La verdad, no esperaba que el debut en el largometraje de Doug Sweetland, responsable del maravilloso corto de Pixar Presto, me decepcionara de esta manera. Mira que el film está brillantemente ejecutado y realizado, con un ritmo adecuado y una animación verdaderamente sorprendente «sino, fijaros en el pelo de Tulip, nada que envidiar con el de Merida, protagonista de la película de Disney Brave», sin embargo, el problema de Cigüeñas es que supera el récord de carantoñas y personajes poniendo caras por segundo en cada fotograma, y eso quieras que no, termina por saturar tanto al espectador adulto que hasta puede llegar a soltar algún que otro bostezo de aburrimiento. En cambio, los niños no, quiénes se divertirán de lo lindo, ya que la película ofrece todo lo que demanda dicho público: diseños muy coloridos, trastazos, golpes, diálogos graciosos y una diversidad de animales; ya sea poco inspirados «la manada de lobos (liderada por dos Alfas, a quienes ponen voz Juan Ibáñez y Damián Mollá, más conocidos como “Trancas y Barrancas”), personajes torpes y sin gracia alguna, que los convierte sin duda en lo peor de la película» o prometedores «ese pato “Pelotilla” cuyas torpezas iniciales son capaces de arrancar fuertes risotadas, hasta que la magia se rompe cuando comienza a bailar con esas estúpidas e insoportables canciones».

Cigüeñas es una interesante y simpática nueva ave de diferente plumaje y, sobre todo, un gozoso divertimento para peques, pero no tan divertido para los adultos. Eso sí, disfrutarán viendo a sus niños reír y pasárselo bien.