La reencarnación

La película llega al 5 de calificación final debido a que se deja ver sin ningún problema es una película entretenida y nos muestra el mundo de los exorcismos desde otra perspectiva, quizás más parecida a la saga Constantine.
El argumento es simple pero funciona, los actores interpretan bien sus papeles y los efectos de sonido están bastante bien logrados y sin exagerar, desde mi humilde punto de vista.
Le he puesto un 5 porque no le puede poner más a un género que está agotado y que no aporta nada nuevo, tan solo vemos el mismo problema desde otro punto de vista.
La película la he visto un domingo así que como película de domingo después de comer está bien.

Película que cumple. Es decir, no es que vas a morir de miedo pero seguramente saldrás diciendo "vi algo distinto". No es la Típica película del exorcista. Se maneja de forma diferente y eso es lo que gusta. Manejar el exorcismo desde adentro, buena idea pero que pudo haber sido más. El final... excelente.

Cuando en una película muere gente y no aparece la policía a hacer preguntas, es raro. Por que hasta el cine tiene algo de buscar el realismo. Hasta la ciencia ficción intenta dar explicaciones.

Aquí no . Aquí puedes matar a un tipo aplastándolo contra el suelo que la policía viene, lleva el cadáver, y no pasa nada que siga el exorcismo.

Un exorcismo peculiar, por cierto, donde se solucionan a peleas las cosas y listo. Te doy unos puñetazos, te comes el crucifijo y a seguir.

Ritmo lento. Situaciones absurdas. Una posesión que no asista a nadie. La verdad es que la cinta no hay por donde cogerla, y la acabé de ver por curiosidad, por el ¿Cómo van a arreglar todo esto?.

Y no. No se arregla. El actor principal no lo hace mal. Ni el niño . Pero el guión no hay por donde pillarlo.

Insatisfacción morrocotuda. Es la mejor contribución a esa frase que decía el inefable Keyser Söze, en uno de los fenómenos de los noventa ('Sospechosos habituales') acerca del diablo: 'su mejor truco fue convencer al mundo de que no existía, pero sabemos que no se ha ido'. Lo que ella querría (la película), es que la utilización de esa frase magistral fuera por haber logrado convencer, para su perjuicio, a quienes están dentro de la misma. Si también lo hace con quien está fuera, es que algo falla de manera estrepitosa. Su nula repercusión se empieza a entender a las mil maravillas en cuanto apenas se ha llegado a cruzar un tercio de la cinta. Lo que ya no se entiende tanto es la participación, como cabeza visible de algo tan indolente, de un actor que se ha hecho respetar en su carrera, Aaron Eckhart. Todo el mundo tiene derecho a equivocarse, está claro. La mala noticia para él, es que este error equivale a tres. La buena, que no la conoce casi nadie y no será un impedimento para ocultar su existencia y pagar poco peaje por ello.
Sin claridad de ideas y con mucha sensación de reincidencia, lo peor de lo que se puede acusar a una película de miedo es que no dé miedo. Brad Peyton y su equipo han cubierto con creces esas acusaciones.

Si de las películas de terror se espera que tengan apariciones repentinas, sustos acompañados de música estruendosa, ésta no lo tiene y se agradece el no cargarse de los tópicos de las películas de exorcismos.
Támbien es reseñable el esfuerzo de hacer una película de exorcismo sin que aparezcan crucifijos constantemente, curas, y la burocracia que supone llevar uno a cabo.
Llama igualmente la atención que el personaje poseído no se le ve sufrir, por lo que no gasta minutos de metraje tampoco en ese aspecto, lo que nos lleva a buscar donde va todo ese metraje que falta, y que nos lleva al personaje principal, una persona atormentada y que es el eje sobre el que se basa el film y sobre el que recae la mayor parte del tiempo de pantalla.