La mujer pirata

Siempre me he resistido a esta película porque en tiempos de Barbanegra no me pegaba ver a una jefa comandando un barco pirata lleno de cenutrios. Un hombre cenutrio siempre tiene que ser mayor y más borrico que una mujer cenutrio, luego era muy difícil que una mujer fuera jefa. Pero esto va de otra historia y he ahí el secreto. Jean Peters de la mano del señor Tourneur te demuestran que es posible que existiera una jefa pirata, y además guapa, que no es que fuera una bestiajo más fea que Picio y con pinta de hombre. Es la capitana Providence, y es respetada no sólo porque contara con el apoyo del mismísimo Barbanegra, si no porque además tenía agallas de sobra, lo mismo tiraba por la borda a un capitán inglés que se lanzaba al ataque con su espada. Lo que pasa es que la mujer pirata es una mujer triste de aire melancólico, muy desengañada de la vida, pero con esperanzas.

Luego tenemos el aspecto marino. Las secuencias de combate navales serán cortas pero encantadoras. Los cañonazos son potentes y el realismo existe dentro de la imaginación de cada uno. Dan ganas de gritar "¡gavieros a cubierta!" y cosas así, y te meten en la acción con entusiasmo. Los encuentros entre piratas son convincentes, de acuerdo que parece gente entrañable y simpática pero luego se desenmascaran y no traicionan ni su credo, ni el nuestro, ¿quién quiere un pirata buena persona?

De Louis Jourdan no voy a decir nada, me callo, pero hace de francés y es que era francés, una pena, lo siento por él. En cambio, no podía ser otro mejor que Herbert Marshall para dar sensatez dentro de la violencia desatada, de las orgías de sangre en las luchas a cuchillo. Y Debra Paget, pues ya sabemos, lo bien que baila (por otras películas que aquí no baila) y lo bien que actúa; aquí hace de mujer noble dando más realismo a la ferocidad de los piratas, contrastando más los exquisitos modales y arrogancia de la aristocracia con el inspirador terror de los piratas. Creerás en la mujer pirata, en el amor y el desamor y en todo lo demás. Y sobre todo...

Siempre es buena idea acudir a la filmografía de Tourneur, está repleta de cosas tan variadas que cuando alguien te recomienda alguna de sus películas no sabes qué palo puede haber tocado aquel día. Se podría decir que fue un currante del cine, hacía lo que le pedían y daba igual del género que fuera. Podemos encontrar westerns, cine negro, capa y espada, cintas bélicas, de terror, comedias y hasta alguna de romanos... Entonces te encuentras con una de piratas, un género muy trillado en aquellos años cincuenta. Son opiniones claro, pero vista una vistas todas. ¿O no? Pues no, rotundamente no, lo que le sucede al capitán Providence en "La mujer pirata" es único porque el capitán es una mujer. Analfabeta, temperamental, valiente y con una trayectoria como delincuente de los mares que la hacen ser una de las más temidas del Caribe.

Visto así, la película puede echar para atrás a aquellos que no les guste el género específico de aventuras marinas. Yo me he vuelto a enamorar un poco más de Jacques Tourneur, un director que merece mucho más respeto, alguien que trabajaba a menudo con presupuestos muy ajustados y que en este caso hace brillar tanto el color de sus fotogramas que uno tiene que rendirse forzosamente. El ritmo que le pone a la película hace que al final todo parezca un suspiro, y eso siempre es bueno. Es cierto que dura menos de ochenta minutos por lo que no hay nada de relleno, va al grano sin muchas vueltas de manera que el entretenimiento está garantizado en cada escena. Así que una de piratas, ya ves, una mujer pirata que vive aventuras más allá de su barco, diría que va tan más allá que le duele el corazón...

Este film es una auténtica máquina en la que todo funciona a la perfección. Sólo se puede sentir admiración por alguien capaz de tener un control tan enorme sobre la creación cinematográfica como Tourneur y su equipo despliegan aquí.
Suscribo cada una de las palabras de la atinada crítica de opera 0. Cierto que el único flojo es el francés.

El subgénero de piratas del Hollywood clásico nos regaló películas inolvidables. El género de aventuras, incluyendo el western, de este periodo es para mi el canon del cine de entretenimiento, sin otras pretensiones. Imaginaos un cine parroquial a finales de los 60 lleno de críos viendo "El halcón y la flecha". Aquello si que fue una experiencia religiosa.
Lástima no poder ver las cosas con la misma inocencia. Aunque con este tipo de películas vuelvo a revivir ese alborozo y regocijo... a ratos. Porque ahora veo lo que antes no veía. Que son películas breves pero intensas, narradas con fluidez, con una realización enérgica y elegante y cuyas tramas no tienen porque tener más implicaciones.
No llega a los ochenta minutos, está plagada de lances y romances y cuando termina te queda la agradable sensación de haber pasado un buen rato sin haberte comido mucho la cabeza. Nada que ver con las hipertrofiadas aventuras de dudosamente gracioso capitan Sparrow. Igual es que a los niños de antes nos engañaban con cualquier cosa.

El personaje del Capitán Providence está basado en un personaje real, la mujer pirata del siglo XVIII Anne Bonny. No así el argumento, que es completamente inventado, basándose en una historia corta del historiador y novelista Herbert Ravenal Sass. Con altas dosis de aventuras, algo de romance, drama y algunos giros inesperados, esta pequeña joya, breve pero intensa, se hace entretenida de principio a fin.

Jacques Tourneur, especialista en saltar de género en género, como una abeja de flor en flor, y triunfando en todos ellos, dirige con su habitual maestría, apoyado en un brillante guión de Philip Dunne, con un ritmo perfecto y una colorida fotografía, esta maravillosa y fascinante cinta de aventuras a la vieja usanza. Su magia logra que acompañemos a los piratas, surcando mares y buscando tesoros. El reparto es sencillamente extraordinario, donde destaca la protagonista, Jean Peters, deslumbrante, en uno de los papeles de su vida.

La película, injustamente olvidada, está muy por encima de la media de este tipo de producciones, y creo que no debería faltar en los primeros puestos de cualquier ránking del subgénero de piratas, junto a otras como “El capitán Blood”, “El halcón del mar” o "La isla del tesoro". La cinta resulta bastante espectacular para la época, con escenas de batallas navales, duelos a espada, abordajes, botines, tabernas, venganzas... en fin, todos los ingredientes de "una de piratas", auténtico cine de evasión.