Mi primera crítica es para los distribuidores. Si esta película se hubiera llevado en versión doblada a más cines o no se hubiera vendido como la de Antonio de la Torre hablando en francés, y se hubiera incidido en su contenido y en que es un thriller francamente recomendable, con una trama que no desmerece de otras americanas de su género, no hubiéramos estados solos en la sala mi marido y yo en la sesión de las 20,20.
El argumento es cierto que no es lo más original, ni la investigación con su conflicto interior, pero la hacen diferente el interés que muestra en construir los personajes sin artificios (tal vez un poco el del padre comisario con su hija policía), no entretejiendo oscuras redes ni dramas familiares engañosos.
Aquí la verdad se oculta y nos va metiendo en el túnel sin saber adónde vamos.
En un principio todo parece casual, no entendemos ese jugueteo con el llavero del trebol de cuatro hojas que se trae el protagonista.
Lo que hay en la trastienda, literalmente, se nos va desvelando poco a poco, y es un thriller creíble por la propia historia con que carga el padre del chaval muerto (no descubro nada que no se diga en la sinopsis de la película).
Y esa es otra historia que solo al final se nos revela con toda nitidez.
Por cierto, el principio de la película es un final anticipado, aunque justamente dicho final se omite, por obvio, al acabar la proyección.
Antonio de la Torre, bien, como siempre. Después de escucharle en atropellados conatos de entrevistas resulta difícil entender su contención ante la camara, en gestos y palabras. Admirable.
A Marine Vatch la encuentro un poco floja en el papel, pero no desentona.
Toda una serie de vidas que se entrecruzan por lazos de sangre y elecciones de vida, tal vez obligadas...
Un papel residual pero absoluto en su desempeño de la profesión, con ética pero con humanidad también, si no ¿a qué demonios sirve aquella?, es el de la juez.
En resumen, yo aconsejo que se metan en este laberinto de pasiones tan bien construido.
Los héroes no tienen porqué llevar capa ni ser de otras galaxias. Ni siquiera de otro continente.