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El cartero siempre llama dos veces

Cine negro. Intriga. Drama En Estados Unidos, durante la Gran Depresión, un vagabundo llega a un restaurante situado en una carretera secundaria. El dueño le ofrece un trabajo, pero él lo rechaza. Sin embargo, cuando ve a la mujer del propietario, el forastero decide quedarse. (FILMAFFINITY)
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Críticas 50
Críticas ordenadas por utilidad
22 de abril de 2012
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me he enfrentado a "El cartero siempre llama dos veces" con unas expectativas muy altas. Comienza con fuerza, insinuandose como una aspirante a obra maestra, pero desgraciadamente, la película va declinando en una espiral de aburrimiento y pérdida narrativa. Jack Nicholson no llega al notable. Jessica Lange lo roza. El resto de personajes pasan desapercibidos y a menudo desdibujados.

Con una sonrisa, descubro algunas escenas que inspiran a "Mi gran boda griega". Esto y la escena que culmina con el gato electrocutado es de lo poco que me aporta esta peli.

Banda sonora con reminiscencias a el cabo del miedo y algunos trozos del arca perdida.

Esperaba más. Ni siquiera me parece adecuada desde el punto de vista sexual. Más bien la encuentro obscena. Sólo alcanza el 6.
Rabieo
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8 de febrero de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que celebro es su lealtad al texto de James Mc Cain. Una novela corta que habia leido en el avión regresando de España en abril de 1981; de una crítica mordaz al sistema, contextualizada en la relación triangular de Níck Papadakis, Cora Papadakis y Jack Chambers, constituye para mí una de la mas celebradas actuaciones de los tres artistas, del montaje, del guión , de la trama.Nicholson y Jessica Lange hacen un derroche de actuación, coherente, abierto, cínico y tan directo que es imposible perder el hilo de la actuación, el conducto hacia el desastrozo y árido final, pero que pone en evidencia los transaccionales parámetros de la justicia. La vi en 1982, y de esa parte acá me ha pasado lo que con Cien Años de Soledad, la he vuelto a ver (leer en el caso de la obre de García Márquez) una docena de veces, deleitándome cada vez. Es una de las mas sensacionales que he visto con Chinatown, El Padrino, los Tres días del Cóndor, Leyendas de Pasión y últimamente la Fuerza Burn, o la serie Huose Of Cards o Vikingo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Julio Bermúdez Valdés
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11 de diciembre de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
396/08(09/12/22) Sugerente, aunque irregular thriller con dosis eróticas, cine negro que se montaba en la ola de cintas con escenas sexuales que se ponían de moda en los 80. Bob Rafelson dirige, con guion del dramaturgo David Mamet en su debut en el cine, ello adaptando la novela homónima de James M. Cain de 1934, habiendo tres versiones anteriores, siendo esta la primera en color, aportando sobre las pretéritas lo explícita de la pasión desatada sexual entre los amantes, ello con claros elementos de masoquismo para hacernos ver como esto los unía, esto no presente en la novela, pues no hay detalles textuales de esta lujuria. Esta versión de la novela de Cain es la más fiel a la novela, sobre todo la más famosa hasta entonces, como era la versión de 1946 de Tay Garnett, de las tres, es la única que mantiene los nombres de los personajes creados por el novelista, amén de la condición de inmigrante griego del marido, Nick Papadakis. Historia que ataca la hipocresía de la institución matrimonial, nos habla de lo que ya habla pasiones irracionales, de infidelidades, de traiciones, e incluso en un viraje en el tramo final arremete contra el maleable sistema judicial estadounidense, amén de dejar constancia de los caprichos del destino en modo de pseudo-justicia poética.

Tiene de protagonistas a una esplendorosa Jessica Lange, nunca ha estado más sensual y cautivadora en este rol de femme fatale que es una leona atrapada, y a su lado un Jack Nicholson que es un error de casting, desubicado y con zero química con la Lange, esto es un lastre, pues el deux machine del relato es la pretendida química entre ambos que los mueve al crimen por amor y esto no se ve; Lange es la cocinera aburrida de un restaurante de carretera en California, una sexy esposa de un tipo mucho mayor que ella. La actuación de ella es desbordante de sex appel, desborda sentimientos, apetito sexual, rabia contenida que explota en sus llantos, con ese peinado que ya nunca dejó de melenita corta que le tapa un ojo haciéndola misteriosa, maravillosa la luz que desprende. Lástima que el guion no le sepa dar hondura; Nicholson da vida a un vagabundo en tiempos de la Gran Depresión; Los dos se encuentran y desatan sus bajos instintos en la escena icónica del film, como es la salvaje secuencia sobre la mesa que hacía pan ella, un tórrido encuentro que no sé si hoy se podría hacer, pues tiene muchas connotaciones violentas, en como empieza con ribetes de violación por parte de él, forzándola a ella, y como acaba con ella entrando en el juego sado-maso, y esto con la mentalidad imperante hoy dudo se admitiera políticamente correcto (puaj!). El actor, que ya había trabajado en varias ocasiones con el director, en esta ocasión se columpia al creerse que daba para un rol que da la sensación de ser mayor (da igual que no sea o no, en el cine cuenta la apariencia), no pega con el ‘pibón’ de la Lange, ella se lo come con patatas (o con harina), me resulta algo impostado y por aquí hay una vía de agua en la cinta: Y al que tampoco el guion da algo de personalidad, más bien se mueve por inercia.

En roles secundarios están John Colicos como Nick, el esposo de Cora, está bien, aunque tiene una tara que proviene seguramente del libro, y es que resulta muy ingenuo no darse cuenta de que su esposa no lo ama, y encima contrata a un tipo más joven que él, y los deja solos allí en muchas ocasiones, pareciendo una alcahueta que pide a gritos le pongan los cuernos; Está Michael Lerner que como el ladino abogado defensor da una lección de cómo aprovechar pocos minutos para dejar impronta de buen actor, ello con una labia proverbial; Anjelica Houston, como una domadora de leones de circo parece un peaje a pagar por tener en la cinta a Nicholson. No es que sea mala actriz (ni mucho menos) es que no se sabe que pinta ahí.

Es una producción con unos buenos valores, desde la buena ambientación, con un notable diseño de producción George Jenkins (“Funny Lady”) en unos escenarios que remiten a los años 30, con el ‘Twin Oaks Café’, los autos, la decoración interior, se rodó en Santa Bárbara-California; Con un estupendo diseño de vestuario de Dorothy Jenkins; pero sobre todo con una sensacional cinematografía del sueco Sven Nykvist (El DP fetiche de Ingmar Bergman con films como “El manantial de la doncella” o “Fanny y Alexander”), potenciando los grises, los marrones y lo blanquecino, ello en tonos apagados granulados, proyectando un halo de tensión sombría sobre la atmósfera; también apreciable la música creada por Michael Small (“Marathon Man” o “Llega un jinete libre y salvaje”), encaja sutilmente en la historia, aunque disonante en la famosa escena del sexo marinado; Tiene un sugestivo tramo inicial en la presentación personajes, emite el aislamiento emocional y físico de los protagonistas, la sordidez climática, la opresión escénica, transmite como el sexo es la vía de escape al tedio.

Pero cuando debían haberse desarrollado y dar fondo a los personajes, el director dimite y los deja en la nebulosa, en clichés huecos de contenido, nada sabremos de ninguno de los dos, de su pasado, porque Cora acabó casada con este hombre que no ama, y porque Frank es un errante sin hogar y sin destino (hacia el final nos enteramos de pasada que es un ex convicto, une estafador y ladrón), lo cual dificulta la conexión emocional con ellos (aparte del ya mencionado fallo de casting con Nicholson), es como si Rafelson hubiera tenido la idea de las escenas eróticas y a partir de ahí el resto le importara poco. No hay debates morales, dudas, o sentimientos de culpa, todo sucede con elipsis torpes y abruptas, con las escenas que deberían tener intensidad dramática de crímenes que acontecen.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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16 de noviembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia contada por 'El cartero siempre llama dos veces' es sumamente inquietante. Una mezcla apabullante de pasión desmedida y venganza del destino. Una de esas joyas del cine negro de todos los tiempos.

La película, descarnada y siniestra por momentos, logra una potencia tal que el mensaje que pretende transmitir queda grabado a fuego en el espectador. El destino golpea dos veces. Los más modernos hablarían de "karma", supongo. Uno de esos finales que dan que pensar, y que obligan a abrazar la creencia de que el mundo se rige por unas interconexiones poco azarosas e inquebrantables. La trama gira en torno a un triángulo amoroso (ese recurso artístico tantas veces utilizado por su carácter recurrente en la vida real) del que pueden extraerse todas esas nociones, y que se adereza por una carga erótica ciertamente elevada.

Potente interpretación de Nicholson (¿cuándo no lo es...?), que acentúa una de sus señas de identidad como actor, ese toque animal y perverso. Jessica Lange se le une en una interpretación de alto voltaje.
DLR89
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29 de diciembre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Potente remake de uno de los grandes clásicos del cine negro. Si bien su predecesora puede seguir siendo disfrutada sin necesidad de notas a pie de página, sobre todo por el buen hacer de Lana Turner y Garfield, en nada estorba esta aportación de Bob Rafaelson, dirigida con buena mano y un metraje, quizás, un tanto excesivo para el tipo de historia que quiere contar.

Uno de los grandes atractivos es que la célebre novela es versionada aquí por Mamet, un excelente escritor que sabe encontrar en una mayor carnalidad uno de los motores de esta trama de engaño. Los pasajes que él firma fueron perfectamente explotados por una Jessica Lange espléndida y un Jack Nicholson magnético, generando una sórdida química en pantalla ante la que es complejo resistirse.

Hay un reparto que acompaña muy bien sus respectivos carismas, sobre todo la siempre enigmática Anjelica Houston, la cual posee un aura idónea para cualquier trama noir y que logra captar la atención de la audiencia aunque solamente tenga dos escenas.

Mantiene ese aura de fatalismo y logra, incluso, que deseemos que a estas dos criaturas oscuras les salga por una vez bien la jugada.
El Libanés
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