La guerra de los Roses

Si esperas ver una comedia de carcajadas con escenas realmente surrealistas, "La guerra de los Rose" no es esa película. La película de Danny DeVito es algo decepcionante y solo levanta alguna sonrisa aquí y allá. Su primera mitad (la que corresponde a la fase del matrimonio) es completamente olvidable, lenta y fría; sus dos protagonistas nunca transmiten que se amen o que se hayan amado jamás como al parecer se pretendía al principio. Su segunda parte, la correspondiente al divorcio, es algo más dínamica y entretenida, con la pareja que esta vez sí logra transmitir esa mala leche entre ambos y con escenas de humor negro bastante ácido y estrambótico (sobre todo esa cuminante batalla campal por hacerse con la posesión de la casa conyugal y por querer matarse de la manera más original que puedan encontrar)... pero nunca es todo tan divertido como para soltar la carcajada.

La verdad es que se nota que la cinta trata de ser una denuncia y parodia sobre la convivencia matrimonial, pero "La guerra de los rose" tiene una tremenda lentitud, un humor no muy divertido y bastante espaciado en el tiempo, y una cotidianeidad aburrida sin ningún drama o situación que cale, impacte o emocione. Aun así, según progresa hay cada vez más puñaladas sarcásticas para humillar al cónyuge y más puteo mutuo que levantará la sonrisa cómplice al menos una vez.

Pero sin duda hay productos mejores sobre este tema. Solo con pensar en las puñaladas que se sueltan "Los Roper" o incluso Pepa Y Avelino de "Escenas de Matrimonio", recuerdo lo que es el humor hilarante y brutal sobre la convivencia conyugal.

Lo peor: Su primera mitad.
Lo mejor: La escenas de la cena con el jefe del protagonista, la secuencia de la nocturna lucha desgarradora por la casa.

Tercer y último trabajo elaborado por el trío formado por Michael Douglas, Kathleen Turner y Danny DeVito, este último en esta ocasión también como director, después de "Tras el corazón verde" (1984) y "La joya del Nilo" (1985). Taquillera, el puesto 12º en Estados Unidos, comedia negra basada en la novela homónima de Warren Adler publicada en 1981, un tanto exagerada que a pesar de este motivo plantea bastante bien, a modo de metáfora, lo que puede suceder en un divorcio o ruptura traumáticos. Lo cierto es que no es realmente graciosa, sólo tiene un gag de humor, el de los niños y los caramelos, pero despierta simpatías y da que pensar.

Adelanto que en este conflicto matrimonial, y contrariamente a lo que es abrumadoramente habitual tanto en el cine como en la vida, la culpa la tiene ella, de ahí mi título que responde más al juego de palabras que a mi animadversión por la protagonista. No sé si Danny DeVito censura el ansia de libertad de Barbara (Kathleen Turner) o lo aprueba, creo que lo primero, pero le sale una obra un poco misógina. No sólo es que sea la mala, sino que siembra una sombra de duda sobre la naturaleza femenina, como seres fríos, aprovechados, volubles e insensibles, rotundamente falsa, que aún así persiste en algunos ámbitos, desde luego no machistas.

Reirse de algo que en principio no tiene gracia, tienes muchos peligros. Es verdad, que si se hace con estilo y mucho talento el resultado es excepcional, "El verdugo" es un ejemplo.

Reirse de los avateres de un divorcio puede resultar gracioso, o no. En el caso que nos ocupa no lo es. Hay alguna escena agraciada, pero no salva a la peli.

Ya se ha dicho mucho, quizás DeVito no ha considerado que las tallas finas necesitan un instrumental adecuado para realizarlas, el hacha de doble hoja no ayuda.

Tosca, basta y carente del estilo al que pretende aspirar. Lo peor, con diferencia, es que no hace gracia.

Si no la has visto busca otra cosa.

Danny De Vito una vez más no supo estar a la altura, ni físicamente, ni intelectualmente dirigiendo este film basado en las desavenencias de un matrimonio destinado al fracaso.
Lo peor de todo son los actores principales, a quienes les guardaba cierto respeto.
Douglas deja apartada su faceta de "adicto al sexo" pasando a ser "adicto al cine de tercera" y Turner , una actriz seria hasta el momento, debía estar escasa en ofertas cinematográficas para aceptar semejante bazofia de papel.

Película que no hubiese caído tan en picado si los protagonistas fuesen actores de segunda.

En este filme hay más escoria que en el cauce del Río Tinto ( Huelva ). Esto suele pasar cuando un pijo podrido de dinero conseguido de forma fácil y decadente decide reinvertir las ganancias en engrosar su particular ego. Aunque, paradójicamente, el resultado puede ser un cagate porque el dinero no da las ideas y mucho menos cualquier valor artístico, de lo que esta cinta adolece por completo.
Como anécdota decir que la mascota que tengo ( un chimpancé ) realizaba sonoros aspavientos imitando las patéticas peleas del matrimonio. Quizá, observando su reacción, nos podemos hacer una idea del tipo de público que realmente disfruta con este bodrio
( inteligentes primates y marujas intrépidas cuya felicidad es directamente proporcional al número de peleas vecinales que se produzcan en su barrio cada semana ).

Sin acritud, saludos. - Rubén -