Bajos instintos

El personaje de Sharon Stone engancha porque a diario no tropezamos con mujeres de esa catadura... Ella es muy astuta, también muy puta y no muestra pudor al evidenciarlo... Le gustan los juegos, el sexo, las perversiones y complicarle la vida a los hombres. Mantiene relaciones lésbicas y heterosexuales, es amoral, incorrecta y se pasa la vida por el mismo lugar que nos enseña cuando descruza sus piernas.
Todo eso es lo que sostiene un guión, en el que todo gira a través de la señorita Tramell. Michael Douglas hace un buen papel pero no demasiado alejado de los registros a que nos tiene acostumbrados. Interesante y entretenida... Aunque no creo que haya demasiados que no la conozcan.

Al margen de que 'Institno Básico' se presta a toda una orgía de interpretaciones lacanianas del texto fílmico, ese entretenido pasatiempo que tiene tanto de absorbente como de especulación banal, la película de Verhoeven, vista casi 20 años después de su estreno, mantiene una salud envidiable. El simple hecho de que el rijoso holandés sea capaz de cerrar una película consistente ya es noticiable, como también lo es que, a pesar de estar protagonizada por Maiquel Duglas, el hijo de Kir Daglas, uno no sienta la irrefrenable pulsión de salir pitando de su asiento. Probablemente desde ‘Fuego en el cuerpo’ no se había visto un thriller erótico semejante. Y la música de Goldsmith, con ese aire clásico del negro de los cincuenta, mola. Mogollón.

Es evidente que el contenido erótico, notable incluso hoy en día, es un elemento con el que el director sabe jugar. Para ello cuenta con un objeto sexual de primera, una Sharon Stone en su apogeo físico y lúbrico. También es una solvente actriz cuando cae en manos de según qué director o a la rubia le viene a bien. A estas alturas las escenas lésbicas o hetero no escandalizan a nadie, ni siquiera lo hacían ya a comienzos de los noventa, salvo en algún que otro convento. Pero siguen siendo eficaces en la trama y están muy bien rodadas.

Desde el punto de vista de la sensualidad/sexualidad, la película funciona. Como también lo hace desde el punto de vista de la intriga policíaca, con todas las trampas que se quiera, pero en eso se basa la intriga, ¿no? Tampoco nos cuenta nada nuevo, todo el mundo sabe que en la costa californiana los ricachones se follan a todo lo que se mueve, esnifan mogollón y asesinan lo que buenamente pueden. Al menos es lo que nos cuentan las películas y algún que otro telediario. Dos décadas después, salvo por los modelos de ordenador que aparecen, la película podría haber estado producida perfectamente hace quince días. Y seguiría siendo buena. O por lo menos a mí me lo parece.

Película idolatrada y satanizada a partes iguales por prensa, crítica y público, tiene todo el sabor y el color del cine, mitificado por muchos, de los años '80, a pesar de que fue estrenada en el '92.
Por supuesto, la vi en su día y en un cine. Esto último es muy importante porque Instinto Básico es de esas películas que no se ven igual solos en casa que compartíéndola con otras personas (desconocidas). Las numerosas escenas tórridas de la cinta, con una Sharon Stone que lo hizo tan bien que casi difuminó la presencia del pobre Michael Douglas (luego encasillado en este tipo de papeles llenos de intensa vida sexual) son morbosamente divertidas para verlas en compañía. Recuerdo el silencio que se respiraba en el cine cada vez que la Trammel llenaba la pantalla con su brutal belleza desnuda. A la salida del cine, alguien comentaba jocosamente que "¿para qué quería picahielos la Stone, teniendo esos pezones?"

Y hoy, en pleno 2021, la vuelvo a ver para comprobar, una vez más, qué tal envejecen las películas de siempre, las que marcan a los espectadores en una época determinada. Y curiosamente saco las mismas sensaciones de antaño. La película vuelve a deslumbrar por sus diálogos vitriólicos, brutales, ágiles y certeros. Esos cruces de pullas y puyas (véase el significado porque ambas coexisten aquí) entre personajes que se odian y se necesitan son todo un espectáculo. Las hermosas escenas eróticas, el ritmo acertado que pone Verhoeven, las miradas, todo es de calidad. En esta ocasión añado, si cabe, otro elemento positivo que antes no noté tanto: la música (bastante hitchcockiana, por cierto) que acompaña y narra la historia.
Y, de nuevo, vuelvo a tropezar con dos pequeñas molestias que sobran en la película: la escena de la discoteca y las gafas de sol que luce Curran. Ya en 1992 me parecieron horteras y lo siguen siendo.

Yo también amo y odio a Verhoeven. Pero eso habla bien de un director. Lo peor que le puede pasar a un creador de arte es que resulte indiferente porque la cosa va de comunicar.

Otra cosa curiosa de la película es que, siendo un thriller, no sería demasiado relevante poner un spoiler, si alguien lo deseara, puesto que aquí lo importante no es lo que se cuenta sino cómo se cuenta.

Recomiendo Instinto Básico, especialmente a quien no la disfrutó en su día.

El viejo rockero está muerto. Lo han asesinado. Sharon va a declarar como sospechosa del crimen de su amante… ¡Y despierta el instinto básico! Una cinta cachondísima para no perder comba.

Verhoven crea un thriller erótico de lo más entretenido. Con unos diálogos que aumentan el clímax policíaco. Unos personajes idóneos y una trama de lo más enredada para que vayas dando bandazos de una lado a otro.
-¡Vaquero! Ponme un Jack Daniels.

Verhoeven se luce, no lo dudes. No se le puede echar nada en cara. Como espectador jugarás tu baza y apostarás. Seguro que luego apostarás a otro número. Y Sharon está al máximo de aprovechada y Michael la sigue que se le nota que le vuelve loco de ganas.

Me gusta la musiquilla de fondo, eso también, y la casa de la playa. ¡Qué estupenda toma el recorrido en coche por la carretera al chalé de la playa! Y Sharon acepta el envite del interrogatorio y todo lo que viene detrás. Y el poli lo tiene crudo...

Sharon enseña algo cierto cuando cruza las piernas en una escena no tan escandalosa pero que ha pasado a los anales de la historia cinematográfica. Y nos encanta cómo juega con la policía y como juega la película con el espectador.

No está mal la película, admitamos que es entretenida y cuando la ví en el cine quedé de una pieza ante la mujer más sensual de aquella época: Sharon Stone. La señora de marras irradia malicia y sexo de pies a cabeza durante todo el film, es mala como una mantis en celo (igualita que una servidora) y ante el famoso desnudo recuerdo el ahhhh! que exclamó la platea masculina. Después siguieron a los gritos como adolescentes descarriados con las escenas lésbicas requete hot. Sigue manteniendo el interés como thriller pero tiene un sabor demasiado añejo. De todos modos se deja ver aunque sin sorpresas por lo rebuscado del final (horrible). Si la Stone mostró su chichi el Michael no pudo ser menos y se mandó un primer plano feroz de su afeminado trasero. Entretenida pero no mucho más sólo por Sharon vale la pena ver la película.