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El camino hacia El Dorado

Animación. Aventuras. Infantil El mapa de la fabulosa y mítica ciudad de El Dorado, en donde se encuentra el mayor tesoro de la historia, llega a manos de dos pequeños timadores, Tulio y Miguel, mientras se encuentran presos en la bodega del barco de Hernán Cortés. Después de huír atravesarán todo tipo de peripecias con el fin de conseguir descubrir la mítica ciudad y apoderarse de sus riquezas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 31
Críticas ordenadas por utilidad
7 de agosto de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca me había llamado la atención esta película pero era una de mis pendientes con esta factoría y tenía ganas de verla, finalmente he tardado como 14 años en verla y aunque tampoco haya sido gran cosa he pasado un rato agradable. Los personajes principales están bien cuidados y hay química entre ellos, las canciones son pegadizas y están bien metidas en la cinta, el caballo es realmente divertido y varias películas posteriores seguro que bebieron de dicho personaje. La animación y los colores están muy bien y la banda sonora se nota que hay calidad en la fusión de John Powell y Hans Zimmer gracias a los tintes heredados posteriormente en Spirit por parte de Hans y Como entrenar a tu dragón por parte de John. El guión es innovador dentro de lo que cabe una cinta de animación y no decae en el ritmo pero de por sí la película tiene muchos tópicos y es altamente previsible, también hay muchas escenas forzadas y pretenciosas que intentan hacer reír pero no lo consigue. Es decir, la cinta se pasa de cómica y se queda corta en hacer reír. No arriesga ni termina de emocionar o mantener en tensión en las escenas más interesantes pero resulta un agradable entretenimiento familiar que sin duda recomendaría a pequeños especialmente porque a los adultos se le podría atragantar ante otras cintas de Dreamworks que superan a esta como la gran El príncipe de Egipto por poner un ejemplo de dibujos animados o la misma emotiva Spirit, el corcel indomable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
StarNine27
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10 de octubre de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En sus primeros años (1998-2000), la animación de la Casa de los Sueños nos trajo una serie de películas inolvidables para quienes crecimos con ellas (y maduramos con ellas también). Desde la fascinante primera entrega del Príncipe de Egipto, pasando por las entrañables gallinas de plastilina en Chicken Run, hasta llegar a la invaloradísima Spirit, el corcel indomable (que aunque no entre cronológicamente en esta época por ser del 2002, por su esencia podría catalogarse en la misma), incluso podríamos adelantarnos hasta la sencilla pero entretenida Simbad, la leyenda de los 7 mares. FUe la edad de la revolución contra el conservacionismo disneyano, de buscar algo diferente y a la vez entretenido: sin princesas que salvar, sin príncipes azules al rescate, sin brujas ni dragones, sin animalitos bailarines o parlantes, y sin números musicales cada quince minutos (algo en lo que no estoy en contra, pero es un cliché muy asentado en la animación hollywodiense). Dreamworks rompió las "reglas" y nos trajo historias con mensajes igual de importantes, pero más maduras e incluso oscuras (como en el caso del Príncipe de Egipto con las plagas, y Chicken Run con la vida de las gallinas esclavizadas y destinadas a morir a manos de los humanos).
Luego, en el año 2001, llegó la también genial pero (a mi gusto) sobrevaloradísima Shrek, que si bien posee el mismo contenido que desafiaba a la moral edulcorada de Disney, no deja de ser una parodia de los cuentos de hadas. A partir de ahí, Dreamworks se estancó en el público fácil, en la comedia desacarada y cada vez más desganada, y en el merchandising (plaga y maldición de toda franquicia que una vez fuese buena). En resumen, la colonización del 3D y del cine comercial se llevó la originalidad y las ideas revolucionarias que caracterizaban a esta compañía (con la excepción de la saga de Cómo entrenar a tu dragón, con buenos personajes, buen mensaje y un humor entretenido). No sé si es que a mí me gusta ir a contracorriente y ver lo bueno de lo que está infravalorado, o es que últimamente la gente se fija demasiado en las críticas ajenas y en ser demasiado exquisitos a la hora de ver una película aunque ésta no pretenda ser una joya del cine. Sea cual sea, yo me mantengo en esa corriente de los comienzos de Dreamworks, y así me mantendré.

Centrándonos ya en la película, La ruta hacia el Dorado es algo más que una historia sobre dos hombres y un caballo que buscan una ciudad de oro. Todo comienza en la España del siglo XVI, era del Renacimiento y de los descubrimientos del Nuevo Mundo, cuando Hernán Cortés (el villano secundario) se dispone a partir en busca de nuevas tierras en las aguas americanas. Miguel y Tulio, dos estafadores de poca monta, se cuelan por accidente en una de las naves de Cortés y son apresados por polizones. Junto al caballo Altivo, los dos escapan y arrivan en una playa inexplorada; a partir de entonces, guiándose a través de un misterioso mapa, buscarán la mítica ciudad de El Dorado, construída por entero con materiales de oro.

Esta primera parte se sucede rápidamente, aproximandamente unos 20 o 30 mintuos de la película; y es a partir de su llegada al Dorado cuando empieza la verdadera historia. Ambos amigos están al principio muy ilusionados por haber encontrado la ciudad, donde son considerados por sus habitantes como los dioses de una antigua profecía, y planean llevarse todo el oro que puedan a España para vivir como reyes el resto de sus vidas. Pero a medida que pasan más tiempo en la ciudad, sus verdaderos objetivos se van revelando: Miguel, que al principio era el sumiso del dúo y parecía ser un soñador con pocas luces, va descubriendo su auténtico yo gracias a la bondad de las gentes de El Dorado, desarrollando un espíritu de liderazgo que insospechaba que tenía, hasta que termina enamorándose de la ciudad y de sus habitantes. Por otra parte, Tulio permenece cegado por su avaricia y por el amor que en él despierta Chel, la nueva amiga y confidente de ambos, y sólo desea volver a España para tener una vida de lujos, olvidándose incluso de su amigo Miguel.

Los dos se van distanciando cada vez más, a la par de descubren los verdaros planes del malvado sacerdote Tzekel-Kan, que busca tener a la ciudad bajo su poder, intentando imponer la voluntad de los supuestos dioses, quienes son más empáticos y humanos de lo que sospechaba.

Es aquí cuando nos damos cuenta del verdadero mensaje de la película: ¿Qué pesa más al final; la lealtad hacia esa persona con la que tantas alegrías y peripecias has vivido, o tus ambiciones personales a pesar de que sigan un camino diferente? Aquí se pone a prueba el valor de la amistad, esa que es sincera y desinteresada. No hace falta que una princesa, un sabio o un animalito parlante de turno nos haga darnos cuenta de la respuesta; es algo que debes comprender dentro de ti, reflexionando sobre todo lo que has compartido con esa amistad y lo que de verdad significa para ti.

Y aquí termina mi crítica. Ahora bien, si amas la exquisitez y eres muy objetivo con las películas que ves (que no es nada malo, cada uno disfruta del cine a su manera), aunque sean de animación y/o entretenimiento y poco más, no te la recomiendo mucho porque es posible que te decepciones y hasta te aburras. Pero si adoras esas películas que hablan sobre aventuras y travesías como las de antes, un viaje que no necesita de una historia de amor, canciones o magia aparte para funcionar, una amistad y valores bien reflejados para cualquier edad y las películas 2D que prácticamente se han extinguido, ésta es tu película.

Diré como colofón a aquella época de oro de Dreamworks que varios compañeros de mi generación y yo, e incluso los de más atrás, la hemos disfrutado: ¡Sigamos esa senda!
LadyEpona93
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29 de octubre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ruta hacia El Dorado no es ni de lejos tan mala como se dijo en su día, principalmente porque no es una mala película. Muy al contrario, es un divertimento de lo más digno. Se pasa en un suspiro, ofrece muchísimo entretenimiento y diversión, el sentido del humor es la mar de acertado, la animación es estupenda y la música (a cargo de Hans Zimmer y John Powell en lo instrumental y Elton John y Tim Rice en las canciones) aporta un nivel a la película que por sí sola quizás no habría alcanzado. ¡Qué importante es siempre la banda sonora en una película, y más aún en una cinta animada como ésta!
El problema de la película es que, en esta ocasión, las dotes de Ted Elliott y Terry Rossio para la aventura clásica sólo han funcionado a medias. Como decíamos antes, el film es entretenido y muy simpático, pero le falta vida desde el punto de vida emocional. Aladdín también era un pillo como Miguel y Tulio, pero la conexión del público con él era inmediata e incuestionable, cosa que no ocurre con los protagonistas de La ruta hacia El Dorado. Además queda la sensación de que lo que seguramente hubiera sido más interesante, que era la búsqueda del tesoro y la ciudad perdida a través de la selva enfrentándose a innumerables peligros y a los conquistadores españoles, ha sido resumido en una canción de tres minutos para dar paso a la trama de Miguel y Tulio como dioses, que resulta amable y encantadora, pero no da para más de diez o quince minutos. Y se nota. A la película le acaba pesando esa falta de indefinición o error de foco, como se quiera ver. Además, el villano tiene poca fuerza y poco carisma.
Quizá viéndola en la niñez subiría más puntos por el peso de lo emocional y las películas de nuestra infancia, pero vista hoy La ruta hacia El Dorado es un estimable esfuerzo muy divertido y entretenido que se queda sin embargo lejos, muy lejos, de ser una obra maestra como El príncipe de Egipto o Cómo entrenar a tu dragón, lo mejor de la casa Dreamworks.

Lo mejor: Lo simpática y entretenida que es. Un divertimento en toda regla.
Lo peor: Le falta foco y la historia que cuenta es menos interesante que la que resume en una canción.
Sibila de Delfos
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26 de marzo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Príncipe de Egipto (1998) fue el debut en el cine de animación de Dreamworks SKG, la compañía que poco antes habían fundado Steven Spielberg, Jeffrey Katzenberg y David Geffen. A la película le fue bien, buenas ganancias y mejores críticas, y unos años venideros llenos de muchos otros éxitos. El filón lo encontraron con el cine de animación en 3D -Shrek y compañía-, no encontrando la misma fortuna el cine de animación más tradicional, que han dejado de hacer. A excepción de El Príncipe de Egipto a ninguna otra le fue bien en taquilla, una de ellas La Ruta hacia El Dorado (2000).

Se trata de una cinta de aventuras dirigida por hasta cinco realizadores diferentes. Si a veces ya es difícil decir donde empieza y acaba la tarea de un director en una peli de dibujos, con La Ruta hacia El Dorado aún debe ser más difícil delimitar lo que hizo cada uno de ellos. Sin duda, algún problema de producción debió haber cuando Jeffrey Katzenberg ejerció de quinto director (sin acreditar).

Mejor buen rollo debió haber entre el reparto de voces, las ponen Kenneth Branagh y Kevin Kline -que contra lo habitual, compartieron estudio para grabarlas conjuntamente-. Secundan Rosie Perez, Edward James Olmos, Armand Assante y Elton John como narrador. Los dos primeros ponen voz a Miguel y Tulio, dos truhanes que dan con la ciudad de oro de El Dorado, donde son confundidos con dioses por los indígenas.

Cine de animación como el que ya no se hace, y viendo el poco interés por las pelis recientes en formato tradicional 2D (Tiana y el Sapo) así seguirá siendo. La Ruta hacia El Dorado es la típica película Disney de los noventa, pero no es Disney. Conseguida animación, mejor colorido, y una pareja protagonista con bastante química que hace que se siga con más interés de lo normal, pese a que la trama de aventuras sobre la que gira todo no es nada del otro mundo, ni lo pretende. Cine del familiar que cumple el propósito de divertir a todos.

Lo único malo: en La Ruta hacia el Dorado no lo hacen mucho, y no están del todo mal, pero no me gusta la fácil predisposición de los personajes en estas pelis de cantar así porque sí.
David MS
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23 de noviembre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso como las personas tienden a valorar algo de maneras más o menos condescendientes acorde a su procedencia, doy por hecho que si esto llega a ser producto de Disney lo estarían abucheando (lo que sería casi igual de injusto que las alabanzas excesivas que recibe) por no estar a la altura de lo que antes se ha demostrado que puede llegar a ser una película animada adulto/infantil.

El caso aquí es el siguiente, tenemos un filme que parte de una idea muy creativa en la que acompañamos a un dúo protagonista muy carismático representada a través de una animación muy bella. Desde estos tres elementos se ve que es una de esas películas que no necesitan ser buenas para ser disfrutadas por casi cualquiera pero que con un poco de esfuerzo fácilmente se convertiría en un punto mayor de la filmografía de casi cualquiera. Pero no.

Lastimosamente la película se queda en el vendehumo primer caso, donde se tiene permitido un ritmo que avanza como le da la gana, secundarios mal manejados y resoluciones apresuradas. Mencionar sobretodo el primer acto donde el desarrollo de cada escena se siente antinatural e incluso torpe, como si el guionista no tuviera idea de cómo sacar a sus personajes de los líos y les echara una mano con detalles bastante forzados, camuflándolos siempre como ingenio.

No digo que esto haga a la película mala, sólo un poco mediocre en comparación a todo el explotable potencial que tenía, pues hay una enorme cantidad de elementos creativos y momentos graciosos que hacen que sea una experiencia agradable: una animación envidiable, escenas de acción muy bien dirigidas, dos personajes excelentemente desarrollados cuya evolución lleva a un mensaje muy positivo. Hay muchas cosas que hacen que no pueda ser una mala película, lo que pasa es que tampoco es buena.

Sí, es una experiencia agradable y no estoy en contra de que haya películas limitadas a eso, pero con la mina de oro de recursos narrativos que tiene esta duele que se hayan desaprovechado en pos de una historia fácil. Otro triste caso de "lo que pudo haber sido".


6.25/10
Ian Lannister
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