...o “qué desactualizada nos quedó esta historia con acoso, abuso y pedofilia”.

A pesar de esas cuestiones que exhibe sin problematizar tanto, es una estupenda crítica a la clase media estadounidense y lo perjudicial del famoso “sueño americano”.

Desde el más allá, Kevin Spacey, nos relata los últimos momentos de su vida. Él era un tipo sumiso, inseguro, torpe y desdichado. Lo quieren rajar del laburo horrible que tuvo por 14 años, tiene una hija llena de complejos que no le da bola y una esposa distante, sumida en su trabajo y todo lo material, que lo engaña con un colega exitoso. No crean que me olvidé, también está obsesionado sexualmente con la mejor amiga de su hija (cringe), la chica top del cole.

Un día se muda una familia al lado de su casa. Un hombre retirado de las fuerzas armadas, una mujer con aparentes problemas mentales y su hijo, un adolescente muy raro que filma cuanta cosa se le cruce y vende drogas.

Todos estos personajes se irán entrecruzando, exponiendo toda la basura que te vende este sistema y demostrando que el camino hacia esa “felicidad” es en realidad muy frustrante y miserable. Cada uno representa los distintos estereotipos de la sociedad: el inseguro, la ambiciosa, la acomplejada, el tímido, la linda, el ganador, el facho. Sí, falta uno, que sería la mujer de al lado. En mi interpretación, es el público, que observa incapaz de actuar mientras todo se derrumba.

Cuestión que el protagonista se va dando cuenta de todo lo que está mal y actúa en consecuencia para salirse de eso, aunque ya sepamos de entrada que es lo último que hará.