La casa de bambú

Tenía curiosidad por ver esta película ,me llamaba la atención por el tema que trata y por el lugar donde se desarrolla... y la verdad es que me ha resultado bastante decepcionante en general... tanto el desarrollo como el final deja bastante que desear. A pesar del gran reparto creo que la mayoría de los actores han tenido mejores momentos ...me sorprende las calificaciones tan buenas que tiene este filme...es curioso como hay tanta diferencia entre lo que podemos opinar o ver unos y otros...

Si se ha visto algo de cine negro aunque no se haya leído nada por ningún sitio La casa de bambú es un remake de la obra maestra de William Keighley: La calle sin nombre. No creo haber visto una historia de amor tan lograda en el cine negro entre Robert Stack y Shirley Yamaguchi. Ni prácticamente en ningún género. Y eso lo hace un occidental con miras más anchas que los orientales. La casa de bambú en manos orientales habría sido un bodrio. El final de La casa de bambú deja en pañales a cualquier final a lo Hitchcock. ¿Habrá hecho el amigo de las rubias alguna escena similar a la del asesinato en la cuba?. Nunca ni nada que se le parezca.

Un hombre (Stack) llega a Tokío tras el asesinato de un amigo suyo, que fue supuestamente acribillado por los compañeros de su banda, dirigida por Sandy (Ryan)... Uno de los títulos más prestigiosos de Fuller, film de cine negro con ramalazos melodramáticos, que a quien esto suscribe y como la mayoría del cine de su autor apenas encandila.
"La casa de bambú" es un film entretenido, pero demasiado envarado, mecánico. Tiene una secuencia medianamente célebre: el asesinato de Cameron Mitchell por Robert Ryan mientras éste se baña en una cuba de madera (cada orificio, un disparo) y un final en un lugar llamativo a lo Hitchcock. Pero poco que rascar.

Si hay algo que me gusta del cine de Fuller es su manera franca e intimista de dirigir. Es un director que maneja muy bien la violencia, en las escenas de acción se desenvuelve fenomenal. No cae en diálogos espesos y sobrantes.

La relación de amor resulta creíble ya que no recae en escenas demasiado edulcoradas que para mi gusto restarían realismo. La escena final es genial, pero tanto como para decir que Hitchcock no hizo nada semejante es pasarse tres pueblos.

Aún siendo "La casa de bambú" una película bastante entretenida con una muy lograda ambientación, no creo que esté entre sus 3 o 4 mejores trabajos.

En el reparto cabe destacar como siempre a Robert Ryan, cuyas interpretaciones nunca pasarán inadvertidas. Para el personaje de Eddie se pensó primeramente en Gary Cooper (pero la idea quedó declinada porque era un actor muy popular en Japón y sería impensable que rodase escenas entre la multitud sin que ésta se le echase encima), pero finalmente cayó en manos de Robert Stack, un actor que siempre me resultó un tanto ambiguo, lo que le hace apropiado para el papel.

Una película dirigida por Samuel Fuller y actuando Robert Ryan, ¿quién no quiere verla?.

En este film, rodado en Japón, y que ofrece la particularidad de ser cine negro ambientado en Japón y, además, con fotografía en color, y en formato CinemaScope, se aprecia el interés de Fuller por el mundo oriental, y por el "thriller" con elementos peculiares. En la acción pesa mucho la reciente guerra y los posteriores años de la ocupación militar estadounidense en el Japón vencido de la postguerra: da la impresión, desde el principio, de que coexisten dos administraciones paralelas, la norteamericana y la japonesa. Es más, la película nos muestra una mafia dirigida por norteamericanos, independientemente de la mafia japonesa. Por otro lado, el tema del espía o el hombre infiltrado que se une a una organización criminal para desbaratarla, desde dentro, debía interesarle a Fuller, porque luego aparecerá en un film posterior de Fuller muy interesante, "Underworld USA" (1960).

La acción incesante, el juego de apariencias, el ritmo que crea el montaje, así como la riqueza de los personajes, dan una gran fuerza al conjunto, creándose así un relato conciso, adecuadamente violento, y, a la vez, lleno de detalles. Destaca Robert Ryan, un grandísimo actor, en el papel de un hampón psicótico y cruel que comete golpes y atracos tras la fachada de una red de salas de "pachinko" en Tokio. Entre éste y su lugarteniente, encarnado por Cameron Mitchell, y luego Eddie Spanier (Robert Stack) se desarrollará una especie de triángulo amoroso lleno de celos, malentendidos y rivalidades. La relación entre Shirley Yamaguchi y Robert Stack es más convencional. Eso, y la tendencia a la postal, o al documental turístico, de algunos planos y momentos, es lo más flojo del film. Por supuesto, todo lo demás es muy interesante.

Los momentos más sorprendentes del film son, para mí, tres:

-un plano al principio, en el que vemos el monte Fuji nevado, al fondo, con un cadáver con los pies por delante en primer plano;

(paso a la parte de abajo)