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Adiós a mi concubina

Drama China, 1925. Los militares gobiernan Pekín y, aunque en la ciudad la situación política es inestable, hay una constante en la vida cotidiana: la ópera, un espectáculo donde incluso los personajes femeninos deben ser representados por hombres. Entre los nuevos muchachos destinados a ser estrellas de la ópera de Pekín se encuentran el delicado Douzi y Shitou, que le toma bajo su protección. Ambos forjan una gran amistad, y Douzi se ... [+]
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
28 de abril de 2015
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la palabra que se me ocurre. Una palabra que no gusta a los teóricos de la literatura. Como si escribir "bonito" fuera un delito, pero las palabras, y los conceptos, no deben desvalorizarse. Algunas palabras, y conceptos, son eternos. Si desaparecen, se pierde algo irreemplazable. Yo creo que esta película va un poco de eso. La belleza. La ópera china. El teatro. La armonía de una puesta en escena perfecta, con la dificultad y el sobresalto de la perfección. Con su dificultad y su trabajo imaginado para llegar hasta allí. Lo podemos imaginar porque vemos desde el principio, desde la infancia, cómo se consigue. Con la crueldad de la entrega incondicional por una causa. La disciplina de los pequeños niños flexibilizando su cuerpo y su mente hasta lo inimaginable. Tan duro como te lo imaginabas, o más.

Y el amor. La renuncia hasta a la propia identidad si él te lo pide. Otra disciplina, otro sacrificio, otra renuncia. Flexibilidad hasta el vacío. Hasta que no queda nada de ti mismo porque lo has entregado a otro.

Y la traición.

Y la fuerza de un enemigo que se parece tanto a ti que es la única persona que puede acompañarte plenamente.

Y el arte sagrado que quieren matar los nuevos tiempos. La modernidad. Lo práctico. Lo feo. La fuerza. La violencia. Y tú, vosotros, solo sois la belleza, la pasión y la perfección. Un mundo de seda, color, música y armonía recortado contra una pared gris y sucia... Solo queda morir, como el niño que ha llegado a su límite de frustración, la mujer que nunca conseguirá ser amada, la belleza eterna en medio de la revolución y la concubina que ha recuperado su nombre y su esencia en boca de su rey amado. Lo siento si la palabra, o el concepto, no se "llevan", pero ha sido todo tan bonito...
paki
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31 de julio de 2012
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre 1924 y 1977 China vive tiempos convulsos, guerras, rebeliones y revoluciones llevarán al enorme gigante chino a un zig-zag político en el que también se ven inmersos dos actores (considerados casi héroes por el pueblo) que representan con enorme éxito una obra clásica de la ópera china, Adiós a mi concubina. Bajo este punto de partida Chen Kaige nos pone sobre la mesa una historia compleja, que repasa la historia de este país, sus tradiciones culturales, sus represiones sociales y la ambigua amistad entre dos amigos (Douzi y Shitou) que aprendieron desde muy pequeños el oficio de actores bajo la mano dura y las torturas, para meter a los pequeños ‘en vereda’ y que llegaran a ser grandes en su oficio. Todo ello narrado con el ineludible estilo asiático, bellísimo de una variedad cromática formidable, reforzada por el amplio esfuerzo en cuanto a vestuario, maquillaje y escenografía, todo ello fue tenido en cuenta sin duda para que la película fuera apabullada por numerosos premios entre ellos la palma de oro del Festival de Cannes de dónde también se trajo el Fipresci.

Lloverán cadáveres sobre Beijing, el peligro también acechará a los protagonistas, pero la ópera tradicional es un sentimiento universal para el pueblo chino que va perviviendo durante los años aunque vaya dejando víctimas en derredor y en ese dicurrir el director Chino nos va enseñando detalles y utiliza ciertos símbolos y situaciones concretas para explicar con claridad todo lo que pasó durante aquellos años en el que la historia de un país giró demasiado.

http://palomitasconchoco.wordpress.com
Pero con todo, Adiós a mi concubina tiene un problema mayúsculo para el gran público, el sopor y el aburrimiento que se transmiten durante las casi tres horas que dura la cinta. Efectivamente, aunque en la faceta técnica no haya nada achacable al trabajo de Chen el director no ha sabido imprimir ritmo al guión, que se va desarrollando con muchos altibajos, muchas escenas de gran fuerza y otras absolutamente prescindibles. A ello contribuye como no, el clima interno de una obra que trata sobre una singularidad cultural tan específica como la ópera china y por ello, lo que para los chinos puede ser de una belleza arrebatadora, para la cultura occidental puede llegar a ser exasperante y estas escenas de actuaciones de ópera dentro de la película se repiten con demasiada asiduidad a lo largo del filme, lo cual no contribuye en absoluto a evitar la somnolencia.

De esta narración histórica es también muy destacable el personaje de Douzi, interpretado por Leslie Cheung, con esa ambigüedad física, esa femineidad adquirida a fuerza de interpretar a la concubina y los problemas psicológicos que le genera el meterse constantemente en el cuerpo de una mujer y que es sin duda, uno de los aspectos más interesantes de este filme.
Palomitasconchoco
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10 de marzo de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera media hora tiene un ritmo frenético, con un sonido de fondo enloquecedor, en el que los chasquidos de los golpes a los alumnos son cada vez más frecuentes, con movimientos muy rápidos de cámara y con planos cortos y montados sin transiciones. Con todo ello el espectador entra en la dureza del aprendizaje de aquellos niños que en general no están allí por que quieran ser actores, sino que han sido llevados a la fuerza por sus padres. Después sigue la película con el colorido de una época de esplendor en la que los dos amigos triunfan como actores de la ópera de Pekín. Los decorados, los vestidos, la música, todo está en función de la descripción del triunfo. Hay escenas intercaladas que van planteando un drama humano al mismo tiempo que un drama histórico para China. Cambian los colores, las ropas y sobre todo las banderas que cuelgan en el teatro, es la invasión japonesa, cuando los chinos sufren la opresión de los militares nipones. Todo está agitado y la vida de nuestros protagonistas se ve así mismo agitada por cambios y nuevos acontecimientos que les harán tomar contacto con la realidad. Otra vez cambian los decorados, los uniformes, y la ropa de la gente: los japoneses han sido vencidos y la China comunista empieza su andadura. Es impresionante ver en pantalla como va pasando el tiempo, gracias a una magnífica dirección que es capaz de organizar y controlar todos los elementos visuales. Pero el director no olvida la historia de los cantantes de ópera, de los amigos, e insiste en ella integrándola perfectamente en la historia del país.
Del Mar
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30 de noviembre de 2009
30 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Chen Kaige tuvo el honor de ganar el dudoso premio de película más aburrida de los años 80. Los noventa sería otra cosa, comienzan a proliferar una gran cantidad de gafapastas que compran libros de cocina sana, se apuntan al pseudobudismo y hacen danza del vientre en los centros cívicos. Y por supuesto adoran el cine oriental, faltaría más. Es lo mismo que hacían en la corte de San Petersburgo con los libros franceses del XIX. Es un síntoma de estar “in”, y no “out”.

Que son tres horas sobre la evolución histórica del siglo XX de la ópera china es lo de menos. Te tiene que gustar, no vas a cuestionar estas películas en la tertulia después de yoga.

“Adiós a mi concubina” es una pionera del boom del cine chino a escala mundial, y como pasa siempre en esas situaciones esta magnificada, resulta admirable como fresco histórico, pero es tan pretenciosa que por momentos puede ser hueca. La idea de la relación arte-orden político ya la tuvo Truffaut o István Szabó, y con mejores resultados.

Una última reflexión. En la película vemos los malos tratos, las torturas y la humillación que se somete a los jóvenes aspirantes a la ópera china. Nadie parece importarle eso. Si el contexto fuera un cuartel lo pondrían a caldo, pero como es presuntamente arte no importa. Está claro que la hipocresía de los modernillos tocó techo hace años.

Nota: 6,3.
vircenguetorix
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19 de noviembre de 2009
16 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hipnótica. Me parece imposible llegar a hacer una película de este calibre, y sin embargo, aquí la tenemos. Quiero decir, me parece muy difícil y tremendamente complejo hacer un SEÑOR DE LOS ANILLOS, o un PIRATAS DEL CARIBE, ya sabéis a qué me refiero. Pero esto es un género diferente de hacer cine. Consiste en que todos y cada uno de los elementos que componen el film (desde los actores principales hasta una pequeña taza de cerámica que sale cuatro segundos en segundo plano) sean absolutamente perfectos, sin la más mínima tacha. Tanto que no te crees que sea una película, lo ves de verdad, es el Séptimo arte llevado a su máxima expresión, a la cúspide. El equivalente oriental a EL PADRINO.

Jamás vi unas interpretaciones que lograran expresar tantísimo con tan pocas palabras. Jamás vi una dirección tan increíblemente meticulosa. Jamás vi una puesta en escena tan extraordinaria y a la vez tan sutil... Es una película perfecta en todos los sentidos... Sólo superada, o mejor dicho, igualada, por ¡VIVIR! de la misma (deslumbrante y bellísima) actriz.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
JACHi
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