War Machine

Es una película bélica muy poco entretenida; una sátira a caballo entre lo militar y lo político que no termina resultando todo lo “hiriente” que debe ser; una historia lenta y que va decayendo conforme avanzan los minutos del metraje. Un disparo al aire, en definitiva, debido al mucho ruido pero a las pocas nueces que encontramos en ‘Máquina de guerra’.

El transcurso de la cinta determina algo que, si bien va pareciendo al principio, va demostrando a mediados de la misma: no consigue divertir. Resulta fallida en la mayoría de los instantes en los cuales debería decidir hacia donde se dirige: no contiene una comedia suficiente como para hacer reir, no hay momentos bélicos que merezcan ser recordados, no hay una crítica enfermiza ni existe una angustia en formato thriller que nos permita mantenernos pegados a la pantalla. Se queda a medio camino entre lo que quiere contar y lo que llega a narrar.

¿Qué consigue pues? Deja lucirse a un Brad Pitt que termina siendo lo destacable y válido de la película. Genial interpretación que permite al espectador tener una razón por la cual seguir viendo una película que, si bien tiene un guión interesante, termina siendo un tedioso relato que no termina de despegar en ningún momento.

Crítica para MAGAZINEMA.
http://www.magazinema.es/critica-maquina-de-guerra-2017-david-michod/

Gran interpretación de Brad Pitt, donde se parodia y crítica la política y sus títeres arabes en la guerra de Afganistán.
Se pasa un buen rato y esta basada en "hechos reales " aunque modifica los nombres propios.
Recomendable...

Acartonada y algo patética me ha parecido a groso modo Máquina de guerra, la nueva película que lanza NEFTLIX, dirigida por David Michod y protagonizada por un Brad Pitt caricaturizado. Lo cual no quiere decir que sea un desastre de cinta. Me explico:
Partiendo de la base de que la vejez no le está sentando del todo mal, estéticamente hablando, al señor Pitt y que las canas le favorecen bastante, creo que este papel que ha tenido que representar en esta película -sin desmerecer su interpretación- le hubiese venido mejor a otro tipo de actores. Véase John Goodman, Alec Baldwin, Robert de Niro o incluso Russell Crowe si me apuras. El perfil caricaturesco tanto en la personalidad como en la gestualidad con el que ha dotado al personaje provoca que se vea demasiado forzada la interpretación. De loco, esquizofrénico, tipo duro o inquieto, como ya hemos visto en otros filmes suyos, le viene que ni pintado; pero este rol más disparatado mezclado con un carácter rudo y decidido propio de un general del ejército americano curtido, pues chirría un tanto. A la vista está que ese rollo paródico tan extremo le sienta bastante mejor a otro de los actores del reparto como es Ben Kingsley. En Brad, sin embargo, hay momentos de genialidad que interfieren en medio de otros de patetismo absoluto. No obstante, conseguir tener esa cara de estreñido tan impostada durante todo el rodaje también tiene su mérito.
Aclarada mi postura ante el principal atractivo del reparto, continuaré apuntando como detalle principal a destacar que la película es un híbrido entre una sátira que roza lo cómico y una alegoría que trata de enviarnos un mensaje claro de lo que supone el enloquecido y articulado mecanismo que controla todo conflicto bélico.
La trama nos sitúa en Afganistán, en 2009, con un grupo de soldados de diferentes nacionalidades comandados por un afamado general americano al cual se le encomienda la misión de ganar una guerra que su propio gobierno da por finiquitada. En torno a eso, el director Michod -que venía de un par de filmes de un registro totalmente diferentes- trata de entregarnos un rodaje y desarrollo original y sorpresivo, pero lo único que consigue es desmerecer un guión aparentemente bueno (adaptación de la novela de Michael Hastings) y que te deja algo perplejo, aunque de repente al final de la película se les ocurra marcarse un Cameo de dos pares de bemoles. Eso sí, con esa aparición se demuestra lo que decía sobre el papel que ha interpretado Brad Pitt.
Durante el desarrollo, encontramos muchos saltos de escenas y situaciones aisladas que a veces tienen un sentido claro y otras no. En ocasiones son brillantes y en otras totalmente innecesarias. A mitad del film comienza a desaparecer sutilmente el sentido satírico en pos de un drama con más crudeza moral, con más dolor, violencia, acción y demás ingredientes propios de un metraje ambientado en un contexto bélico.
Por otro lado, la banda sonora no me gusta nada. Creo que es baratera y no aporta nada en casi ningún momento. Eso sí, a veces me recordaba a esas sutiles BSO de los años 50 que constantemente acarician de fondo las escenas.
En fin, como en todo conflicto armado: “si no puedes ganar la guerra que estás librando, pues evidentemente largas al tío que no la está ganando y traes a otro en su puesto”. O al menos eso dicen en la película.

La definición de divertido y critico es muy personal. Pero en esta, ni esta ni aparece la minima gracia ni sátira en ningún momento.
Ni como crítica política funciona.

La cantidad de dinero malgastado en una película tan floja es lo que más me llama la atención.
Una de las peores películas que he visto este año, cero argumento pues no cuenta nada en concreto y cero interés despierta la película.

07/07(07/01/21) Fallido film bélico escrito y dirigido por el aussie David Michôd, adaptando el libro de no ficción “The Operators: The Wild and Terrifying Inside Story of America's War in Afghanistan” de Michael Hastings, es una versión ficticia de los eventos del libro basada en el general del ejército de los Estados Unidos Stanley A. McChrystal, militar que llegó a Afganistán en 2009, justo cuando el POTUS Obama anunciaba que en pocos meses se retiraría del país centro-asiático, pero el vio la oportunidad de hacerse un nombre intentando una campaña militar contra los talibanes.

Es una producción de Ted Sarandos (mandamás de Netflix), teniendo entre sus (a priori) alicientes y un elenco de intérpretes de prestigio como su protagonista y también productor de la película Brad Pitt, (el otrora ídolo de quinceañeras en los 80 y a hora venido a menos) Anthony Michael Hall, Anthony Hayes, Topher Grace, Will Poulter, Tilda Swinton y Ben Kingsley, habeindo en su epílogo un cameo impactante (no quiero spoilear). Cinta que no se sabe a qué juega, si a ser una sátira bélica (estilo “Dr. Strangelove...”, “MASH” o “Catch 21”), si es un estudio de personalidad, si es un estudio del absurdo de la guerra, si es una ácida reflexión sobre las ansias de heroísmo. Es un batiburrillo de tonos que resultan por quedarse en tierra de nadie, con un desarrollo bastante plúmbeo, donde nada es incisivo, nada hay de intensidad dramática, pasando de una cosa a la otra de modo plano, al final en su desmedido metraje para lo poco que cuenta, resulta que no es ni divertida en su parodia (ejemplo de ellos es la escena en que el general esquiva una videollamada haciendo ver que o oye es de vergüenza ajena), ni mordaz, ni te hace reflexionar, pues todo te lo da masticado. Nos machacan una y otra vez, desde su inicio, con la guerra de Afganistán fue un ‘error’, y quedarse allí solo hizo prolongarlo, con esa voz en off del narrador (Scoot McNairy como un reportero de Rolling Stone) que se regodea una y otra vez en ello.

Un producto de los que contado resulta más estimulantes que evolucionado en fotogramas, donde los minutos pasan y parecen estirarse sin más rumbo que lo expuesto en el minuto uno, desprovisto el metraje de vida interior que te mínimamente enganche. Intenta mostrarnos la trastienda del aparato militar, con su relación entre países diferentes (con los que se muestra la arrogancia tópica americana), con los burócratas, intentando reclutar soldados por Europa, o la gran importancia que tiene en la guerra moderna los medios de comunicación, la batalla mediática se libra entre entrevistas, y filtraciones interesadas.

En el verano de 2009, el general de cuatro estrellas Glen McMahon (Brad Pitt), que ganó renombre por su liderazgo eficaz en Irak, es enviado a Afganistán para preparar una evaluación para que el gobierno pueda poner fin a la guerra en curso. Se le da amplia libertad, con la única condición de que no solicite más tropas. McMahon y su personal, en particular su mano derecha, el mayor general Greg Pulver (Anthony Michael Hall), están unidos en su creencia de que la guerra se puede ganar, y deciden recomendar que el presidente Obama autorice un aumento de 40.000 tropas adicionales para asegurar la provincia de Helmand a fin de estabilizar la guerra en el país.

Tiene de protagonista absoluto a Brad Pitt en una encarnación errada, caricaturesca en grado sumo, con esa apariencia que bebe de su rol en “Malditos bastardos”, con la boca de medio lado, con un párpado medio cerrado, con un modo de moverse grotesco, con la forma de correr de gorila (una vez puede tener su gracia [para mí no], pero repetirlo tantas veces resulta rancio), con una amalgama sonrojante de tics. Pero es que además su carácter es una montaña rusa, pues primero es un arrogante belicoso, es un guiñol, luego se nos quiere mostrar idealista, después un megalómano, luego carismático encandilando a su séquito, intenta ser integrador con los afganos (se nos quiere hacer ver que el general respeta a los lugareños), aleccionador, un rol indefinido, es un enigma dentro de un laberinto coronado por otro enigma, como si el guionista fuera alterando su personalidad en cada página (puaj!). Personaje con el que no se puede conectar o empatizar para que te importe lo que le pase.

Pasamos de como el general ‘estudia’ la situación sobre el terreno en Afganistán, para decidir que debe hacer algo grande para lo que requiere de refuerzos militares, para ello empieza a filtrar información en ‘supuesto’ favor, y emprende una gira por Europa para recabar tropas. Este tramo sirve: Para mostrarnos la relación de Glen con su cuasi-abandonada esposa Jeanie (gran Meg Tilly), ello para que veamos lo fuera de lugar que se siente el general fuera de la pecera militar, con silencios grimantes entre ambos, conversaciones cortantes; Sirve para que veamos la camaradería reinante en su cohorte, ello mediante vergonzantes insertos musicales (no sé qué pinta la tensión que le dan a que el avión del general no pueda despegar); Sirve para que aparezca Tilsa Swinton en un papel de una sola escena como una germana que interpela al General durante una conferencia, en lo que me resulta un alegato manipulador, parece un panfleto político vergonzante por parte del roo de ella, para descolocar al militar; Y está una supuesta escena de humor en que el presidente Obama desaíra a McMahon cuando solo le concede unos segundos de saludo en un aeropuerto, que Glen toma como desprecio; Está aquí la inclusión en el grupo de un periodista que no se sabe porque cae en gracia a ellos, y sin hacer nada, simplemente porque sí todos despotrican contra Obama, cuando saben es un reportero (¿?).