Más allá del bosque

«Esta historia nos habla de la maldad. La maldad es impetuosa, devastadora. Por nuestro propio bien es muy conveniente que por una vez la contemplemos en su desnuda fealdad. Quizás de esta forma veamos con mayor claridad como aquellos que se dejan arrastrar por la maldad acaban como el escorpion: dándose un aguijonazo mortal (este mortal es la traducción de eternal death)»

Afán moralista: Rosa es la mala de cualquier culebrón… Aquí no hay camino para la redención sino para su objetivo. Sentencia todo en una gran frase: «Aquí solo hay una persona que hace un gran favor a todos: el de funeraria… por llevárselos…» El aserradero la mata… cada día la destroza la quema viva… Los pitidos de ese tren que sólo llega cuatro veces al año… Efectivamente, esa fatídica noche había un único tren… todos sabíamos donde conducía… todos menos Rosa Moline.

Ahora sí que sí, lo digo sin miramientos, Petete es la mejor actriz de todos los tiempos, quién no me crea o crea que tengo la misma credibilidad que Johan Bruyneel que vea este apoteósico recital por favor.

Nunca me había sentido tan minúsculo, tan Antón Retaco tras ver una interpretación tan sobrenatural y soberbia, grandiosa y gloriosa.

Petete balanceando su cata de melón apabulla desde el comienzo con un papel insano, diabólico y perverso, el guión no es un diamante en bruto, cierto, pero el lucimiento de Petete es tan atronador, tan inalcanzable, que solo queda arrodillarse, aplaudir y recibir la embestida de un rinoceronte en celo.

Pese al incomprensible fracaso que sufrió esta película, algo que suele ocurrir, la película no deja lugar a dudas con una notable andanada y una magistral Petete.

Obligada a todas luces.

Se despide desde el bosque

Vuestro amigo íntimo

David el Gnomo

Esta revisitación a Madame Bovary no tendría mayor transcendencia en la historia del cine si no hubiera sido interpretada por Bette Davis. No es un halago a la actriz, que estaba a unos meses de conseguir una de sus cuotas más altas de interpretación en Eva al desnudo. Haciendo un papel de una sexy, guapa y joven - lo contrario a la Davis en esa época- tan ambiciosa como odiosa, Bette consigue con miradas histriónicas casi sacadas del cine mudo y movimientos bruscos y teatrales, lo mismo que Almodovar en sus películas: rozar el ridículo sin hacerlo jamás. ¿por qué? por ser Bette Davis.

Melodrama con tintes de thriller y con una Bette Davis mala malísima (qué sorpresa!). La película es un tanto irregular, con momentos realmente destacables (toda la parte de Chicago, por ejemplo, que es sin duda lo mejor de la película), y otros momentos regulares tirando a flojos (sobre todo hacia el final).

Bette Davis está mal. Me gusta Bette Davis, tiene películas extraordinarias, pero como a otros grandes actores, tiende a exagerar o sobreactuar, y aquí sobreactúa muchísimo, con una poses y actitudes en ocasiones un tanto ridículas, en contraste con un sobrio Joseph Cotten que está siempre perfecto. Está claro que la Davis tiene películas mucho mejores que ésta.

Por ahora he destacado lo malo de la película, pero también tiene sus cosas buenas. Es una película con un buen ritmo, entretenida, aunque se pueda encallar en algunos momentos. No es una mala película, está bien, se deja ver con cierto agrado pero de una película de King Vidor con Bette Davis y Joseph Cotten uno esperaría un poco más.

Drama de los de verdad. Mujer infame, no fatal, pues éstas dan algo, aunque sea poco, a cambio de algo. Pero este tipo de mujer no da nada, sólo pide.
Un argumento cerrado, un círculo obsesivo y asfixiante y enfermizo. El poder de la hembra, sus deseos de salir de la vulgaridad del pueblo en el que se ven confinadas y una atracción sexual malsana y viciosa que exuda el cuerpo y la mirada de la mujer insatisfecha con su vida (y probablemente sexualmente).
La envidia es su motor, las bajas pasiones su aliada, el resentimiento su norte, y su total ausencia de escrúpulos su defecto más acusado. El papel, desde luego, es para una actriz de raza, de temperamento, de energía, de recursos.
La idealización del arquetipo de mujer fatal es de una modernidad absoluta. Es perfectamente importable al momento actual. Una mujer como ésta es perfectamente apreciable en esas películas policíacas con alto contenido erótico tan de moda en los años 90.
Una gran Bette Davis en un papel un tanto sórdido, con un Joseph Cotten que quizá no de el papel de inocente, sufrido y abnegado trabajador y esposo. David Brian es el galán de cine, el rico del pueblo, y una Ruth Roman tan guapísima como siempre y jovencísima (irreconocible prácticamente de los joven que está).
Un estudio sobre el mal, sobre la maldad humana, sobre la ambición desmedida, sobre los límites de tus ensoñaciones (que no sueños).
Todo lo que he visto de King Vidor me parece realmente magnífico. De gran solvencia técnica y una puesta en escena pulcra y diáfana. Con una cierta tendencia al dramatismo, a ver el lado más cruel de la vida, de las pasiones humanas. Sea en La calle (1931), en Duelo al sol (1946), en El manantial (1949) o en La pradera sin ley (1955). Todas ellas de gran potencia dramática.