Metal Lords

Sí, es otra peli de chicos marginados que buscan el camino al éxito escolar, pero funciona bastante bien. No es presuntuosa ni tediosa, no hay diálogos existenciales adolescentes y los momentos de reencuentro post discusiones no son tan cursis. Y lo principal, no pierde su foco: el metal. Eso me sorprendió gratamente, aquí hubo un trabajo de investigación y producción que se agradecen (equivocadamente supuse que sonaría un par de veces Enter Sandman y "listo, hicimos una película sobre el metal").

Ahora, he leído algunas críticas que me parecen injustas sobre lo soft comercial de la película. Evidentemente esto no iba a ser un oscuro melodrama sobre el black metal o jóvenes perdidos en la escena del thrash metal de los 80s. Vamos...se trata de un concurso de bandas en una high school gringa...en un barrio acomodado...en una época donde, seamos sinceros, el metal no pasa por su mejor momento.

Simpática comedia. Nota: 6.0

*Superficialidad

Bastan 5 minutos para vislumbrar el tono de Metal Lords. Todo se sucede con una rapidez que, si bien podría aportar dinamismo, en los inicios solo augura una intención. Y esta es clara, mantener la mínima información de los personajes para que la trama se desarrolle. La cámara parece volar en planos indistintos entre los personajes que formaran esta historia, sin pararse a ahondar realmente en ellos. Respecto a la voz en off, que se usa como recurso para potenciar la narración, parece conseguir justo lo contrario en muchas ocasiones. La música y los planos tienden a mostrar un montaje rápido que se ralentiza en cuanto el protagonista sobrexpone verbalmente lo que ya se observa.

Aceptado todo esto, el viaje de Metal Lords comienza y se puede disfrutar sin pretensiones.

*Visión general

La excusa que da lugar al desarrollo de la trama, la batalla de bandas, parece impuesta por un guion que parece centrarse en que el ritmo no decaiga, sin importar las decisiones de los personajes. Sin embargo, si se tiene en cuenta el prototipo de feel good movie musical, no se le puede achacar que no consiga su objetivo. El ritmo no decae y, con más o menos interés, nos acercamos a la resolución sin mirar obsesivamente las manecillas del reloj.

Los momentos musicales, del protagonista en solitario, junto al personaje de Isis Hainsworth y, sobre todo, en la actuación final, funcionan como se espera.

Si bien es cierto que, si se compara con otras películas recientes de temática similar, como Sing Street, las costuras saltan solas.

*Personajes

Respecto a los personajes, al estar discretamente pincelados, puede que no lleguen a conseguir la empatía del espectador. Los dos protagonistas masculinos tendrán que enfrentase a lo que supone madurar, afrontar nuevas relaciones y conocerse a sí mismos.

Sin embargo, si hay que destacar un personaje, ese es el interpretado por Isis Hainsworth, que se alza como uno de los puntos fuertes de Metal Lords. Es su personaje uno de los que más trazado se encuentra y el que genera un motivo para reflexionar, la salud mental. Y si bien no supone un ensayo sobre el tema, tampoco se espera en una película de esta temática, por lo que cualquier intento se agradece.

Seguramente sean, las pequeñas pausas que se toma la trama para posar su visión sobre Jaeden Martell e Isis Hainsworth, una de sus mayores virtudes. Y es que, en resumen, se trata de una película de adolescentes y, ¿Qué hay más importante a esa edad que el primer amor?

*Conclusión

Metal Lords se desarrolla según se estima durante todo el metraje. En ningún momento llega a perder porque no se ha apostado nada antes. Esto, que parece un completo desastre, no lo es tanto si se visualiza sin mayor pretensión que la de matar el tiempo de un modo agradable. Y si no hay nada que hacer en hora y media, quién sabe, quizás no es mala idea viajar al instituto y escuchar algo de metal.

Escrito por Carlos Moreno Latorre

Tengo que decir que, siendo fan del rock y el metal, y habiendo disfrutado la muy divertida School of Rock, sólo viendo en los avances la portada de esta película ya estaba esperando tener libre cualquier tarde de domingo para dejar el cerebro semiplano y disfrutar con una historia de adolescentes y rock.
Lamentablemente bastan 5 minutos para darte cuenta de que ni el guión es el de School of Rock, ni el presupuesto, ni los chicos actores tienen el mismo carisma (aunque se agradece mucho que toquen sus instrumentos de verdad), ni Peter Sollet es Richard Linklater, ni hay un Jack Black que te llene la pantalla para suplir las carencias interpretativas de los chavales.
La misma historia mil veces contada: perdedores de instituto buscando su sitio, matones cabeza hueca que les quieren pegar por frikis, batalla de bandas, y situaciones de "comedia" bastante forzadas. Todo ello con el toque telefilm que le pone Netflix a la mayoría de sus producciones de bajo presupuesto, con buena banda sonora pero metida a veces con calzador, y con el tema propio de la película bastante más flojo que los de su inevitable comparación fílmica.

Lo único salvable, alguna escena en la que los chavales tocan War Pigs y un cameo de 1 minuto de 4 estrellas del metal. Poco más, la verdad.

Son esas películas que salen de vez en cuándo con una historia de pibes del palo del Metal. Parece anticuada la idea. Lo és. Pero llevada con humor podría darle un toque de interés. A veces lo logran. Hay situaciones que parecen van a quedar en el recordatorio popular. Como la situación del jacuzzi. Pero lo raro es que hay momentos en que el guión da vergüenza ajena. De lo cursi y fuera de tiempo. Ya ahí querés dejar. Pero si seguís viene una buena situación. Y después otras vez la vergüenza. Así se te va el tiempo. En algo que si bien no está mal, no cambia nada no verla. Yo la dejaría pasar. No te perdés de mucho.

En fin la película me estaba pareciendo una pesadilla insufrible sin mucho sentido, con clichés (matones de instituto americano, nerds, etc) pasados de rosca que están ahí por haber de todo.

Después de cortarla dos veces, encontré un nombre familiar en la ficha técnica; el guionista no es otro que el infame D.B. Weiss, perpetrador de la debacle de Juego de Tronos, y entonces todo tuvo sentido.

Si te gusta el metal, como a mí, vete a spotify, escucha un rato de Metallica, Pantera, Tool, Summoning, o lo que más te apetezca y pasarás un rato mil veces mejor que viendo este truño.