La promesa

Considero que su mayor virtud (Y tiene un buen puñado de ellas) es el ritmo perfecto que los hermanos Dardenne han logrado proporcionarle. Ninguna escenas sobra. Todo lo que muestran en LA PROMESA, resulta necesario para entender el resultado, y los tiempos están tan bien medidos que no existen escenas innecesarias.

El cine no tiene por qué ser complejo para que atrape, ilustre y entretenga. Los personajes marginados, han constituido para mí, un elemento atractivo mientras arrastran su marginalidad por la pantalla.

Un 7

Ya va siendo habitual la forma de narrar de los hermanos Dardenne. Aquí, bajo unos excelentes Olivier Gourmet y sobre todo Jérémie Rénier, nos ofrecen una excelente crónica social de una Europa debastada por la inmigración, la soledad y el poco arrepentimiento. En hora y media descuartizan los tópicos de la amistad y el dolor que otras filmografías repiten hasta el aburrimiento (muchas veces la española,yo no me creo ni la mitad de la película "Princesas", de Aranoa...). Jérémie Rénier y Juan José Ballesta harían una buena pareja en el cine social...belga, inglés o en el mejor de los casos, del primer Aranoa, el de Barrio, el Bola,...o el Ken Loach de Lloviendo piedras.

Recojo la idea de un usuario que mejor no podía definir lo que creo yo que es lo esencial de esta enorme película, una idea a la que llevo dándole vueltas y por lo cual quiero repetir a modo de subrayado: son los penúltimos los que explotan a los últimos. Efectivamente, se trata de una película dura, un drama de clases bajas, de marginados, de necesitados, inmigrantes, pobres y arrinconados. Y por si no fuera ya un drama vivir alejado de los tuyos, ser un inmigrante, "La promesa" le da otra vuelta para abofetearte como espectador y decirte que las cosas pueden ir aún peor si se trata de hacerle una fotografía al que aquí considero yo el grupo de los últimos.

Los últimos pisoteados por los penúltimos, tal cual.

¿Son mejores Igor y, sobre todo, su padre?; la película ofrece la imagen de un desalmado que se aprovecha sin complejos de los más necesitados, en lugar de ayudar los pisotea. Tal vez ese padre actúa así, sin escrúpulos, porque piensa que si no lo hace él lo hará otro, cada cual con su conciencia y con su moral. La esperanza que nos queda es que ese hijo que ve cómo es posible putear impunemente a cualquiera, llegados un momento puntual, es capaz de frenarse y actuar con bondad. Podemos pensar que es cosa de la edad, por supuesto, pero mientras haya esa esperanza estaremos salvados, porque es más fácil que la maldad lo ocupe todo, lo difícil es ponerse del lado de los buenos.

Así que Igor le echa valor y la película acaba ganando. Los marginados inmigrantes en Europa no están salvados porque mucho me temo que es una excepción. Pero la peli es mejor así. Incluso he llegado a perdonar la insufrible constante de la cámara al hombro, con ese tembleque constante que puede poner de los nervios. Incluso acabo de olvidar, aunque escriba haciendo referencia a ello, las escenas de padre e hijo cantando en un Karaoke (¿!!!?)...

Que nadie lo dude, Igor le echa un par, se enfrenta a la novedad que no es otra cosa que enfrentarse a su viejo y plantarse delante de la realidad, echar una mano, ayudar... aunque sea motivado por una promesa de ese tipo. Bienvenido el cine europeo cuando es así. Lamento profundamente haber conocido una película así tan tarde...

Para mi no es de lo mejor de los hermanos Dardenne, pero hay que reconocer que como siempre son películas que te hacen pensar y te crean sensaciones. En este caso profundizan en un chico y en su conciencia y en como actua ante una promesa realizada a un hombre justo antes de su muerte, tendrá que ayudar a su esposa y a su bebé en unas circunstancias mas que complicadas. Película como siempre de la mano de estos directores que te hace reflexionar, no es de sus mejores trabajos pero te deja con buenas sensaciones.

194/54(29/05/21) Incisivo drama humanista belga dirigido por los hermanos belgas Luc y Jean-Pierre Dardenne. Nacieron y se criaron en Seraing (cerca de Lieja), la región francófona de Bélgica, que proporciona el paisaje postindustrial en sus películas. Jean-Pierre estudió teatro mientras Luc estudió filosofía. En 1975 fundaron Dérives, la productora que produjo los aproximadamente sesenta documentales que hicieron antes de convertirse en largometrajes. El tono y el tema de sus docus reflejan mismos temas de sus películas narrativas: inmigración, resistencia a la Segunda Guerra Mundial, cuestiones laborales y huelgas. En 1994, crearon Les Films du Fleuve, la empresa que ha producido todos sus largometrajes.

En este caso es un acercamiento a la inmigración ilegal en el país belga, las duras condiciones en las que sobreviven, y sobre las gentes que se aprovechan de sus necesidades, cine de denuncia social, donde se dejan rendijas a la redención personal, en este caso d un muchacho que sufre un travesía personal de ser ‘cómplice’ de su padre en la explotación de estas personas a empatizar con ellas. Aquí asistimos con crudeza al modus vivendi de estos huidos de sus países y que para subsistir deben refugiarse en la economía sumergida, y como están en manos de potenciales desaprensivos capaces de lo peor para salvarse el pellejo. Ello los Dardenne lo exponen con gran ritmo narrativo, con una historia ágil que engancha en el modo nada caricaturesco de presentar a los personajes, con actuaciones notables, y con una realización muy de docudrama, con mucha cámara al hombro para dar realismo, donde la edición evita los planos- contraplanos de las conversaciones en pos de un objetivo verité, acentuado por planos sostenidos que realzan esta sensación de naturalidad, así como sin más sonidos que los diegéticos, haciendo el relato se sienta cercano, acentuado por su imagen granulada, ello gracias a la cámara en Alain Marcoen habitual de los realizadores en todas sus producciones, dotando de estilo feista a la narración en consonancia con el sub mundo en que nos sumergimos.

Comienza con una declaración de intenciones en la presentación del protagonista Igor (encarnado por un gran actor nobel Jérémie Renier), donde está su moralidad al inicio de la historia, para luego ver como evoluciona. Arrancamos con Igor en una estación de servicio, allí atiende a una mujer mayor que tiene un problema con el motor, el joven adolescente que es la correa del ventilador, sube en el auto y lo arranca. La mujer le quiere compensar con dinero, este no acepta, cuando ella se da cuenta que le falta la billetera, él le dice que se la habrá dejado donde ha estado antes y la conmina a ir rápido a buscarla, pues dice hay mucho ladrón suelto. La mujer se marcha e Igor, entra en el taller y vemos como esconde la billetera.

El núcleo de la historia está en la odisea tanto física como de mentalidad de Igor. De como lo conocemos como un ladronzuelo amoral, trabaja con su padre Roger (Olivier Gourmet) explotando a los emigrantes, mantiene con este una relación de dependencia, se nota el progenitor lo intenta moldear en su modus vivendi de manipular a los demás en su beneficio. Pero un accidente lo doblará todo, hará que Igor tras una promesa comience a tomar conciencia, y con ello chocará con su padre. Entonces los roces llegarán, veremos esa inquietante escena de violencia paternal, que acaba con muestras de cariño del padre (le retocará un tatoo, y le comentará sobre su sexualidad latente en todo adolescente). Tras lo que los veremos a ambos juntos cantando alegres en un karaoke, tras lo que vemos como una mujer madura abraza y besuquea a Igor, dándose a entender es un prostituta su padre ha pagado para que su vástago tenga su primera experiencia sexual con una mujer. Pero la voluble y moldeable aun mente de un adolescente se verá afectado por el trato con Assita (Assita Ouedraogo), su fragilidad será el caldo de cultivo para los sentimientos de culpa del chico, cruzando la barrera para ponerse en contra de su padre por ello.

Jérémie Renier da muy bien con su rol de Igor, hace creíble en su mirada y gestualidad expresiva sus dilemas morales, así como su travesía de evolución en el modo de ver a los emigrantes. Teniendo muy buena química con Assita; Olivier Gourmet borda su papel del padre de Igor, un tipo que vive de los emigrantes ilegales alquilándoles habitaciones cochambrosas, y buscándoles trabajos, pero esto los Dardenne lo hacen sin caer en la brocha gorda de caricaturizarlo como a un monstruo, lo que lo hace real. Tampoco es un ogro unidimensión al con su hijo, intenta aleccionarlo para la vida dura a su ‘particular’ modo, posee violencia latente que explota en un momento dado, pero esto es compensado por el arrepentimiento y muestras de amor, lo cual le da dimensión humana, y el actor lo hace con gran carácter; Assita Ouedraogo cumple en su papel de ejemplo de los abusos de explotadores de emigrantes, tiene buena compenetración con Renier, dota de personalidad y dureza a su personaje, sin caer en lo maniqueo.

Entre lo defectuoso está que el viraje de Igor me resulta muy apresurado, le resta gradualidad orgánica, me resulta precipitado; también el punto de la catarsis me ha sido demasiado brutal (spoiler), excesivo para el modo de tratar a los personajes antes y después; Tampoco el final me ha sido satisfactorio, quedándose in media res, a medio camino de nada, como si no si no supieran como terminar y lo demostraran.