El jardín de las palabras

Se ve el estilo del director, es bellísima, con un cuidado exquisito en el dibujo, el gusto por la poesía, el argumento sencillo pero de estructura sólida. estudio de emociones muy muy humanas como centro argumental y la armonía de todos los elementos en el montaje.
Los movimientos de cámara y PD en función de la descripción de emociones son característicos tb de su estilo.

Makoto Shinkai es capaz de transmitirnos a través de sus dibujos una melancolía jamás expresada en el cine de animación. El director nos sitúa perfectamente en el entorno, transmitiéndonos a través de los pensamientos del personaje principal. El papel de gran importancia de la lluvia a lo largo de la trama y del paso de las estaciones en general a lo largo de todo el film es digna de admiración, pues a través de la pantalla podemos sentir el frío y el Tokyo ardiente de transeúntes yendo y viniendo hacia la temida jungla hecha de rascacielos y maletines en la hora punta del metro. Pero es ahí, en medio de tanto bullicio, donde Makoto Shinkai nos proporciona un hueco de paz donde las almas jóvenes y no tan jóvenes de los personajes prosperan en el hilo argumental de la película, dándonos un respiro entre tanta locura, dándonos en definitiva tiempo de paz.

"Al igual que ella, yo también estaba aprendiendo a caminar"
"Ahora, lo sé, algún día, cuando pueda caminar mucho, mucho más lejos"
"Volveremos a vernos"

Este mediometraje de animación desvela sentimientos encontrados, la búsqueda, la pérdida, el anhelo, la superación.
Es hermoso como un paseo bajo un manto de lluvia en una noche solitaria, estrellada, rutilante de luna.
La delicadeza como expresa lo que sienten, con sencillez.
Alejada de grandilocuencias verbales, el sentido, conjunto y resolución, nada pretenciosas.

En busca y consecución de un objetivo vital, hay que recorrer nuestros surcos hasta hallarlo.
Contiene la virtud de desvelar, mientras lo visionamos, multitud de sensaciones, impresiones, veladas.
Despierta sueños interiores, que todos poseemos y a veces están dormidos bajo la capa de las rutinas cotidianas.

Casi siempre que se tratan en profundidad sentimientos humanos en una película termina por ser pretenciosa y aburrida. Este ni de coña es el caso.

Una historia sencilla, delicada y tratada con la humildad que los seres humanos vivimos en el día a día. Un piano que acompaña dulcemente los momentos emotivos y un apartado gráfico impecable que consigue crear un entorno totalmente cercano y creíble.

Su problema es (por falta de historia o minutos, no lo se) que el personaje femenino está algo desdibujado. Se entiende lo que nos quiere decir pero ciertas actitudes parece que nos dejaron algo por contar, La simpleza de su argumento es proporcional a su duración pero esto queda tapado con un gozo para los sentidos.

En resumen es una fantasía de esas tan raras en las que podemos creer. Un cuento al alcance de nuestra mano donde nos narran como en la vida, caminar es algo que debe aprenderse a su ritmo, sin prisas y aceptando que uno puede caerse para luego volver a andar.

Anime delicado, sutil y costumbrista que relata el encuentro fortuito entre estudiante de instituto muy maduro ,con aspiraciones a zapatero, y una profesora frustrada por su pasado.
Similar a ‘A cinco centímetros por segundo’ (pero sin su desasosiego e impotencia final), nos cuenta un momento en la vida de las personas, un tiempo limitado en el devenir vital, pero que llena de emociones y ayuda en su camino a las citadas, ya que siempre hay un momento para el reencuentro con la esperanza, la fe y la motivación. Ahí, precisamente, radica el mensaje de éste bonito y intimista film, sereno y sosegado, pero que esconde las verdades y miedos de cualquier ser humanos, rubricados lucidamente con una música simple e imágenes / instantáneas cual postal poética.
No esperen un gran qué ni un romance o dramón, simplemente disfruten del viaje y encuentro ‘casual’ en el destino de dos personas, con su particulares dramas, en las que con sus más y menos, podemos habernos hallado alguno de nosotros. Siempre hay una luz al final, un hombro que te consuele y comprenda....muchas veces dónde no lo esperas.