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El estigma del arroyo

Drama Biopic sobre el boxeador Rocky Graziano, un joven italoamericano que, después de su paso por distintos reformatorios, se convirtió en campeón de boxeo de los pesos medios. Acostumbrado a la violencia del East Side neoyorquino, Rocky encontró el éxito en el ring gracias a una combinación de talento, ambición y tenacidad. (FILMAFFINITY)
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Críticas 35
Críticas ordenadas por utilidad
24 de enero de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine ha abordado el deporte de las doce cuerdas en infinidad de ocasiones y desde múltiples puntos de vista y géneros. Desde el melodrama desaforado, “Campeón”, el cine negro “Más dura será la caída”, o la biografía “Toro salvaje” entre otras, y esta que nos ocupa que trata de la vida de Rocky Graziano, que tenía que haber interpretado James Dean, pero que malogradamente murió justo antes del rodaje en un fatal accidente de tráfico. Paul Newman que en aquella época era prácticamente un desconocido procedente del Actor´s Estudio, de donde salieron Marlon Brando, Monty Clift y el propio James Dean, aprovechó muy bien la ocasión para consagrarse como actor.

Resulta curioso que las mejores películas de boxeo, las han realizado directores que anteriormente fueron grandes montadores como Mark Robson y Robert Wise, que experimentaban con cámaras ligeras y planificación subjetiva, tratando de buscar un realismo dramático, que luego copiarían otros cineastas con mejores medios técnicos. La película de Robert Wise tiene un punto de inflexión psicoanalítico en el más puro estilo del melodrama: tiene lugar en los días de infancia del futuro boxeador y que muestra el odio latente entre padre e hijo, y tiene como objeto conferir a la película una base dramática. El joven no percibe el apoyo paterno, el padre de Rocky es un boxeador frustrado por su esposa, que ahoga sus penas en alcohol y en la complacencia.

El film cuenta la historia de un chico cuya educación fue el odio y cuya única escuela fue la calle y la delincuencia juvenil, pero que encuentra en el boxeo su único billete para integrarse en la sociedad, liberando ese odio mediante el deporte y la capacidad de sacrificio, gracias a la ayuda de una chica judía, Norma (Pier Angeli). Wise nos propone una narración lineal e intensa, recreando los ambientes sórdidos del “Est side” neoyorkino de los años cuarenta, el “Skyline” como telón de fondo, y la meta para triunfar en una sociedad corrupta por el chantaje y el arribismo que subyace en el mundo del cuadrilátero. Arropado por una excelente fotografía de claroscuros y contrapicados heredados del maestro Orson Welles del que Wise fue montador y una escenografía acorde con el melodrama.

La canción “Sambody up there likes me” (Hay alguien allá arriba que me quiere), que acompaña los títulos de crédito es el “leit motiv” y el título de una película estupenda que tiene como secundarios pandilleros de barrio, a los jóvenes Sal Mineo y Steve McQueen. Wise es un director poco valorado pero cuando miramos su filmografía podemos descubrir unas cuantas obras muy interesantes solapadas, y a reivindicar: “Ultimátum a la tierra” “El Yang-Tsé en llamas” y “Nadie puede vencerme”, esta última sobre el mundo del boxeo, por no hablar de los dos musicales oscarizados “West side story” y “Sonrisas y lágrimas”.
Antonio Morales
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11 de abril de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El odio al que se refiere el título en castellano marca los inicios de la vida del personaje pero no hace justicia a la idea que nos queda del personaje una vez finalizada la película. Odio, lo que es odio, ni rastro. Dejando al margen el título, lamentablemente mal traducido como otras tantas veces, la película nos enseña a alguien cuya existencia en principio se encuentra en el lado malo de la vida, de forma inconsciente y con futuro negro, duro como una piedra, y que se irá ablandando poco a poco hasta convertirse en algo más parecido a una madalena. La trayectoria de Rocky es la misma que la de miles y miles de jóvenes hijos de inmigrantes que en esa época en los USA malvivían atrapados en las grandes ciudades, la diferencia es que entre ostia y ostia él pudo ganarse la vida a través de un deporte tan duro como el boxeo. Robert Wise realizó un fenomenal largometraje con el que tuvo que contar de robote con el protagonismo de un Paul Newman que en ese momento pocos pensarían que se acabaría convirtiendo en lo que llegó a ser. Mi única queja es que en esta ocasión el exceso de azúcar me ha empachado un poco.

De alguien que firmó un musical como "West side story" no se podía esperar una película de excesiva dureza, el paso por el estamento militar de Rocky, obviando el patriotismo que destila, es un ejemplo de hechos explicados de manera algo equívoca, por lo menos dudosa. ¿Y las cárceles? Poca crueldad he visto yo como para que esté marcado por el odio. El caso es que mejor quedarse con lo bueno que tiene, que es un excepcional Newman con esos andares de rudo hombretón que detesta ver y oír en el cine a una pareja que se declaran su amor, alguien con muy mal pronto, violento, me atrevería a decir que semianalfabeto y que como digo, finalmente muestra su cara más humana. Un campeón también, desde luego, capaz de llegar a lo más alto del boxeo. Posee la enorme capacidad de reconciliarse con su padre en una redención familiar lacrimógena orientada al aplauso fácil, muy efectiva seguramente.

Con lo que me quedo es con la imagen de Newman en el cuadrilátero bailando con su rival cuando su novia va a verlo entrenar, unas escenas memorables. Y con el mensaje, sanísimo y ejemplar, de un hombre que es poco más que una rata de asfalto que vive al margen de la ley y que consigue adaptarse a la sociedad como alguien más. Lo que hace especial a Graziano en esta película es Newman. Su presencia lo cambia todo.
Luisito
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29 de agosto de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considero a “Marcado por el odio” la primera película de Newman aunque él participase en la mediocre “El Cáliz de Plata”, película de la cual el propio Newman reniega. A los pocos meses estrenó “Traidor a su patria”, pero fue con este excelente drama pugilístico con el que saltó a la fama una de las grandes estrellas del séptimo arte.

Ernest Lehmann adapta al cine esta autobiografía de Rocky Graziano, criado en las calles de New York y miembro de una banda de delincuentes, con unos puños muy ligeros, lo que a la vez de ocasionarle problemas, le sirve para poder abandonar la vida tan desgraciada que llevaba y convertirse en un excelente boxeador. Lehmann posteriormente realizó posteriormente los guiones de películas tan prestigiosas como “West Side Story”, “Con la muerte en los talones” y “¿Quién teme a Virginia Wolf?”, con lo que no hay duda de la calidad argumental que exhibe “Marcado por el odio”, la cual estaba ideada en un principio que la protagonizasen James Dean junto con su novia Pier Angeli, pero la repentina muerte de Dean en un accidente de tráfico hizo que el papel recayese en una de las más prometedoras estrellas salidas de el Actor´s Studio, Paul Newman, que esta excelente en su papel de Rocky, con su manera de andar encorvada, como agazapado, haciendo olvidar totalmente al personaje que interpreta y centrando nuestra mirada e interés sólo en Newman, ya que es divertido, fuerte y patético a la vez, con siempre una sonrisa escondida, haciendo una interpretación caótica e impulsiva de un hombre de comportamiento primitivo, pero Newman aporta además soltura y emotividad a un convincente joven boxeador. En esa época seguro que habría comparaciones evidentes entre Newman y Brando, dos prometedoras estrellas, ya que los dos eran jóvenes y atractivos y muchos papeles interesantes de entonces resultan apetecibles y adecuados para los dos.

Siendo la película excelente en todos los sentidos, como lo es su brillante fotografía en blanco o su excelente ambientación tanto de las cárceles, del ring, de las calles, etc, la desgracia, si se puede decir, acompañó a varios intérpretes de esta película. Pier Angeli, en mi opinión una deslumbrante belleza, se suicidó antes de cumplir los 40 años, Sal Mineo, que coincidió con James Dean en “Rebelde sin causa” o “Gigante” fue acuchillado por su amante homosexual y el gran Steve McQueen, que posteriormente rivalizó con Newman, interpreta un breve papel y también fue uno de los “malditos” ya que falleció de cáncer a los 50 años. Pero aún hay más, Everett Sloane, que hace de entrenador de Rocky, se suicidó 10 años más tarde cuando un médico le pronóstico que se iba a quedar ciego.

A pesar de todas esas desgracias, las interpretaciones están a un nivel magnífico, como el ya comentando Newman, siendo especial su relación con una bella Pier Angeli y apoyados por unos secundarios no muy conocidos, pero que le dan un aire muy convincente a sus interpretaciones y además la historia engancha y el personaje es carismático, dos elementos básicos para cualquier película. El director Robert Wise, más conocido por “West Side Story” o “Sonrisas y lágrimas”, anteriormente dirigió otra película de boxeo llamada “Nadie puede vencernos” y de ahí adivinamos la efectividad y realismo que consigue en las escenas de pelea sobre el ring, francamente maravillosas y además no todo es dramatismo, ya que hay escenas muy cómicas, que nos hacen soltar una sonrisa de complicidad, que nos hacen congeniar más con el protagonista.

Lejos de esa historias negras de Hollywood, “Marcado por el odio”, representa posiblemente (por no decir la mejor) uno de los mejores dramas ambientados en el mundo del boxeo, un deporte propicio para ofrecernos relatos tan humanos como en “Toro Salvaje” o la galardonada “Rocky” y verla para mi ha sido una auténtica delicia, no la había visto antes y no tardaré mucho en redescubrirla
Javi
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30 de marzo de 2009
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La diferencia entre el título original: "Somebody up there likes me": "Hay alguién allí arriba que me quiere", y el versionado en castellano: "Marcado por el odio", me parece un ejemplo claro, de entre dónde la película se remueve. El contraste entre ambos títulos, simboliza el mismo contraste tan marcado en el film, convirtiéndose en una mezcla hermosa y trepidante. Tierna y dulce por la relación de los dos actores maravillosos, pero sin embargo cargada de gran violencia. A veces esa violencia no es explícita, y no salta a la vista en pantalla, pero emana de la mirada de Newman, de la fotografía en blanco y negro de la película, que le dió el oscar en 1956, o del montaje feroz, de la misma.
Prefiero sin duda el título original, porque sales con esa sensación después de verla.
Bonita fábula. Bonita Pier Angeli, e inmenso Paul Newman.
ford cópula
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5 de octubre de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando vi esta película allá por la década de los 60' en Montevideo, la misma se titulaba "El estigma del arroyo". La historia (en Blanco y negro) me conmovió, al grado que me junté con información, por supuesto que en bibliotecas, no existía ni se soñaba con la magia de internet. El guión muy respuetuoso de la realidad. La actuación de un fenómeno como Paul Newman presentando al Rocky Graciano de los artículos que leí y la dulzura de Ana María Pier Angeli, con quien me comprenden las generles de la ley pues me enamoré de ella al haber leido la biografía de James Dean.- Muy bien contada la historia, sin pretender excusar el trasforndo social que rodeo su educación como su carrera, tampoco el ascenso y descenso del ídolo deportivo.
Raul Varela Zucco
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