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El precio de la codicia

Drama Crónica de la vida de ocho trabajadores de un poderoso banco de inversión durante las 24 horas previas al inicio de la crisis financiera de 2008. Cuando Peter Sullivan (Zachary Quinto), un analista principiante, revela datos que podrían conducir la empresa a la ruina, se desencadena una catarata de decisiones tanto morales como financieras que producen un terremoto en la vida de los implicados en el inminente desastre. (FILMAFFINITY)
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Críticas 119
Críticas ordenadas por utilidad
15 de octubre de 2012
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película más que se suma a la lista de films (junto a su amiga "El topo", por ejemplo) "si no la entiendo es buena".
Es el tipo de cinta hecha sólo para entendidos que todo el tiempo utiliza diálogos con palabras poco accesibles para los ignorantes. Yo soy consciente de que no podemos condenar a que los cineastas hagan cine para ignorantes y sacrifiquen sus diálogos y sus tramas inteligentes para no ser tachados de inexplicables pero en casos como este donde la temática principal es sólo entendible por menos del 1% del planeta me parece que debe buscarse la forma de hacerse entender sin caer en lo banal, lo estúpido, lo aburrido o lo simplista.

Ojo, tampoco es que ese sea el único defecto del film, hay que reconocer que lo frenético de la situación no la veo por ningún lado porque si bien todo el tiempo sabemos que una empresa va a quebrar es como que a nadie le importa porque los protagonistas son todos multimillonarios (gente que aunque caiga la bolsa nunca va a comer barro) y el resto del pueblo ni se va a enterar de que una empresa cayó en bancarrota.
Destacar las actuaciones de algunos grandes hombres de la actuación como Spacey o Irons, del futuro grande Bettany, del secundario Tucci, y de mi enemiga number one Moore que aquí destaca como la única mujer del elenco.

Lo mejor: el reparto.
Lo peor: no me identifico con nada en todo el film.
Ketty Analfer D
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29 de octubre de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Chandor? ¿Quién es este joven guionista y director? Apenas un corto (Despacito) y es capaz con apenas 4 millones de presupuesto de convencer a Lion Gates y a las vacas sagradas de Spacey y Iron para rodar un guión suyo sobre el "comienzo" de la penúltima crisis que nos azota. Misterios de una industria esclerotizada que es capaz de lo mejor y a menudo de lo peor.

En algunos momentos da mucho miedo, sobre todo en las tomas aéreas nocturnas sobre los rascacielos, pequeños olimpos, donde se cuecen los destinos en manos de unos pocos "nuevos dioses" que juegan con sus egos a manipular los hilos del resto de los mortales.

La brutal estratificación de la sociedad toma cuerpo en unos individuos cuyas reglas del juego nada tienen que ver con las nuestras. Prestidigitadores y vendedores de elixires que todo lo curan, charlatanes de feria que saben que nos están timando y se enorgullecen de ello, porque son los únicos capaces de ofrecernos los espejismos que deseamos.

Excelente reparto con un Iron soberbio y un Tucci que vuelve a reivindicar por enésima vez que no hay papeles secundarios sino buenos o malos actores. Chandor hace que nos olvidemos de la cámara y prestemos mas atención al guión con unos diálogos sobrecogedores y alguna escena inolvidable como la del ascensor con la señora de la limpieza.

Totalmente recomendable para completar la trilogía con los documentales Inside Job y La doctrina del Shock.

Aún se permite Chandor un último acto de falsa piedad con el personaje interpretado por un Kevin Spacey (felizmente recuperado en papeles dramáticos a pesar de su ondita en el pelo) recordándonos que también poseen su corazoncito y pueden llorar por la perdida de su mejor amigo (su perro) o por ser conscientes de que el "éxito social" conlleva una inexorable y patética soledad.
ELZIETE
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1 de febrero de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esa es la moraleja que deja esta película.
Los tipos que arruinaron a millones de personas, no solo en América, sino también en muchos otros países. Esos tipos ahora quieren tener una indemnización mayor que la de su compañero para poder seguir pagando sus hipotecas, sus coches deportivos, sus drogas, etc.
Gran guión de un primerizo J.C. Chandor. Y muy buen nivel de sus actores.
Película que hace falta y que se necesita para entender como hemos estado todos estos años.
EugenioLópez
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23 de octubre de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se puede negar que estamos ante una película más que interesante. Independientemente de las interpretaciones, reparto de actores, etc. tenemos una buena narración que en algunos momentos permiten esa frialdad necesaria para darle un toque documental necesario en ocasiones.
Es una buena muestra de la realidad ocurrida en esta crisis, no solo económica (también de valores e ideales). Posiblemente estamos en gran parte ante lo ocurrido en Lehman Brothers. La película esta llena de momentos y detalles que merecen interés y que pueden pasar desapercibidos en un primer visionado.
Si es cierto que habrá personas que no captaran toda la información suministrada, ya que en algunos momentos es bastante "técnica" en conocimientos, y utiliza terminologica financiera (valores de renta fija, etc.), pero conmigo fue al cine una amiga que no tiene estudios de economía y empresa.... y disfrutó bastante (le permitió captar, en definitiva, el pensamiento del mundo de Wall Street).
Merece la pena verla y disfrutarla. Y por favor, si hace falta, verla de nuevo dentro de un tiempo. Si te gustan las peliculas como Wall Street, Glengarry Glen Ross, El Informador y los documentales de Inside Job y Capitalismo de Michael Moore .... creo que disfrutaras!! saludos a todos.
oscarfalken
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14 de mayo de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Echamos al 80% de la plantilla... y a mí se me muere el perro", exclama un Sam cariacontecido, casi como si fuera un chiste aunque la realidad no lo sea tanto. La sangría ha sido salvaje y los modos de llevar a cabo esa regulación de empleo no respiran un ápice de humanidad. No hay explicaciones ni razones, y son dos mujeres quienes dan la estocada a quien lleva diecinueve años en el Banco de inversión. Frente a esas dos ejecutivas de rostro sin compasión se opone la imagen del padre cuyas fotos de familia presiden su mesa de trabajo, y el "le agradecemos los servicios prestados" con que le despiden supone una absoluta falta de reconocimiento: son las paradojas de un sistema que devora a sus hijos, y el sinsentido de una cascada que desconoce quién será el próximo en caer. Y frente a los lugares cerrados de esas oficinas de riesgo y solo aparentemente transparentes, se abre un mundo globalizado en su gestión y en su corrupción... como bien recoge el gran angular con que se abre la película que dirige y escribe J.C. Chandor.

"Margin call" es la cruda radiografía de un universo donde el juego financiero ha atropellado la humanidad, donde la apuesta por el beneficio no entiende de ética ni de circunstancias personales, donde el propio sistema se sostiene sobre la aquiescencia de quienes se enriquecen a su costa. Es la ley de la selva que se libra con una competitividad salvaje como escuchamos en el speech que Sam -un gran Kevin Spacey- dirige a los supervivientes, y donde hay que ser los primeros, los más listos o los que más engañan... como resumirá el super-jefe de la corporación al que da vida Jeremy Irons. Pronto los picados desde el rascacielos amenazan con un final trágico, mientras un pen drive se convierte en llave de salvación... o de perdición. La cámara se encarga de que el cielo nublado se acelere y simule el vértigo del mercado financiero, a la vez que el clima turbio de algunos negocios. Cada puesto de responsabilidad -hay muchos "jefes de jefes"- esconde su carta bajo la manga y trata de tener cubiertas las espaldas, mientras dos jóvenes analistas y sobradamente preparados intentan abrirse paso entre los chacales y víboras del camino, no se sabe si en busca de la verdad o tratando de salvar el puesto. Tirar de la manta o huir hacia adelante, mirar a las personas o hacerlo al dinero... esa es la disyuntiva y esa es la cuestión que nos plantea "Margin call".

Al parecer, según la cinta, el mundo se divide en dos tipos de personas: aquellos que juegan con los números sobre un ordenador -realidades virtuales- y viven adictos al riesgo, y los que se dedican a levantar puentes -realidades tangibles- para el bienestar de los ciudadanos... o, dicho de otro modo, los que eligen el camino más corto y los que prefieren el más largo. En medio, unos sueñan con sueldos millonarios, otros se ven obligados a callar porque necesitan el dinero para pagar la hipoteca... y todos viven analizando el índice de volatilidad o las compras y ventas de activos , aunque parece que nadie sabe con claridad "qué es lo correcto". Definitivamente, lo técnico-financiero ha sepultado el sentido común y ético, y conscientes de que todo es en realidad más complejo... terminan concluyendo que siempre "al final del día, unos ganan y otros pierden". Y tanto los más honrados como los menos escrupulosos enterrarian la basura de un sistema capitalista, de la misma forma que Sam hace con su perro o con su propia vida familiar.

Pero en ese trabajo de vender humo, nadie es inocente... y la "gente normal" es la primera que les empuja a mover los números de la cuenta porque quiere mantener su ritmo de consumo desenfrenado (porque siempre se gasta todo lo que se lleva en el bolsillo), porque quiere "seguir viviendo como reyes": es la hipocresía de quienes miran para otro lado y callan, de quienes en realidad no quieren justicia sino beneficio personal... Para unos y para otros no hay más que una solución y no existe elección posible, y de ahí la liquidación total de los activos (aunque sea "con reservas"): hay que seguir adelante para que la música siga sonando y saber antes que nadie la melodía que se escuchará... en una metáfora que queda gráficamente expresada con esa escalera mecánica por la que avanzan los protagonistas o con ese ascensor en el que suben los dos altos ejecutivos con la señora de la limpieza. De esta manera, entre chantajes y mordazas impuestas, entre advertencias desoídas y elegantes cuchilladas... se cortarán cabezas para que el sistema siga vivo, y eso aunque haya quien vaticine la muerte del mercado y de la confianza. Pero la historia siempre ha sido así, dice el personaje de Jeremy Irons, y en medio de un circo de confusión y mentira, se propalarán rumores y tratos de favor envenenados... porque todo vale con tal siga sonando la música.
La mirada de Ulises
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