Podríamos definir Armageddon como el comienzo del fin para Michael Bay. Si sus dos primeras películas no eran nada del otro mundo pero al menos entretenían como pocas, a partir de ésta se hicieron insufribles y saturantes coñazos de dos horas y media de duración o más, dónde la historia era una preocupación menor y dónde lo único que importaba era saturar la pantalla de efectos, patriotismo barato y subnormalidades varias.

Claro que Armageddon entretiene, pero a costa de la constante saturación de explosiones y romance ñoño. No hay historia, no hay personajes, no hay trasfondo pero si uno no busca más que entretenimiento descerebrado y pasajero es la película ideal.

Mención especial a los papelones que les tocó sufrir a Michael Clarke Duncan, Steve Buscemi y en menor medida al siempre mediocre (como actor, que como director es otro cantar) Ben Affleck.