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España España · Madrid
Voto de Servadac:
7
8.1
9,875
Documental Desde hace cuarenta años, el fotógrafo Sebastião Salgado recorre los continentes tratando de captar los cambios de la humanidad. Ha sido testigo de grandes acontecimientos que han marcado la historia reciente: conflictos internacionales, hambruna, éxodos, etc. Sin embargo, ahora decide visitar territorios vírgenes con grandiosos paisajes y fauna y flora exóticas. Se trata de un gran homenaje fotográfico a la belleza del planeta. ... [+]
9 de noviembre de 2014
45 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wim Wenders, entre ficción y ficción, no ha dejado de cultivar el género documental. Han pasado por su lente personalidades creativas muy variadas: Nicholas Ray (cineasta-mito), Yasujiro Ozu (alma presente, cuerpo ausente), el modisto Yohji Yamamoto, los espléndidos cantantes de ‘Buena Vista Social Club’, los bluesmen de ‘The Soul of a Man’, el espíritu y la obra de Pina Bausch (bailarina y coreógrafa) y, ahora, el célebre fotógrafo Sebastião Salgado.

Queda muy claro que lo que fascina a Wenders es el arte, en sus múltiples manifestaciones.

Más que biopics, compone odas. Ensalza sin ambages la personalidad y talento de los artistas retratados.

En ‘Relámpago sobre agua’, exhibe a cuatro manos (las suyas, las del propio Ray) la enfermedad última de un director de culto. Algo hay de obsceno en esos interesantes fotogramas.

En ‘Tokio-Ga’ celebra a Yasujiro Ozu, cuyo cine es ciertamente superior al del documental.

En mi opinión, cuando Wenders deja de ocuparse de otros cineastas y emprende, desde el cine, el retrato de artistas de otros campos, mejora la fuerza y calidad de sus documentales.

Pone el cine al servicio de la música, la danza, la fotografía. Un cine que, por tanto, es menos cine. Un cine que se sitúa, para mí, un peldaño por debajo de sus mejores películas de ficción (‘París, Texas’; ‘El cielo sobre Berlín’).

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‘La sal de la tierra’ sigue, paso a paso, la obra y vida de Sebastião Salgado. Los protagonistas absolutos de la cinta son sus fotografías y su voz –también su rostro–. Un rostro, unas fotografías y una voz, que, como el Kurtz de Conrad y Coppola, han viajado al corazón de las tinieblas.

No puedo evitar emparentar el cráneo pelado de Salgado con el que luce Marlon Brando en las escenas finales de ‘Apocalypse Now’. Pero qué diferencia de miradas. La de Salgado es limpia, clara. La de Kurtz es turbia y turbadora. El viaje de Kurtz concluye con la instauración de un reino del más puro horror. El viaje de Salgado concluye con un grito ecologista.

Literariamente, qué duda cabe, sobrecoge y cala más el triple horror concebido por Conrad, Brando y Francis Ford Coppola.

Hay quienes advierten demasiado azúcar en el giro último de la obra de Salgado. Yo creo que su reino no es del mundo literario. Su reino es la fotografía.

Y en ese reino de encuadres, luz y formas blanquinegras, Salgado es uno de los grandes.
Servadac
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