Haz click aquí para copiar la URL

El último hurra

Drama Una vez terminado su mandato, Frank Skeffington, el veterano alcalde irlandés de una ciudad de Nueva Inglaterra, se presenta a la reelección. Cuando comienza la campaña electoral, sus amigos le aconsejan que cambie sus métodos porque, aunque su rival es un joven incompetente, cuenta con el apoyo de los sectores más influyentes de la ciudad. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 4 5 >>
Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
13 de febrero de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No diré algo que no se haya dicho, tan solo quiero destacar el humor Fordiano de esta película, es jodidamente bueno, este hombe mezclaba el humor con lo trágico como nadie... la figura de su hijo, la anciana (una fenomenal Jane Durwell), su ayudante...
A parte de todo esto es una crítica feroz a la política de los pueblos.

El reparto de está película es quizás uno de los mejores que ha tenido Ford en sus manos.

No se si es una obra maestra o no, pero Ford no defrauda.
Dusty Rivers
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
24 de junio de 2018
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un buen guion de Frank Nugent y una gran fotografía de Charles Lawton enmarcan el relato de los últimos días en la política de un veterano alcalde viudo, de origen humilde, político popular y algo populista, irónico y lleno de retranca, odiado por las fuerzas vivas de la ciudad, encarnado por un Spencer Tracy que sostiene, en un memorable recital, él sólo, con su mirada y su mera presencia, la película.

Ford imprime un tono pausado y reflexivo que ilustra, mediante simples pinceladas –no hace falta más-, la vida personal, las alegrías y fracasos –véase su propio el hijo- de este alcalde en el ocaso de sus días, pero también el afilado retrato de la política local, trufada de fidelidades y traiciones, amigos circunstanciales y enemigos incómodos.

El típico humor fordiano colorea los divertidos entresijos de la última campaña electoral en la que compite contra un candidato televisivo y mentecato, destacando el tono cambiante, entre el humor y la melancolía, la ironía y la nostalgia –nadie como Ford para semejantes variaciones de registro, cual Mozart en música- aunque, a veces, predomine una ligera amargura wilderiana, ácida y algo descarnada.

La película está llena de detalles maravillosos: con un par de miradas al cuadro de su mujer fallecida se nos radiografía al personaje, por no hablar de la del ambivalente sentimiento de irritación, paciencia y piedad hacia su atontado hijo o toda la milagrosa escena del velatorio, síntesis de las mejores cualidades de Ford.

La película es un caramelo en la impresionante carrera de Spencer Tracy, aquí en la feliz compañía de un destacado elenco de veteranos actores de los años 30 y 40, más la habitual representación de la troupe fordiana entre la que destaca la presencia de Jeffrey Hunter.

Un buen clásico.
Gould
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
11 de julio de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
208/12(09/07/20) Algo envejecido drama político dirigido por el maestro John Ford, que tiene algunos momentos fulgentes, con el añadido de una superlativa actuación de Spencer Tracy como el carismático protagonista, un veterano alcalde de origen irlandés de una ciudad indeterminada de Nueva Inglaterra, embarcado en una campaña electoral por alcanzar su quinto mandato, tipo que se destaca por su ayuda a las clases bajas, y que por ello se enfrenta a los poderes facticos (Prensa, Bancos, Iglesia,...). El guión de Frank S. Nugent (“El Hombre Tranquilo” o “Centauros del desierto”) adapta la novela homónima de 1956 de Edwin O'Connor, el Skeffington protagónico se basó en el alcalde jefe de la vida real de Boston, James Michael Curley, un católico romano que duró 4 mandatos como alcalde, 1 mandato como gobernador de Massachusetts y múltiples mandatos en la Cámara de Representantes de los EE. UU.. Es un entretenimiento ameno en su retrato de personalidad del alcalde ya entrado en años que ve como el mundo cambia (el mayor ejemplo es la televisión), aunque tiene algunos altibajos narrativos, que se hacen más hondos en su tramo final, donde Ford cae en un sentimentalismo barato maniqueo. Tampoco son de recibo las caricaturizaciones de algunos personajes (Ditto como el fiel escudero de Skeffington, el hijo del alcalde [Arthur Walsh], el también hijo del banquero [OZ Whitehead], o el candidato rival McClusky), que restan cualquier capacidad de análisis serio. Es un film que termina siendo muy complaciente en su hagiografía del protagonista, al que le faltan aristas para humanizarle y no convertirlo en un cuasi-Santo, tampoco sabemos de sus ideas políticas más allá de meros apuntes vagos, alcalde seguido por una corte de pelotas impersonales, propios de un reyezuelo egocéntrico. La novela de Edwin O'Connor se rehízo como una película de televisión de 1977 protagonizada por Carroll O'Connor (quien escribió la adaptación) y Dana Andrews, con la dirección del veterano de Hollywood Vincent Sherman.

Es el fresco de personalidad hecho a sí mismo, Frank Skeffington, perteneciente a una familia de emigrante irlandeses en una ciudad dominada por elites que desprecian a estos, ejemplificado esto en el Club Plymouth, un lugar clasista que Frank ‘invade’ en la mejor escena de la película, irrumpe en la sala de las ‘fuerzas vivas’ de la ciudad, los que conspiran en las sombras. Allí el alcalde se enfrenta al banquero Norman Cass (gran Basil Rathbone), al editor del periódico local Amos Force (temperamental John Carradine), e incluso al Cardenal Martin Burke (Donald Crisp), ello en diálogos agudos, punzantes, ingeniosos, y muy mordaces en el modo de enfrentarse a los problemas. Frank es un tipo con una gran labia, con Don de gentes. También lo vemos como un tipo altruista con los necesitados (en el funeral), pero también un manipulador capaz de chantajear un funerario (de modo grotesco) con su poder, o aprovecharse de personas con pocas luces en su beneficio, un ser maquiavélico. También es una persona que demuestra que tiene siempre en sus pensamientos a su esposa fallecida dejándole una flor bajo su retrato todos días; La otra gran escena del film es el tramo del funeral, toda una lección de cómo moverse entre una multitud, de cómo emocionar con sagacidad en la conversación del alcalde con la viuda, de cómo dejar constancia a través de terceros de la nobleza de Frank.

El guión da vida a Adam Caulfield (correcto Jeffrey Hunter) para que sea nuestros ojos inocentes en la historia, para que él se haga y cuestione lo que nosotros haríamos. Fichado por Frank quizás por tener un hijo bala perdida, y a través de él nos enteramos del cinismo del alcalde con las campañas, riéndose de que debe dar besos a los bebes. La visión que da Ford de la política aquí es dual, por un lado está la tradicional (vieja) encarnada por Frank, un populista a pie de calle, que se mueve como pez en el agua entre sus ciudadanos. Ello frente a la política moderna, surtida de grandes presupuestos, de gran cobertura mediática (ejemplificado esto en la guiñolesca entrevista al aspirante Kevin McClusky).

Ford dirige con pulso firme, y mucha sobriedad narrativa, componiendo cuadros hermosos gracias a la fotografía en glorioso b/n de Charles Lawton Jr. (“La Dama de Shanghái” o “El tren de las 3:10”), con lenguaje visual lírico, con mucho de expresionismo en el manejo de los claroscuros y las sombras. Donde toda la acción ha sido filmada en los estudios Columbia/Warner Bros en Burbank (California-USA). Donde el diseñador de producción Robert Peterson (“En un lugar solitario” o “Tucson, Arizona”) crea un conjunto exterior masivo y costoso de Nueva Inglaterra alrededor de un parque en Columbia Ranch en Burbank. La mayor parte se quemó en 1973, pero una pequeña parte sobrevive y se puede ver en muchas películas y programas de televisión, incluidos los créditos de apertura para Friends.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
30 de agosto de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me declaro adicto al cine de John Ford y esta afinidad creo que me permite también no engañarme en cuanto a cuantas de sus películas tratan sobre cuestiones y valores que, especialmente en estos tiempos, están en desuso sino en franca decadencia. Sin embargo creo que en esta película no pasa eso, al contrario está plenamente vigente al dar la imagen de un alcalde pícaro y manipulador (y ciertamente poco escrupuloso) pero que tiene la última pretensión de poner estos defectos al servicio del interés general.

Estamos ante una comedia de tintes políticos o ante una película política con tonos de comedia. Es cine de John Ford. Ahí están sus constantes como en la escena del funeral o el desfile de la victoria, con reminiscencias de escenas ya vistas en sus films como "el Juez Priest" y "el solo siempre brilla en Kentucky". La actuación de Spencer Tracy es fantástica y da la justa medida del personaje. El resto de personajes interpretados por algunos de los habituales de las películas de Ford dan el justo entorno de las andanzas del alcalde. En definitiva una magnífica muestra de un cine que a mi juicio y por desgracia ya no se hace y que si bien con claves como decía añejas, hoy aun sigue funcionando.
Juanjix
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
23 de mayo de 2007
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un político ya anciano se presenta una vez más a las elecciones municipales, siendo derrotado ahora por su inepto rival, derrota que le será fatal. Producida por el propio Ford, el comienzo de la progresiva amargura que iría conociendo la obra del autor de la diligencia, pronto glosa del inevitable crepúsculo de toda una manera de concebir la existencia. Una de las obras maestras de Ford, además muy bien intrerpretada.
Txiqui
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow