las imágenes. Como ya hiciera en "El último refugio", las localizaciones, caracterizadas por la presencia de una naturaleza dominante y amenazadora, sugieren eficazmente al espectador las dimensiones trágicas de la historia. Además de mostrar su propio talento, Walsh contó con el de sus colaboradores, especialmente en el caso del director de fotografía, James Wong Howe, cuya labor consigue impregnar el filme de las sensaciones desasosegantes y pesadillescas que le convienen; predominan, por tanto, los claroscuros, la noche sobre el día, y el dramatismo sobre el realismo, siendo esto último un acierto, dado el argumento que se aborda.

Los intérpretes realizan también buenos trabajos, empezando por Mitchum, con su presencia y solvencia habituales, y siguiendo por Teresa Wright, de quien Walsh logra una excelente actuación, sacando jugo de la innegable riqueza de su personaje. Igualmente eficaz y creíble está Judith Anderson, encarnando a la madre, y Dean Jagger, quien compone un Grant Callum magnífico, viviente encarnación del pasado ominoso y de la venganza pendiente.
Continúa en spoiler.
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Quatermain80
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26 de enero de 2014
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Raoul Walsh fue un director sin una personalidad tan definida como Ford o Hawks, y que no obtuvo en su tiempo el mismo respeto por parte de los estudios; su reevaluación crítica ha sido posterior a la de aquellos, afianzada en su capacidad para contar una historia en el menor tiempo posible con pulso inexorable (The roaring Twenties), y en la vitalidad y gentileza que desprenden algunas de sus mejores películas (Gentleman Jim, Murieron con las botas puestas, El mundo en sus manos).

La teoría francesa de los autores no encaja bien en el cine clásico de Hollywood (con las obvias excepciones, como los citados). Desde ese punto de vista, Perseguido no es una de las películas más características de Walsh, y responde más a la personalidad de su guionista, Niven Busch. Este concibió una historia con rasgos de tragedia griega, libremente inspirada en El señor de Ballantrae de Stevenson.

El guión evidencia sus costuras (la estructura en flashback resulta artificiosa, e inverosímil en el contexto de la historia) y sus años, en este caso por su dependencia de algunas modas de la época, hoy prescritas: el teatro de Eugene O'Neill, los traumas psicoanalíticos en versión hollywoodiense. El conflicto trágico que sustenta la historia resulta en parte incomprensible (incluso tras la revelación final) porque las relaciones incestuosas se insinúan sin llevarse a sus últimas consecuencias; por otra parte el relato carece de la ambigüedad moral del de Stevenson, en el que no hay personajes positivos, y de su sutileza en cuanto a la elección de punto de vista narrativo (la historia de los dos hermanos está relatada en la novela por un tercero, que tiene implicación en el enfrentamiento pero aporta distancia; en lugar de la visión de parte que muestra la película, en la que las imágenes nunca cuestionan el relato del protagonista).

El personaje de Robert Mitchum es aquí una especie de Edipo cuyo error trágico es que no se conoce a sí mismo; la ignorancia de su origen lo hace actuar de una forma extrañamente pasiva, como si estuviera en manos de un destino que lo sobrepasa. Curiosamente, su pasividad tiene un eco en la del personaje interpretado por Dean Jagger, que se comporta como una suerte de Yago -en vez de actuar por sí mismo para culminar su venganza, se limita a mover hilos ajenos de forma maquiavélica.

Las imágenes muestran con insistencia la ceguera de Mitchum (la cual, a medida que su destino trágico se va cumpliendo, se transmite a otros personajes, en los que el amor y el odio se mezclan de forma tan inextricable que se vuelven incapaces de identificar sus auténticos sentimientos):

- En el momento culminante de un tiroteo en un callejón oscuro, una diagonal negra oculta los ojos de Mitchum.

- Más tarde, cuando este vuelve al rancho familiar, Teresa Wright observa su propia determinación ante el espejo antes de recibirlo: pero lo que nos muestra la imagen de detalle es, en realidad, cómo aparta la mirada.

- Al final de la escena, con un primer plano centrado en los ojos de Mitchum (tras un característico travelling de aproximación a su rostro), encadena con la siguiente a través de la imagen de los ojos cubiertos por anteojeras de unos caballos.

- Luego, cuando Teresa Wright vuelve con su madre, la luz del quinqué oculta sus ojos.

Perseguido es un melodrama que transcurre en un escenario de western, iluminado como si fuera cine negro: con tremendos contrastes de luz y sombra, cielos oscurísimos, y un paisaje que parece dar forma visible a las inconfesables emociones de los personajes; en el que lo que ellos no pueden expresar, lo dice la música de Max Steiner; una película en la que hay una boda filmada como un funeral, que desemboca en la noche de bodas más explosiva (es como una escena de ópera) del cine clásico americano.

Versión ilustrada en: navegandohaciamoonfleet.wordpress.com
el pastor de la polvorosa
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10 de diciembre de 2012
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
A lo largo de toda la película he tenido la buena sensación de estar viendo una historia que bien podría haberse ambientado de otra manera y hubiera quedado igual. Con esta afirmación no hago otra cosa que reafirmar la idea general de que "Perseguido" es un western porque así lo quiso su director, porque la mala sombra que le persigue al genial Mitchum podría haberla situado en una gran ciudad, o en una selva o donde sea, pero Walsh quiso que fuera en el oeste. Es la historia de alguien al que le persigue el pasado y eso es muy habitual en el cine negro, pero el director en este caso fue también productor y de esta manera es fácil llegar a la conclusión que gracias a la libertad de movimientos el resultado es más fresco.

No es una obra maestra pero la colocaría muy por encima de la media del cine del S.XXI, porque, por decir sólo algo tan evidente, aparece el anguloso Mitchum y cuenta con una fotografía en B/N maravillosa. Jugar tan bien con las sombras cuando se trabaja en B/N supone un argumento a favor indiscutible. Hay cosas que no me acaban de convencer pero que entiendo que eran recursos de la época que no se podían cuestionar, ahora estoy hablando del uso de un enorme flashback que contiene casi toda la película y la voz en off terriblemente anticuada. Sin embargo el doble protagonismo femenino me ha encantado y la verdad, enlazando con mi primera idea, que Walsh decidiera llevar la película al oeste fue un acierto.
Luisito
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