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El viajero

Drama Pese a estar castigado por sus padres y profesores, Qasem no se porta bien en la escuela. En vez de estudiar, se pasa todo el día jugando al fútbol. Cuando descubre que el equipo nacional jugará en Teherán, decide ahorrar el suficiente dinero para la entrada y para el billete de bus desde Malayer hacia allí. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
18 de enero de 2024
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
17/17(17/01/24) Estupendo drama iraní, que hace de la sencillez virtud, para regalarnos una fotografía deliciosa sobre la juventud, emparentada claramente con la película gala de François Truffaut, “Los 400 golpes” (1959). Escrita, dirigida y editada por Abbas Kiarostami, Mosafer es la historia de un niño que intenta ir a ver un importante partido de fútbol en Teherán mientras intenta planear su manera de ir a ver el partido. La película es una exploración del deseo de un joven de ver un partido de fútbol de su selección en Teherán mientras hace todo lo posible para recaudar dinero para llegar allí. Detrás de la cinta está el más aclamado de los cineastas persas, Abbas Kiarostami, que dirige, escribe y edita esta ácida radiografía de la niñez nada complaciente, donde se expone a un adolescente indolente, egoísta, mentiroso, ladrón, y todo ello sin sentimientos de culpa, solo se mueve por un objetivo superficial. Ello en un relato muy ágil, gracias en parte a su exiguo metraje de apenas 70 minutos. El seguimiento a este muchacho en su ‘aventura’ dual, primero con sus planes para obtener dinero para su sueño, y segundo en Teherán, sirve además para exponer la vida en un pueblo rural, el costumbrismo local, contrastado con el bullicio de la gran urbe capitalicia, siendo con ello un buen documento, teniendo en cuenta que es un film rodado durante el régimen de Sha de Persia, antes de la llegada al poder de los Jomeinistas. Donde, además, la cinematografía en b/n de Firooz Malekzadeh (“Lebassi Baraye Arossi”) de fuertes contrastes de grises y con profuso granulado potencia la sensación de documental, sobre todo en los recorridos por las calles, y con ello expresando realismo, también con recursos dramáticos buenos como son las tomas subjetivas de la ensoñación.

Qassem Julayi (Hassan Darabi), es un niño de 12 años obsesionado con el fútbol de la pequeña ciudad de Malayer, prefiere competir en el callejón de su empobrecido barrio después de la escuela que hacer sus deberes. Su madre analfabeta lo reprende constantemente, pero hace tiempo que Qassem aprendió a inventar excusas para su bajo rendimiento escolar. El niño decide viajar solo a Teherán, a 240 kilómetros de distancia en autobús, para asistir a un partido importante. El precio del autobús, sin embargo, es de 10 tomanes y Qassem carece de fondos.

Comienza de modo enérgico y descriptivo, pues vemos a unos cuantos niños jugando al futbol callejero, con porterías pequeñas, viviéndolo de forma pasional el partido. Tras ello vemos a Qassem va a llegar tarde al colegio por querer comprar una revista de futbol, y cuando entra en clase lo vemos con un vendaje en la cabeza para simular un dolor de muelas. Tras ello el protagonista en clase ojea a escondidas la revista, hasta que el profesor lo pilla y se la quita, tras lo cual el docente se pone a mirar la revista. Una ágil presentación de situación y de protagonista, exponiendo su pasión futbolística, sus pocas ganas de estudiar, su afán de engañar para encubrirse, pero también dejando relucir el humor de la cinta.

Asistimos a la desesperación materna cuando la madre decide acudir al cole ante el director a quejarse de que su hijo le ha hurtado 5 tomanes, y el director el que arremete contra ella por no impedir que ese carácter rebelde prosiga. Pero lo que se deja constancia es de como la incultura del analfabetismo estaba arraigada en las gentes de pueblo, y con ello poco podían hacer por saber si sus hijos eran aplicados o no. También se habla de los castigos físicos a los niños, pues el director se queja de no poder aplicarlos por quejarse los padres, desgarrador que esto sea lo único se les ocurre, pues además de sádico, esto solo provoca la rebeldía a quienes la procesan, y con ello repelencia a la escuela. Se nos muestra un hogar partido por como se afronta este carácter del hijo, por un lado, la madre que no ceja su empeño en reconducir a su hijo, y por otro a su padre carpintero Lar (…), que pasa de todo. Dándome a entender que en la ruralidad los estudios no eran vistos como importantes, pues siempre pueden hacer profesiones de mayores que no necesiten más que unas pocas lecciones.

Muestra, en lo que es un film poliédrico, además de esta agria crítica, también como el empeño por un fin mayor (para el protagonista) le hace emprender una odisea de ideas para recaudar plata suficiente para su empeño de viajar a Teheran a ver el partido. Para ello me ha gustado como planea la palta que le hace falta, poniendo en práctica las matemáticas aprendidas en la escuela, dejando patente que si son necesarias estas sin remarcarlo. Mezclando en ello el ingenio emprendedor del niño, emparejado a su egoísmo sin límites en sus latrocinios y mentiras. Desde robar a la madre, vender una pluma estilográfica, con regateo divertido por medio, o vender la portería que no es suya, si no del equipo (se justifica diciendo que es el capitán) y que comerciará con el capitán del equipo rival. Pero sobre todo queda el tramo de la estropeada cámara de fotos que es de su tío, pero él intentará vender sin éxito, para luego pergeñar un plan estafa para sacar unas perrillas. Haciendo creer a los que tiene carrete en la cámara sacará fotos a los niños cobrándoles (5 riales por supuesta instantánea), genial como hace el rol de fotógrafo con indicaciones a sus ‘modelos’. Kiarostami expone estos momentos desde el objetivo de la cámara, atrapando líricos momentos en los ilusionados fotografiados. Estos vaivenes por el pueblo sirven para mostrar con encanto etnológico este lar persa. Un estudio sobre sobre cómo no siempre alcanzar los sueños es algo aleccionador, aunque hábilmente el director rehúye la crítica o juzgar a su ‘héroe’.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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23 de abril de 2012
4 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aguanté toda la película y me gustó... hasta que llegó el final. Kiarostami cuenta algo tan cotidiano como los deseos de un niño por ir a ver un partido de fútbol con una fuerza muy poderosa, pero el tremendo mensaje que se quiere dar con el final de la película es algo con lo que no comulgo en absoluto. Más todavía cuando un instituto que pretende desarrollar el desarrollo cultural estaba detrás de la producción.

Como dije, la película es curiosa, fácil de ver e interesante, pero los últimos diez minutos son una sucesión de acontecimientos ilógicos que hacen que la película no merezca la pena. Cinematográficamente es muy interesante, pero su mensaje es hasta reprochable. Una decente producción enturbiada por los intereses de quienes estaban detrás.
NeoJ
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