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Medianoche en París

Comedia. Romance. Fantástico Un escritor norteamericano algo bohemio (Owen Wilson) llega con su prometida Inez (Rachel McAdams) y los padres de ésta a París. Mientras vaga por las calles soñando con los felices años 20, cae bajo una especie de hechizo que hace que, a medianoche, en algún lugar del barrio Latino, se vea transportado a otro universo donde va a conocer a personajes que jamás imaginaría iba a conocer... (FILMAFFINITY)
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Críticas 454
Críticas ordenadas por utilidad
18 de mayo de 2011
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde hace algún tiempo, los fieles del cine de Woody Allen, los allenianos de pro, nos venimos planteando la misma pregunta: ¿cuál fue la última gran, gran película, grande de verdad del genio de Nueva York? Y no nos ponemos de acuerdo. Unos se quedan prácticamente en antesdeayer y responden casi sin titubear “Match Point” (2005), otros se van más lejos, a la época de “Maridos y mujeres” (1992) o “Misterioso asesinato en Manhattan” (1993) y los hay incluso todavía más nostálgicos que aún se remontan mucho más atrás en el tiempo. Bien, espero que a partir de ahora y en los años venideros haya unanimidad y podamos decir al unísono que la última gran, gran película, grande de verdad del director de “Annie Hall” fue la de 2011, “Midnight in Paris”.

Muchos dicen que con esta película, Allen por fin ha vuelto, pero... ¿acaso se fue alguna vez? Por supuesto que no; año tras año, ahí le tenemos al hombre, incombustible, regalándonos su última obra, con sus intermitencias, con sus altibajos, pero el caso es que ahí está, no falla. Tal vez, los que fallamos somos nosotros que ponemos demasiadas expectativas, que siempre queremos más y más, y esperamos que cada nuevo trabajo sea mejor que el anterior. Yo siempre digo que Woody es como ese tío rico de América que viene a visitarnos una vez al año. Y un día, nos invita a comer a toda la familia, y por circunstancias, un año la comida es peor y el restaurante es más pobretón, pero al otro cambia la suerte. Lo importante no es eso, sino poder estar juntos y disfrutar con su presencia.

Este año, por cierto, ha tocado cenar en Maxim´s.

“Midnight in Paris” es de nuevo una comedia romántica con estos toques de intelectualidad que tanto abundan en la obra de su autor. Es además, un homenaje y una declaración de amor a una ciudad que él adora como ha manifestado en más de una ocasión. Es eso y es mucho más. Es toda una experiencia, un viaje alucinante al fondo de la mente y de los sentimientos de un creador con mayúsculas. Todos los que compartimos con él que la magia y la ironía son las mejores armas para combatir este triste mundo y esta desencantada realidad que nos ha tocado vivir, debemos celebrar enormemente que exista una película como ésta.

Mañana, volveremos a ir al cine, y quizá volvamos también a entusiasmarnos con algunas de sus historias, pero ya será otra cosa. Ahora mismo, me gustaría tener un ataque de amnesia para entrar de nuevo a ver “Midnight in Paris”, y volver a disfrutarla como si fuera la primera vez.
Juan Solo
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20 de mayo de 2011
37 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si alguna vez me preguntan ¿Qué es ser pretencioso? Yo recomendaré ver esta película.

¿Qué probabilidades hay de encontrarse con todos los grandes genios de una misma época en un mismo sitio? 0

Y es que Hemingway, Picasso, Dalí, Buñuel y un amplio etcétera están ahí para demostrar lo maravilloso que era la vida en otra época. Pero para mí como si fueran de cartón-piedra. Veo un desfile de "ínfulas de grandeza" cuyos personajes no consiguen desarrollar una historia propia. Son como caramelos que te los enseñan y no te los dejan comer. Y eso a mí no me gusta.

¿No quieres caldo? Pues taza y media. Vayamos con Degas, Gauguin o Lautrec y más de lo mismo.

Al fin y al cabo y como nos dicen ya al principio. Cualquier época pasada nos parece mejor. Y ya está. Toda la película. Luego gira a lo pretencioso sin añadir ideas.

Intentaré esquivar las piedras de los incondicionales de Allen, las gafas de pasta de los modernillos y las plumas de los críticos. Y lo intentaré esquivar con la mejor de las sonrisas, pensando que el Allen de otra época fue mejor.
Santi_Burgos
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1 de octubre de 2011
24 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra más para el bote. Enésima comedieta romántico-superficial de Woody Allen interpretada por otro actor que interpreta a Woody Allen como protagonista, repitiendo los mismos clichés, como de costumbre demasiado sobrevalorada por crítica y público.

Historieta más simple que el mecanismo de un botijo que parece sacada de una redacción confeccionada por un estudiante adolescente para el instituto. Arranca alguna sonrisa pero ya cansa. Por una vez podía volver a sorprendernos con una joya tipo Match Point, pero ya parece mucho pedir. Por lo menos va cambiando de actor y de escenario. Nada que reseñar, más de lo mismo.
pazgua
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20 de mayo de 2011
25 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he pensado que eso que el dinero no da la felicidad es un invento para engañar y mantener resignadas a las clases sociales menos pudientes. Pero Raquel, querida, Woody Allen (corporizado en Owen Wilson) ha tenido el detalle de explicarme que eso no es así, que se puede ser feliz con poco, sin atesorar grandes sumas de dinero, teniendo imaginación y gente a la que querer siempre muy cerca. Y me lo ha explicado con un gusto exquisito.

Existe el romanticismo y sueño con él. Pienso en él porque también soy un romántico. El arte me absorbe con sus pintores impresionistas, sus exposiciones, sus escritores, sus poetas (no hay nada menos poético que las pintas de un poeta, no me acuerdo quién lo dijo), con sus suicidios, con sus bohemios… Me absorbe por completo y disfruto con ello.

Raquel, desde que apareciste con el señor Holmes has demostrado lo mucho que vales y te admiro por ello, ahora bien… Como soñador me ha encantado estar en París. Hay que decirlo así, como nos lo presenta el señor Allen, en esa Belle Epoque. Woody te sugiere que lo intentes, pues los pensamientos de la gente que le gusta caminar bajo la lluvia también pueden hacerte disfrutar. Todos tenemos un punto snob. Aprovechémoslo cuando llegue el momento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
floïd blue
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20 de agosto de 2011
19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace tiempo mientras caminaba por aquella ciudad en la que la lluvia le otorgaba un significado especial casi nostálgico, recorría las calles cerca de la medianoche. Mi pareja parecía más concentrada en ropa de diseñador, libros de moda y recorrer los principales lugares turísticos, que en los problemas que tenía. Nunca intento darle profundidad al asunto.

Llegué a una calle en la que había unas escaleras y decidí sentarme. Estaba escribiendo una novela, pero tenía la certeza de que algo faltaba, y en mi vida también: “Todo tiempo pasado fue mejor”, pensaba. De pronto, a lo lejos, un carro antiguo, me invitan a entrar… yo accedí seducido por el encanto único que destilaba ese auto y esas personas, casi mágico.

“This is the Beat Generation” escuché decir a uno de ellos, extrañado por aquella gente (algunos bajo el influjo de drogas, otros hablando de la comprensión del pensamiento oriental) me empecé a percatar de que no eran gente común. Pregunté el nombre a la persona quien me había invitado en esta odisea, John Clellon Holmes, y desde ese mismo instante, quede profundamente enamorado de ellos.

Los días posteriores hice exactamente el mismo tour. Entraba al carro, llegaba a fiestas, tabernas, casas… me encontraba en el apogeo de la generación Beat. La etapa ideal en la que me hubiera gustado vivir. Tuve la fortuna de charlar con Allen Ginsberg, mismo que me presento a William S. Burroughs quien me platicó en persona de su obra maestra “El almuerzo desnudo”. Yo no lo podía creer. Escuchaba jazz (especialmente bebop) y blues. De repente entraba a estados de un delirio descomunal. Tomaba con ellos y platicaba eufóricamente sobre el rechazo a los valores clásicos, la libertad sexual y la filosofía oriental.

Por las mañanas y sabiendo que nadie me creería esta historia, salía a comprar artículos. “The beat book”, discos de Carlie Parker, algunos escritos de Neal Cassady, entre otras cosas, allí conocí a una agradable persona que me recordaría por comprar estos objetos de incalculable valor.

Jack Kerouac leyó mi novela y fue él quien me dio los consejos más esenciales, especialmente de vida. Le comenté que le admiraba y que esta época era maravillosa. El citó el famoso proverbio ruso “Añorar el pasado es correr tras el viento”. Después me daría algunas observaciones a modificar en mi novela. Nunca lo volví a ver.

(continua es spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El_Chacal_Beat
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