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Good Time: Viviendo al límite

Thriller Después de que el robo chapucero de un banco acabe con su hermano pequeño en prisión, Constantine Nikas (Robert Pattinson) se embarca en una odisea a través del mundo subterráneo de la ciudad en un intento, tan desesperado como peligroso, por conseguir el dinero de la fianza para poder sacar a su hermano de la cárcel. (FILMAFFINITY)
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Críticas 48
Críticas ordenadas por utilidad
18 de enero de 2018
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi opinión coincide bastante con Carlos Boyero. Me he llevado una buena decepción tras leer esas excelentes críticas que ha recogido "Good Time".

La trama transcurre en una noche loca, en la que Constantine Nikas (Robbert Pattinson) tratará de hacer lo imposible por salvar a su hermano de la cárcel y evitar, al mismo tiempo, que lo atrapen a él. Una premisa bastante interesante, que leyendo las críticas consigue atraer la atención.

La actuación de Robbert, está bien, pero tampoco es como he llegado a leer por ahí, una interpretación merecedora de un "Oscar", entendiendo esto, como una gran actuación.

Y volviendo a lo que dice Boyero: "demasiadas situaciones tontas" -efectivamente, la película es una continua sucesión de situaciones merecedoras de tal calificativo-, "y unos excesivos primeros planos" -que terminan cansando bastante-; acompañada de una BSO que a veces resalta mucho más que las escenas a las que acompañan.

En conclusión: 6.6 para Good Time, no tiene una duración muy amplia (99 minutos) y tampoco llega hacerse pesada, aunque si sobrecarga con esos primeros planos y tantas situaciones ridículas.
Se puede ver, aunque no se volverá a ver, por lo menos por mi parte.
Selasor
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1 de octubre de 2017
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Días antes de la presentación de la película en Cannes conocimos el poster original de Good time, la nueva película de los hermanos Safie. En él, un irreconocible Robert Pattinson intenta con gesto resignado sostenerse en el borde de una botella de Sprite gigante, evitando caer en su interior. Sobrevolando su cabeza, una mano con uñas pintadas en rojo sostiene el tapón, como si el destino fuera esa mano de mujer que descorcha la locura de la noche que este personaje vivirá. Pandora liberando todos los males, dejando la esperanza sumergida en un poso de ácido lisérgico.

Esos mismos dedos de cuidada manicura son los que hacían girar la cabeza de Griffin Dunne en el póster de la infravalorada obra maestra de Scorsese, ¡Jo, qué noche! El destino, otra vez, hacía girar la cabeza del protagonista, pegada a un reloj de bolsillo, como si fuese la ruedecilla que haría avanzar el tiempo en detrimento de su cordura. No en vano, los Safdie, en los créditos finales ponen a Scorsese a la cabeza de los agradecimientos. Los protagonistas de ambas películas se ven envueltos en una espiral (al igual que la rosca del tapón de la botella, al igual que la ruedecilla del reloj) de situaciones que se van complicando cada vez más, de escenarios improbables donde intervienen personajes estrambóticos.

Los Safdie, de apenas treinta años, desde luego se han propuesto sacudir los cimientos del cine del nuevo siglo con un estilo tan realista como agresivo, tan crudo como auténtico y tan radical como innovador. Tal muestra de virtuosismo supone no una joya, sino una roca sin pulir que estos hermanos nos lanzan a la cara. Triste comparación resulta al ponerlos al lado de los cauces que sigue el cine comercial actual cuando pretende resultar violento: Danny Boyle, Guy Ritchie... supuestos enfants terribles capaces tan sólo de lanzar arena a sus espectadores, que ciega y araña, pero que en ningún caso impacta o golpea.

Como ya nos demostraran en Heaven knows what, el cine de los Safdie es un cine de luces, sonidos y ritmo, de flashes y distorsiones en momentos reposados que suceden secuencias trepidantes. Un cóctel explosivo en el que la importancia del plano se vuelve algo secundario. El reverso de Nicholas Widing Refn, otro genio del nuevo siglo que utiliza los mismos elementos de manera distinta.

Robert Pattinson, el nuevo Leonardo DiCaprio, la nueva estrella de Hollywood que deja atrás su imagen de ídolo adolescente para elegir de manera muy sabia sus próximos proyectos. Pues tras sus colaboraciones con Cronenberg, Herzog y James Gray aún tiene pendientes de estreno las próximas entregas de cineastas como Harmony Korine, Oliver Assayas o Claire Denis. Se convierte también en el primer actor de categoría A que participa en una película de los Safdie. En Good time interpreta la víctima de una serie de desavenencias de las que deberá escaparse como pueda para salvar a su hermano, interpretado por el propio Benny Safdie. Un atraco que sale mal pone en custodia al personaje del codirector. El rol de Pattinson supone el de un hombre bastante inepto pero muy diestro en cuanto a improvisación. Gracias a ello en la noche en que este film transcurre lo veremos salir airoso de situaciones que se van complicando cada vez más. No sabemos cuánto durará la racha de suerte del susodicho, pero la tensión y la diversión que el relato provocan en el espectador justifican con creces el título de la película.

Quizás la narración de la película nos parezca más convencional que sus anteriores. Sobre todo si la comparamos con los bandazos de la protagonista de Heaven knows what, a la que veíamos desperanzados, una y otra vez, tropezando en la misma piedra hasta límites insospechados. En Good time, esta sucesión de más-difíciles-todavía se ve interrumpida por la llegada del personaje de Buddy Duress, cuyo flashback inyecta aún más adrenalina al conjunto. Sirve este pasaje como excelente intermedio de un montaje, narrativo y visual, de lo más calculado y efectivo. Un prodigio.

hommecinema.blogspot.fr
harryhausenn
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22 de diciembre de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La noche más febril, angustiosa y soez imaginable es transportada a la pantalla por los hermanos Safdie como si de un perro rabioso se tratase. A partir de agitados primeros planos, neones y música electrónica omnipresente "Good Time" se convierte en un thriller potente y atractivo. Sin embargo, lo que podría haberse quedado en ese simple thriller enfurecido se transforma poco a poco en un retrato brutal de la delincuencia callejera, de drogatas, de criminales de poca monta como Connie, encarnado por un Robert Pattinson que continua su ascenso meteórico demostrando una versatilidad sin límites

A medida que avanza la trama, comienzan a vislumbrarse las podridas entrañas de unos personajes despreciables, corruptos hasta la médula, rechazados por una sociedad intolerante. De esta manera, el espectador queda reflejado en la figura de ese hermano discapacitado que no comprende lo más mínimo lo que está pasando a su alrededor. Nos vemos abrumados por la sordidez, y prácticamente, por lo grotesco de las situaciones, ya que la trama no deja de ir 'in crescendo', poniendo al, en mi opinión, repugnante protagonista en una condición cada vez más comprometida. Estamos ante una cinta que es capaz de aunar un estilo propio y un duro retrato social con el más puro entretenimiento. En todo momento me mantuvo en tensión a la espera de una nueva catástrofe esperpéntica del protagonista

Good Time rompe los esquemas. Es cruda, violenta, negra y ante todo, un ejercicio imponente de cine contemporáneo casi con una estética ciberpunk. De lo mejor del año con diferencia, no tardéis en verla. Y recordad, you're goona have a good time.
Excelsior
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21 de mayo de 2020
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hermanos Ben y Joshua Safdie nos sumergen en un thriller policiaco decadente y delirante, que transcurre en el lapso de una sola noche en la ciudad que nunca duerme. En ‘Good Time’ conoceremos la cara opuesta, oscura y marginal de los suburbios de Nueva York donde, todo hay que decirlo, no coge por sorpresa a los Safdie, pues ya tuvieron una experiencia similar en 2014 con ‘Heaven Knows What’.

El argumento es bastante sencillo; dos hermanos, uno de ellos, el menor con problemas mentales, atracan un banco hasta que la cosa se tuerce, siendo el más débil, Nick (Ben Safdie), el que queda arrestado por la policía y Connie (Robert Pattinson) el que consigue escapar. La unión fraternal que tienen en común los dos hermanos llevará a Connie (Robert Pattinson) a hacer lo imposible por sacar a su hermano menor de entre rejas. Eso se traduce, entre muchas cosas, en tener que recurrir a un judio que le intentará sacar una gran suma de dinero para pagar la fianza o recorrer la incierta noche neoyorquina, adentrándose por barrios marginales en busca de soluciones alternativas, en una carrera contrarreloj atravesando los límites de la legalidad.
El amor y la admiración de Connie por su hermano deficiente quedará plasmado a lo largo del film en esa frenética odisea y al que también hay que añadirle una sobresaliente interpretación de Robert Pattinson que, a la postre, le llevó a una merecida nominación en los premios Oscar. Veremos a un hermano preocupado, histérico por encontrar una solución precipitada, asumiendo ese rol y ese grado de responsabilidad pero a la vez denotando una irresponsabilidad preocupante debido al estilo de vida que ambos llevaban. Dicho conflicto moral es el que traerá a Connie por el camino de la amargura.

Gran parte del éxito interpretativo reside en una dirección y guión excelentes gracias al buen hacer de los hermanos Safdie, que dotan al filme de un mayor grado de sensibilidad a una trama, a priori, rebosante de acción caótica consiguiendo así el poder involucrarte dentro de la historia desde el comienzo, sin ensalzar la figura de un delincuente ni intentar rendirle tributo, donde el fin, ni muchos menos, justifica los medios pero que en definitiva, terminas empatizando por la causa, que es la del reencuentro entre ambos y el estrecho vínculo fraternal que les une y que veremos reflejado explícitamente en una primera escena muy sensible, donde nos daremos cuenta del problema cognitivo que padece Nick, el hermano menor.

La realización también es destacable, con un metraje de una hora y media y sabiendo que todo transcurre en una noche, la acción queda muy presente tanto al principio como al final, siendo la zona media de la película la parte más tranquila e irregular. En dicha zona intermedia, conoceremos a Connie un poco más de cerca así como a otros actores secundarios que aparecerán a lo largo de su camino, todos sobrepasando el ámbito de lo ilegal por distintas razones pero que ineludiblemente marcarán el devenir de éste. Por lo tanto, considero que la duración es la correcta, sin llegar a ser cargante, ya que el argumento tampoco da para mucho más.

La fotografía a cargo de Sean Price Williams es muy buena. Pese a que mayoritariamente estamos hablando de escenas nocturnas, veremos las calles iluminadas bajo luces de neón en un ambiente marginal y depresivo, alternadas por otras un tanto más frías, blanquecinas e intermitentes, todas ellas provistas con algo de grano o ruido, dándole un toque más vintage u ochentero como por ejemplo las escenas en el interior del hospital o las de la cárcel para después cambiar radicalmente hacia otras muchísimo más coloridas e hipnóticamente contrastadas como el cameo psicodélico que tiene lugar en el parque de atracciones.

Otro punto positivo —el más destacado diría yo junto a la interpretación de Pattinson— es la banda sonora, que se adhiere perfectamente a la trama gracias al gran trabajo de Oneohtrix Point Never, donde escucharemos piezas y acordes energéticos que presumen ser entre electrónicos y cyber punk ochenteros y donde según en qué momentos, (atracos, persecuciones, peleas, etc) irán adquiriendo mayor presencia gracias a un juego de ritmos y de volumen muy acertados. Éstas, añadirán más tensión a una trama que reclama una atención permanente por parte del espectador. No en vano y gracias al buen trabajo realizado por parte de OPN, esta producción musical les llevó a ser premiados en el festival de Cannes y nominados a la Palma de Oro.

Estamos por lo tanto ante un thriller entretenido que posee un leve aroma a cine noir e independientemente, bien ejecutado y fácil de digerir gracias a sus 98 minutos de duración, con una muy buena banda sonora y una mejor interpretación por parte de un sobresaliente Robert Pattinson, donde advertiremos lo versátil que puede llegar a ser más allá de la etiqueta que permanentemente se le atribuye y que a su vez desemboca en el encasillamiento e infravaloración al que injustamente se ve sometido por la crítica.
Una película que le ha servido como trampolín para ascender, para redimirse y para lanzar un serio aviso a sus detractores: Aquí hay actor para rato, no solo un vampiro adolescente.
Todo eso no quita que, en mi opinión, el cómputo global sea bueno y original, pero hasta ahí, sin más y sin llegar a catalogarla, como dicen, de obra maestra.
alexsespinar
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19 de febrero de 2018
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
46/16/17/02/18) Sobrevalorado (por las buenas críticas en general) y decepcionante film realizado por los hermanos Ben y Josh Safdie (escrita por Josh y Ronald Bronstein, Benny co-protagonizó como el hermano disminuido Nick). Un thriller con claras influencias de en el ritmo y relato (pesadillesco nocturno) al Scorsese de “After hours” (1985), y por su estética, iluminación prominente de neones y los primeros planos bebe del director danés Nicolas Winding Refn, peros asemejándose más al realizador escandinavo en el vacío de contenido, en la superficialidad y pretenciosidad huera de sustento, que como bien dice el crítico Carlos Boyero de El País se sustenta en un tsunami de situaciones estúpidas que no sostienen un mínimo análisis, comenzando por ese atraco propio de alleniano “Toma el dinero y corre”.

Narración de carácter episódico, en especie de niveles, donde el protagonista (Constantine encarnado por un correcto Robert Pattinson) se embarca en una vorágine nocturna por sacar a su hermano de la cárcel, intentando primero pagar su fianza, y luego sacarlo del hospital, provocando un efecto caos, va improvisando sobre la marcha, confiando en su instinto de supervivencia, derivando en que cada acción es hundirse un poco más en el fango, una huida hacia adelante sin meta. Mediante los problemas le van surgiendo la tensión es constante pero artificiosa. Y es que su protagonista es un personaje del que nada sabemos, con el que es imposible (por lo menos yo) empatizar, y moviéndose entre acciones que rozan el absurdo, el mencionado atraco, la ridícula escena en el pagador de fianzas con la “novia” de Connie, el modo pueril en que saca Connie a “su” hermano del hospital, que una madre deje a su hija adolescente de noche sola con un desconocido es delo más verosímil (puaj!), acentuado esto por la escasa delineación de protagonista, un esbozo a medio hacer, donde nunca sabremos el porqué del atraco al banco, todo lo porfía al torbellino trepidante de acción, donde lo bizarro y la violencia es atroz, quizás para que no pienses en lo forzado del argumento.

Los directores intentan dar fondo a su film, lo hacen queriendo tratar el tema del amor fraternal, el de hermanos, el del afán protector con reminiscencias a “De ratones y hombres” de Steinbeck, pero al desaparecer de escena pronto Nick, esta relación queda coja pues solo vemos un joven intentando conseguir dinero a toda costa, pero sus motivos son algo vagos si no vemos conexión emocional entre los dos.

La puesta en escena destaca por una cinematografía de Sean Price Williams (“Marjorie Prime”) con una cámara nerviosa, inquieta, con excesivos y mareantes primeros planos que nos privan del entorno y agobian sin necesidad, con travellings, moviéndose hábilmente en la noche, en la recreación sórdida de ambientes taciturnos; La música es compuesta por el músico techno Oneohtrix Point Never adecuada en emitir zozobra, hay una colaboración con el cantante Iggy Pop con el tema "The Pure and theDamned".

Robert Pattinson lleva tiempo queriendo quitarse la etiqueta de vampiro cool de la saga que no voy a nombrar, es de agradecer, pero sin estar mal aún le queda para quitarse el estigma; Resto de los actores se mueven entre el histrionismo y lo pasado de vueltas.

En conjunto me queda un pomposo thriller olvidable, mientras escribo ya lo he reseteado de mi memoria, y es que Good Time no es lo que he pasado viendo esta nadería con aspiraciones que no cubre su metraje. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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