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El poder y la avaricia

Drama Bud Fox (Charlie Sheen) es un joven y ambicioso corredor de bolsa que consiguió terminar sus estudios universitarios gracias a su esfuerzo y al de su padre (Martin Sheen), mécanico y jefe de sindicato. Su mayor deseo es trabajar con un hombre al que admira, Gordon Gekko (Michael Douglas), un individuo sin escrúpulos que se ha hecho a sí mismo y que en poco tiempo ha conseguido amasar una gran fortuna en el mundo de la bolsa. Gracias a ... [+]
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Críticas 84
Críticas ordenadas por utilidad
11 de julio de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y es verdad lo éramos, estrello mi D.N.I contra el Motorola de tres kilos y medio que lleva el Sr. Douglas en la playa, o las pantallas de ordenadores monocromo y me siento, muy pero que muy mayor.-

Interesante película, que no película interesante, sobre tiburones y dentelladas en pleno corazón de Manhattan, donde "no solo se es capaz de vender a tu propia madre sino de enviarla a cobro revertido". Una trama, una traición y un final un tanto descafeinado que deja un sinsabor a abismo de haber perdido casi dos horas, pero que si no tenemos la neurona para esfuerzos agónicos, es recomendable para pasar la tarde entre trajes de 400 dólares y algo de caspa de lujo.

Hablan por aquí de la interpretación del Sr. Douglas algo justa y demás, realmente es como dicen, casi me quedo con la familia Sheen que hacen, de eso mismo, de familia.

Y nada mas señores, ya saben, háganse millonarios pero no muy rápido, por aquello de la ética y del vértigo del poder.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Isuzu
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18 de octubre de 2010
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oliver Stone nunca ha sido una persona que por sus venas corra la aventura, la ciencia-ficción o el terror, aunque en sus inicios empezara con un filme debilucho que poco asombro creaba, pero bueno todos tenemos nuestros comienzos. Lo que funciona y muy bien en la mente de este interesante realizador es el afán por construir historias alimentadas por un realismo puro, que no viaje a otro lado sino que se mantenga en el suelo. La peculiaridad sale cuando es capaz de contar historias llenas de dinamismo, y eso es lo que se agradece. Precisamente en Wall Street, uno de sus títulos más "codiciados", nunca mejor dicho, es lo que se ve, un guión con un tema en particular alejado de nuestros intereses pero que coge fuerza gracias a la dirección de este señor y el desenvolvimiento de los intérpretes de la función.

Sin que su trama sea potencialmente entretenida, Oliver Stone da una muestra de lo que se debe hacer con los dramas que no son de un atractivo importante. En una primera toma de contacto, las cámaras muestran el cielo de New York con destino a la primera presentación de uno de los personajes con mayor protagonismo y aparición en la cinta. Corrientud y esas sensaciones que tenemos cualquiera de nosotros ante una entrevista de trabajo, es lo que da a ver Stone en el personaje de Charlie Sheen en la primera parte de la película. Sin desvelar la apariencia del carcamán, el individuo del que todos hablan como si se tratara del mismísimo emperador Julio César, y es que lo es, corre un misterio en el ambiente impecable. Pasamos al siguiente nivel, que es donde se conocen los diferentes protagonistas, y ahí es cuando todo empieza a tener más atracción dado que el juego del gato y el ratón se ve reflejado en la relación de ambos personajes. Un paso a paso sin dilación llendo directamente al grano, y eso es lo que se agradece por parte del director, que según va desarrollándose la historia todo sea cogido con una fluidez más que notoria. Otra de las cosas que implanta Stone es la mínima iluminación rodeando todo el alrededor dejando la silueta enfrente reflejando la figura del antagonista llena de oscuridad. Llega un momento que el tema central no puede dar más de sí, no cesa más allá y otra vez se da a ver la mano del patrón dando paso a la parte más dramática de la película, y eso ayuda porque Wall Street es extensa en su duración, si algún defecto se asoma, son esos. No hay que olvidar la música que impone y refleja bien cada instante de la cinta.

---> Sigo en zona Spolier..
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
MigueL
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9 de febrero de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante en parte, pero demasiado melodramatica en otras.
No es que uno no este de acuerdo con lo que dice sino como lo dice, que es de una forma donde todos son buenos o malos, sin termino medio.
Falta definición a los personajes, y sobretodo al protagonista, no solo por las deficiencias del guión sino por el actor, ya que no alcanza a transmitir lo que el perosnaje requiere.
Igual en antagonista donde vemos a su actor sobreactuar en casi todas las escenas y sobretodo al final.
Pero es una historia que merece ser vista, a pesar de sus fallas.
Manuel
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21 de mayo de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oliver Stone, después de su gran éxito con “Platón”, se traslada a otra selva, pero en esta ocasión a la de cemento, donde los agentes de bolsa venden, engañan, espían y ganan millones sin ningún tipo de miramiento ético y en la línea de la legalidad. Basado en lo que seguramente escucho de su padre, un conocido agente de bolsa, el filme de Stone se planta de forma ruda frente a los poderes ocultos que manejan la economía mundial poniendo de nuevo el dedo en la yaga como ya lo hiciera con la intervención norteamericana en Vietnam con su trilogía de “Platón”, “Nacido el 4 de julio” o “Desde el cielo a la tierras”. O simplemente tocar uno de los temas más sensibles para los norteamericanos como la muerte de JFK o ridiculizar a Bus en la cinta “W”. Su cine se basa en esto, afrontar historias y temas polémicos, de alcance social o histórico, que queden en la retina del público. Esta vez, los ladrones de guante blanco que operan en las sombras y que sin ningún criterio pueden borrar de la faz de la tierra a una empresa y sus trabajadores con las consabidas consecuencias. Bud Fox (Martín Sheen) es un joven agente de bolsa que intenta abrirse camino en Wall Street. Son tantas sus ansias de manejar grandes cuentas que cae en las redes de Gordon Gekko (Michael Douglas), quien le contrata como agente y le desafía a que traiga novedades y, si es preciso, incluso hacer espionaje a sus oponentes. Gekko representa el éxito, el atrevimiento y el lujo y la diversión. Bud cae rendido involucrándose y perdiendo su visión de quien era hasta entonces. Cuando Gekko le encarga una operación muy atractiva, infringe las reglas más elementales de la ética. Bud deberá decidir el camino que quiere seguir, la ética o el dinero fácil.
El principal mérito que tiene Stone en esta cinta es conseguir con una trama tan compleja un thriller con esas antiguas computadoras que, por aquel entonces, nos parecían impresionantes y que más de veinte años después nos parecen juguetes. Michael Douglas consigue una actuación que le valió un Oscar y un Globo de Oro en 1987 y que marco un antes y un después. Stone impone su cariz polémico a esta cinta que tiene como secundarios notables como Martín Sheen (que hace de humilde padre de Charlie Sheen), Daryl Hannah, el inglés Terence Stamp (rival de Gekko) y Hal Holbrook.
Hay que reconocer el coraje de Stone de saltar desde la política, a la guerra y a la ferocidad económica, temas que nunca quedan ajenos y que realmente importan y que muy pocos manejan o entienden. La cámara se pasea por la bolsa raudamente, una gran edición de equipo, donde los agentes reales registrados brindan un ambiente único donde Sheen se manifiesta con la inseguridad de un principiante. Hay una secuela llevada a cabo 23 años después centrada en los vaivenes económicos y regulación de los mercados actuales con el mismo tiburón de las finanzas Gekko pero recomendaría visionar primero este filme.
David Mudarra
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4 de enero de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Juguemos al Monopoly!
¿Quién no ha soñado alguna vez en ser millonario? En esta superproducción, según mi punto de vista infravalorada, un corredor de bolsa quiere hacerse eco entre las grandes fortunas del momento. Gordon Gekko le brinda esa oportunidad y empieza a crecer como la espuma, pero pronto se dará cuenta de que las apariencias engañan y que los peces gordos se hacen gordos comiéndose a los pequeños.
Una gran película sin duda, muestra sin contemplaciones cómo los tiburones más grandes del mundo dominan las grandes empresas y en otras palabras el mundo en sí.
Sublime actuación de Michael Douglas como tiburón de Wall Street.
Pocas películas de este tipo han conseguido retratar este estilo de vida desde un punto de vista cambiante.
smna22
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