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Detrás del candelabro (TV)

Drama Antes de Elvis, Elton John y Madonna, existió Liberace: pianista virtuoso, artista exuberante, habituado a la escena y a los platós de televisión. Liberace apreciaba la desmesura y cultivaba el exceso, dentro y fuera del escenario. Un día de verano de 1977, el joven y guapo Scott Thorson entra en su camerino y, a pesar de la diferencia de edad y del medio social, los dos hombres empiezan una relación secreta que duraría varios años.
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Críticas 41
Críticas ordenadas por utilidad
21 de junio de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espectacular regreso de Michael Douglas tras superar una grave enfermedad en un film para la televisión del director Steven Soderbergh interpretando al pianista y showman Liberace. Me ha sorprendido por su calidad, por la genialidad de la interpretación de Douglas, que borda la pluma y el genio de este artista, y por las escenas intimas que comparte con el actor Matt Damon, que también realiza un buen papel. A través de su personaje asistimos a curiosísimas escenas de besos, caricias y arrumacos, desnudos en la camas de dos actores muy heterosexuales (sobre todo Douglas ha sido uno de los más mujeriegos en Hollywood). Si la película está bien Michael Douglas está de diez y esperemos que no se retire como ha anunciado y que su salud le deje seguir trabajando y ofreciéndonos buenos papeles aunque sean secundarios de lujo.

La cinta sorprende pero el personaje que retrata no es para menos. Liberace: Virtuosismo y exceso, todo lo relacionado con él ha brillado durante décadas en la memoria colectiva de los anales de la televisión y en el mundo del espectáculo. A pesar de convertirse con el paso del tiempo en Icono gay del Pop, nunca admitió su homosexualidad pero poca falta que hacía. Fundamentalmente tuvo gran éxito en espectáculos en clubes y salas (en Las Vegas fue una estrella de primer nivel) pero también en televisión. Despertó burlas pero también admiración por su peculiarísmo estilo, excesivamente recargado y kistch, popularizando un vestuario loquísimo y una forma de interactuar con el público cercana y divertida. Alternando versiones de piezas clásicas y populares Liberace cuidaba mucho el sentido del espectáculo en directo y su imagen pública, desarrollando una de las primeras campañas de marketing que le hizo crecer en popularidad. Una obsesión por cuidar su imagen que le llevó probablemente a la soledad a pesar de que cuidaba muy bien a sus amantes. Notable trabajo. Aunque sea por curiosidad no deberían perderse este espectáculo de brillantinas, plumas, lacados dorados pero sobretodo de una brillantísima interpretación que no debería convertirse en una despedida.
moriarty
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23 de junio de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces encuentras una película de sobresaliente que te fascine completamente!!!; de modo, que cuando tienes la suerte de hacerlo, sencillamente disfruta de ella. Seguramente la mejor interpretación de Michael Douglas, un papel muy goloso del que sale excepcionalmente airoso y con mucha categoría -simplemente, está soberbio, llena toda la pantalla de forma magistral-, acompañado de un no-menos Matt Damon cuya interpretación va a la par de su compañero de reparto; juntos forman una pareja explosiva, atrayente, que te fascina y atrapa sin igual. Si, amén de lo mencionado, se cuenta con un magnífico guión, una impresionante puesta en escena y caracterización, un vestuario y maquillaje muy acertados, con personajes interesantes que te desvelan y evitan tu soñolencia, que cuentan con un atractivo singular que Steven Soderbergh ha sabido, muy acertadamente, trasladar a la gran pantalla de manera extraordinaria. Ningún pero para este magnífico trabajo, excelente en todos sus conceptos, basado en el libro que narra las aventuras y excesos de este peculiar pianista habituado al derroche y el abuso estético, por hablar con elegancia!!! Saldrás impresionado por la historia, encantado por las interpretaciones, agradecido por el espectáculo visual..., sorprendido por descubrir esta pequeña joya que apenas ha tenido proyección mediática, lo que tiene mucho más valor. No dejes de verla!!!
lourdes lulu lou
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11 de agosto de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Telefilm de alta factura", un término que he leído en otra crítica de esta peli, se ajusta a la perfección para describir las virtudes y defectos de esta historia.
Virtudes como son unos valores de producción impecables, actores de primera línea eficientes en su labor, un guión correcto que hace hincapié en la vida personal (o más que personal romántico-sexual) del objeto del biopic (artista del cuál no había oído una palabra en mi vida cosa que da exactamente igual) y que sin embargo desde el punto de vista puramente narrativo nos cuenta una historia que hemos visto 14 millones de veces en la gran pantalla: Una persona llana y normal se adentra en el mundo del famoseo sufriendo una montaña rusa de destrucción emocional, física y espiritual.
El paquete viene adecuadamente artefactado por la confección de personajes extremos que tanto le gusta a Hollywood, disfrazando a dos machos alfa de reconocido sex-appeal de homosexuales burdamente estrogénicos lo cual es sinónimo de reconocimiento y premios (tenemos las variantes de gay, enfermo mental, caracterización con fealdad o deformidad física, viejo que hace de joven o joven que hace de viejo, chico que hace de chica o viceversa, etc)
El mayor activo de la cinta es su capacidad para no tomarse demasiado en serio (como su propio protagonista), una patente naturalidad para contarnos lo que nos tiene que contar y unas pretensiones de bajo perfil que nos permiten ser magnánimos y no sentirnos demasiado decepcionados al constatar que, en efecto, todo transcurre como te ha anunciado y prometido en su primer cuarto de hora, virtudes que la diferencian de la descabellada anterior película del Sr. Apellido Impronunciable "Side Effects"
Por último, no se pierdan la última y unánimemente "no útil" crítica del listado de filmaffinity, una precisa oda a la homofobia y a la ignorancia más casposa que hará las delicias de propios y extraños a pesar de advertir en su prólogo que no debe nadie ofenderse.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
gordan
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27 de agosto de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
149/16(25/08/13) Steven Soderbergh en la que dice él es su última realización de un largo nos obsequia con una sugestiva obra que retrata el influjo de la fama, del amor servil, de la decadencia desenfrenada y el libertinaje sexual a la aparición apocalíptica del SIDA, con una dirección de actores soberbia, con un Michael Dopuglas colosal y un Matt Damon brillantísimo, consiguiendo un fresco melancólico de finales de los 70 y primeros de los 80. Es un telefilm producido para la HBO que repasa la relación de Scott Thorson y Liberace, desde el punto de vista del primero.

Estamos en 1977, Scott Thorson (gran Matt Damon) tiene 17 años, en un bar gay de Los Ángeles traba amistad con excoregrafo de Hollywood, Bob Black (buen Scott bakula), durante un fin de semana en Las Vegas este le presenta a Liberace (gran Michael Douglas), un famoso showman pianista, Liberace es un gay que oculta su condición, se siente atraído por Scott, y este se siente deslumbrado por su extravagante espectáculo, Liberace lo convierte en su asistente personal, mudándose el chico a su mansión y terminado los dos como amantes. Con el tiempo Liberace induce a Scott a cirugía estética para moldearlo a su imagen, una versión más joven de sí mismo, por lo que solicitan los servicios del prestigioso cirujano plástico Dr. Jack Startz (gran Rob Lowe), Scott se deja por el amor que siente por Liberace, la relación entonces parece derivar en paterno-filia, pues incluso Liberace intentará adopta a Scott.

El guionista Richard LaGravanese (‘El rey Pescador’ o ‘Los Puentes De Madison’) adapta las memorias de Scott Thorson escritas por Alex Thorleifson, ‘Behind The Candelabra: My Life With Liberace’, un acercamiento a su relación durante años que acabó de modo tormentoso, todo es visto desde el prisma de Thorson y de cómo este quedó embrujado por el kitsch universo de Liberace, su excéntrica personalidad, por su idealizada y cuidada y sobrecargada imagen sobre el escenario, una reinona de pies a cabeza, su operística llegada a la platea en Rolls Royce, inundado su vestuario de lentejuelas platas, el abrigo de piel con su interminable cola, su peinado cardada, esos dientes marfil asemejados a las teclas del piano que domina con maestría, y por supuesto el candelabro sobre él, elemento que da nombre al film.Esta es la primera impresión que nos llevamos de Liberace, pero es que su intimidad es una prolongación de su espectáculo, una mansión hortera hasta el hartazgo, columnas romanas, recargada de adornos, estatuas, sirvientes explícitamente gays en su amaneramiento y sus vestimentas ajustadas, y ya en sus días de amor Scott estará abrumado por esta opulencia, días de joyas, pieles, vehículos de lujo y mucho champán, la frivolidad sin límites.

La pareja protagonista derrocha un tremenda química se enguantan los papeles y nos regalan un tour de forcé espléndido, nos muestran su evolución desde la chispa de su amor, sus vidas extravagantes, sus charlas sentados en el sillón, sus ententes en el jacuzzi, de cómo el amor de Liberace se tornó en paternalismo y lo quiso transformar en su hijo, y comienzan las grietas con discusiones rodadas con emoción por Soderbergh con planos sostenidos rebosantes de intensidad, entre ellos brota veracidad y naturalidad amorosa, el recorrido del amor al desamor es mostrado por los dos de modo sugestivo. La cumbre de todo esto es la escena final entre ambos, de ponérsete el vello de punta.

Michael Douglas vuelve a la pantalla tras dos años apartado por un cáncer de garganta, y lo hace por la puerta grande con la encarnación de un homosexual con mucha pluma, lo hace maravillosamente, es el carisma en persona, con un lenguaje gestual impresionante, con una modulación de la voz sublime, su tierna mirada, la soltura con la que ostenta los pomposos trajes en el escenario, un rol del que emanan una abanico de emociones, haciéndonoslo humano, un tipo que emite que ha creado un mundo artificial para intentar ocultar su soledad espiritual. Apoteósico en sus escenas de representación de funciones en Las Vegas.Descomunal en su última imagen vivo, turba verlo, teniendo fresca en la mente su fastuosidad y ganas de vivir.

Matt damon realiza una labor sobresaliente como el amante abnegado de la estrella, increíble como con 42 años puede encarnar con naturalidad a un tipo de 17, un joven hipnotizado por la frivolidad del aparatoso Cosmos Liberace, su desarrollo personal es el motor de la cinta, su rostro es la temperatura del relato , exhibe con agudeza las diferentes fases del amor, es el que tiene el rol más complejo y sabe no ser un estereotipo, proporcionándonos un aire melancólico, que tiene su zenit en el tramo final.

Los secundarios son un buen complemento, el que más huella deja es un divertidísimo Rob Lowe como una especie de Dr. Frankenstein que puede esculpir cuerpos a su antojo, una actuación llena de cinismo, humor, y mucha mordacidad, un personaje que sirve para arremeter contra esta cirugía cuando se utiliza de modo pueril. También en su poco tiempo en el metraje sobresale una irreconocible Debbie Reynolds como Frances, la madre de Liberace, deja destellos de fuerza pero se echa en falta más intervenciones de ella, que en la vida real fue amiga de Liberace, Jerry Weintraub, productor del film igualmente lo fue. Asimismo está desaprovechado Dan Aykroid, es como si su importancia se la hubieran recortado el montaje. (Continua en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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6 de enero de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Divertida, dramática y entretenida de principio a fin: por un lado, Michael Douglas encarnado al virtuoso Liberace y por otro, Matt Damon, como pupilo sexual del primero.

Basada en las memorias de Scott Thorson, la película nos zambulle en un mundo de opulencia, hedonismo e hipersexualidad, donde los límites son rebasados por el supuesto glamour de la estrella...

No llega al nivel de Boogie Nights, (biopic pornográfico de John Holmes) pero sí nos entrega una espectacular interpretación de Douglas y una magnifica recreación de los 70/80 y toda la farándula que rodeaba al mítico pianista.

Altamente recomendable.
Buscapé
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