Sala de espera al infierno

He aquí la última entrega de la saga de “Harry el Sucio”, ofreciendo las mayores virtudes por las que siempre se ha distinguido la saga y con algunos nuevos alicientes para su visión. Por desgracia y por motivos desconocidos, Eastwood no volvía a desempeñar la faceta de director, cediendo el turno a Buddy Van Horn. No obstante, la labor del cineasta es encomiable, pero se aleja de la profundidad y énfasis que Eastwood le había dotado a su anterior entrega.

Lo mejor que se puede decir de Buddy Van Horn es que dota una mayor dosis de intriga y de desarrollo a la trama. Es la entrega que el aspecto del thriller está más trabajado y mejor ejecutado des de “Harry el Fuerte”. No obstante, la historia peca de ser bastante simplona. Su desarrollo atrapa y se hace altamente interesante, volviéndose algo bastante prometedor, pero acaba dejando mucho que desear. El mundo que explora “La Lista Negra” peca de no ser demasiado interesante. Se deja seguir pero sin demasiados atributos.

Siguiendo la misma tónica que “Impacto Súbito”, Harry Callahan mantiene su atractivo y carisma, incluso ganando puntos gracias a su edad, que le han vuelto más cascarrabias y con una mayor experiencia. Es también de agradecer que esta vez el resto de personajes son bastante atractivos, como el nuevo compañero de Eastwood y las actuaciones segundarias de Liam Neeson y de un primerizo Jim Carrey, resultan de lo más curiosas e interesantes.

Pese a que no se desarrolle una trama dramática tan interesante como la anterior entrega, es bastante exquisito ver la relación que hay entre Callahan y la periodista. Otro punto muy destacable que sería imperdonable ignorarlo es la fuerte crítica que se le hacen a los medios informativos y al periodismo, donde se muestra sin pudor alguno su total falta de escrúpulos y de sensibilidad, únicamente movidos por conseguir exclusivas sin importar el daño que hacen.

No es la mejor de la saga, pero supone un digno final a esta serie de películas iniciada por Don Siegel. No se puede negar que aunque el desarrollo de la historia está bien hecho, su argumento es bastante tontorrón. Pero el ver a Clint Eastwood desempeñando su papel más reconocible es impagable, y ya merece la visión no de este film, sino de toda la saga.

Pedazo de cartel para «La lista negra», muy posiblemente el más bonito de toda la saga, que llega a su término con esta quinta entrega. Precioso, de verdad. El Magnum ya mítico y el rostro de Clint Eastwood en un fondo negro son una buena metáfora de lo que significa Harry el sucio, sin duda uno de los personajes más influyentes en el cine de acción y policiaco.

Pero no, no voy a ponerme nostálgica, porque ni siquiera «La lista negra» lo es. Tiene muy poco de Callahan y muy poco de sucio; tanto es así, que podría haber pasado por una película de intriga más. Este Harry es el menos parecido a sí mismo, de eso no hay duda, y sus tacos y su tendencia cascarrabias, tan común a otros personajes Eastwood, quizá puedan atribuirse a la vejez. Sin embargo, una cosa es madurar y otra transformarse. El límite es difícil, pero yo creo que aquí lo han cruzado.

Sea como sea, estamos ante una cinta de final agradable y desarrollo bastante curioso y solvente, si bien hay demasiada trama con la chica periodista. Liam Neeson está maravilloso, sencillamente maravilloso, y junto a él un Jim Carrey con una breve pero magnífica intervención, cuando nadie le conocía por su histrionismo y apuntaba maneras de actor dramático. La acción no es en ningún momento espectacular ni tiene mucha emoción, pero coincido en destacar como secuencia inolvidable la persecución en coche más extraña que pueda suponerse.

Callahan se despide, no en su mejor película, pero posiblemente en una de sus más optimistas. Hace bien en jubilarse, que ya le toca.

Todos sabemos lo que es capaz de ofrecer Harry. A estas alturas cualquiera que llega a "La lista negra" sabe qué es lo que se puede encontrar y muy probablemente, tal es mi caso, se da por hecho que el inicio del inspector Callahan queda muy por encima. Soy capaz de verbalizar que de no ser por Eastwood jamás me pondría la hora y media que dura esta película, cuenta con una estética ochentera graciosa, eso es mucho para mí, pero ni el guión ni cualquier otra cosa que no sea el protagonista son para darle más nota de la que el sabio conjunto de usuarios le hemos dado. Al menos entretiene, mucho más que alguna de un tal Ingmar Bergman, otro cine, más suculento para otros, pero aburrido como una mala cosa al lado del chulesco Harry, que ya le pueden meter un tío con metralleta tras otro que sale vivito y coleando sin rasguño alguno, y lo mejor: dispuesto a liarse a palos o a tiros con quien sea. Hablar de Ingmar Bergman en la crítica de "La lista negra" es sorprendente pero tan cierto como decir que mientras en unas imágenes hay acción, a veces muy buena, en las otras, las imágenes del director sueco, suele ser lo contrario. Nada más que eso.

Destaco la originalidad de la persecución con el cochecito de juguete, y aunque ciertamente todo es previsible, ¿qué más dará?, sale Eastwood, que es el mismísimo inspector Callahan, y sí, puede que todo esté vendido, pero lo he pasado bien.

Callahan vuelve una vez más para acabar con el crimen de San Francisco, en esta ocasión hace frente a un violento asesino que mata a personas según una lista negra que se hace pública en la que figura el propio Callahan.

Harry el sucio (1971) supuso un éxito en su época y el "comienzo" del cine de acción policiáco, su idea principal se basaba en el carisma de su protagonista y la dureza del policía frente a los criminales, bien, diecisiete años más tarde tenemos "la lista negra" y ¿qué se puede decir de esta película? pues poco, aquí está Harry pegando tiros como siempre y machacando criminales (estúpida escena final), eso sí, en esta entrega Harry ni se despeina; le disparan desde todas las posiciones y maneras pero no le roza ni una bala, como si fuera invencible. El malo no es ni la mitad de carismático que en entregas anteriores y hay personajes secundarios muy desaprovechados, además al film le falta un epílogo que cierre la saga. En mi opinión cine así no tiene ninguna gracia pues es además el Harry más soso y peor caracterizado de toda la saga.

Esperemos que Eastwood haga otra continuación para "limpiar" el nombre de esta saga.

Ne sido demasiado fan de la saga de Harry El Sucio, pero las últimas dos secuelas son realmente ridículas. En ellas vemos a un Eastwood ya entrado en años, pero que se sigue comportando como un superhéroe, pues aguanta corriendo más que nadie, no tiene problema alguno para propinarle una paliza a dos tipos, para luego torcer un gesto de sorna al descubrir que eran sus guardaespaldas. Sin embargo lo mejor ha sido, que cuando explota una bomba debajo del coche en el que iban Eastwood y su amigo asiático, en el que este le gana en todo, el chino está casi que se muere, y se ha salvado solamente 'porque llevaba el chaleco antibalas', mientras que Eastwood sale como si nada, sin recibir ningún rasguño. Y presentan el mismo esquema, un perturbado muy loco, que anda por ahí suelto, siempre al tanto de los movimientos de Eastwood, sin más aliciente que este, lo que da a la(s) película(s) un inconfundible aroma a telefilme, algo violento, pero sólo en las formas, pues esa violencia es implícita y psicológica.

Aunque el sugerente poster nos diga que estamos delante de un intrigante y violento filme, que como ya digo, resulta absolutamente risible, y nada creíble.

La escena del cochecito es de traca, una persecución de lo más surrealista. Eastwood huyendo como un poseso del cochecito este, sabiendo que es una bomba, pero no ocurriéndosele torcer a un territorio hostil tanto para la pieza de juguete, como para el poseso que persigue (al cochecito) para poder teledirigirlo contra el vehículo de Eastwood. Pero así un buen rato. Coche grande huye de coche pequeño, que es perseguido por otro grande en el que va el tarado este... El caso es que manejar tan bien el juguete sería probablemente el sueño de todos los niños del mundo, pues, ¡qué destreza! El asesino (cuya faceta que luego nos sería presentada, resultaría completamente absurda, pues se trata de un sujeto desequilibrado y es un personaje sin fundamento alguno, pues ni siquiera se trata de un oponente digno, ¿y ese soplapollas es por el que se está liando todo el tinglado ese? Esa obsesión enfermiza suya por las cosas... da asco y repulsión, y no es nadie) hace que el cochecito salte por las abruptas y empinadas carreteras con una precisión impresionante, justo igual que lo hace Eastwood, algo increíble pues a la mínima el juguete se volcaría y adiós muy buenas; consigue que haga el caballito durante unos cuántos metros 'para remontar el vuelo'... Pero lo más gracioso, es que cuando el cochecito va como una bala por zonas transitadas la gente se aparta de él como si se tratase de un vehículo de dimensiones normales, que pueda causar un atropello mortal. Y yo me pregunto, ¿nadie podía haberle propinado una patada? Sería el fin de toda la historia. Pero no. Y lo más gracioso es que al final el cochecito termina acorrañlando al temible Harry El Sucio, que tira de agallas para ejecutar una maniobra que lo lógico sería que saliera malparado de ella, pero no, nada, solamente se le ha chamuscado un poco el traje.

Pero todo eso es lo de menos. Lo que más inconformismo me produce es lo patético que resulta el asesino. ¿Tanto follón por un tipo así?