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La chica del tren

Drama Louise y su hija Jeanne viven juntas y se llevan muy bien. Mientras Louise se gana la vida cuidando niños, Jeanne busca trabajo sin demasiado entusiasmo. Un día, leyendo un anuncio en Internet, Louise alimenta la esperanza de que su hija consiga trabajo con Samuel Bleistein, un abogado de renombre que conoció en su juventud. (FILMAFFINITY)
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
3 de junio de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La chica del tren es el nuevo proyecto de André Téchiné, un viejo zorro del cine francés, autor de la generacional Los juncos salvajes y descubridor, al menos el impulsor más importante de la carrera de actrices galas como Juliette Binoche, Elodie Bouchez, Emmanuelle Béart o Sandrine Bonnaire. Para su nuevo proyecto, rescata Émilie Dequenne, para siempre la Rosetta dardeniana, y Catherine Deneuve, símbolo de un país y una generación de actrices (fuera de la pantalla) y madres (en la ficción). En La chica del tren está presente ese poso del artista firme que ya lleva cuatro décadas en el ruedo. Aún así, hay algo en la historia que propone Téchiné que se nos escapa. Como si la película guardase algún secreto, como si el espectador esperase atento alguna revelación que nunca llega.

La chica del tren es misteriosa, porque su corazón dramático (el racismo y el ataque a la comunidad judía francesa) va cocinándose a fuego lento para, al final, no eclosionar. ¿Qué queda? Una descripción de los suburbios parisinos, de personajes al margen, de vidas con un pasado complejísimo que forman nuestro no tan simple presente. Un film dramático, político y también con sus señas de thriller. Aunque se hubiera podido contar más y de otra manera. Al menos sirve para que el cinéfilo sea consciente de que Téchiné es un director a reivindicar y a rescatar. Seguro que en su larga filmografía hay obras mejores.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
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30 de junio de 2010
9 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante la propuesta de André Téchiné. Sobre un caso real que convulsionó la política francesa por la mala praxis de los mass media, el director inventa las situaciones de los personajes y estos son los protagonistas. No importa el escándalo mediático, a quien le interese puede recurrir a hemerotecas e internet. Lo interesante son los personajes. Especialmente la protagonista, EMILIE DEQUENNE en estado de gracia permanente. Una joven de clase media viviendo en la afueras de Paris (La Banlieue). En paro, como tantos jóvenes de hoy. Utiliza la red de cercanías como miles de usuarios cada día en las grandes ciudades. Su principal hobby: patinar. El ruido de los trenes es constante. Chica conoce chico un tanto inquietante...deportista de élite en una categoría minoritaria. La madre de ella, Catherine Deneuve, espléndida como siempre, en un papel sosegado y comedido. En otro extremo, un prestigioso abogado judío, Michel Blanc. Antiguo amor de la Deneuve, con una familia peculiar. Cada familia un mundo, problemas, cruces, mentiras, y la vida pasando por cada uno de los miembros. Situaciones muy bien resueltas, con precisión, con esa sensación que uno espera algo más, pero es la realidad. Las vidas continúan, mayores, jóvenes, adolescentes. Mientras los medios, la prensa, las televisiones cuentan su realidad, nada coincidente con la personal. Este film confirma a Téchiné como uno de los mejores directores del cine francés.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
MARIANO
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31 de marzo de 2011
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha gustado, aunque me he quedado esperando una explicación, un motivo para el comportamiento de la joven.

La historia tiene muchos temas, pero no parece decidirse a desarrollar ninguno: el antisemitismo, la xenofobia (norteafricanos), el tráfico de drogas, el paro, la falta de interés por el futuro -o, mejor, la falta de interés por crecer- de los jóvenes, la economía sumergida, hasta la guerra de Afganistán sale en una conversación cuando el famoso abogado judío pregunta qué fue del padre militar de la chica.

Pero nada está atado, nada liga todas esas posibilidades de crítica social a una historia que parece montada sobre oposiciones: hija/madre; las afueras/París; casita frente al tren/casaza cubierta de mármol y objetos de arte; incluso la protagonista, libre y con una relación estupenda con su familia "monoparental" parece oponerse al pre-adolescente judío, que lo tiene todo, pero que no puede elegir nada, porque va de la madre al padre, pasando por el abuelo, sin que le pidan opinión ni sobre sus gustos ni sobre sus necesidades: es un niño -luego no cuenta-, es un judío -luego debe ser un "militante judío"-, es un burgués -luego tiene todo cuanto quiere, hasta una cabaña propia, alejada de la familia.

Techiné sabe pasar del tono de comedia romántica al thriller, como sabe pasar de cine social al cine de acción. Pero esta película acaba pareciendo un ejercicio de estilos, sin principio ni fin.

Aún así, todos los detalles enganchan. Desde la música hasta el recurso de pasar de un episidio a otro a través de los interminables viajes en el RER.
luguca
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28 de mayo de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un personaje femenino de turbio e inescrutable espíritu (Émilie Dequenne habría sido una buena "chica Chabrol"); un guión co-escrito por Odile Barski (colaboradora habitual de Chabrol); y una banda sonora (del veterano Philippe Sarde) que imita muy bien las melodías creadas por Matthieu Chabrol para las películas de su padre…
Se diría que André Téchiné intenta darle a su heroína un aroma chabroliano que la haga atrayente, al ser consciente de la dificultad de defenderla (la protagonista finge ser víctima de una agresión antisemita).

A "La chica del tren" se le ha criticado lo indescifrables que resultan las motivaciones de la joven, y en efecto nada se nos da mascado…
Yo lo he entendido así: después de no ser admitida en el bufete del abogado judío, ella reacciona inventándose una agresión que de alguna manera lo culpabiliza, denunciando que el origen de la agresión estuvo en la tarjeta que llevaba con el nombre del abogado (identificado como judío por los atacantes).
Pero es más una manera de hacerse oír por quien la ha rechazado, que una intención de crear problemas.

Como caldo de cultivo, aparecen unos medios que dan cuenta de la judeofobia reinante (en la película se menciona el terrible caso de Ilan Halimi, el joven judío secuestrado, torturado y asesinado), y esos medios le dan la insensata idea a la confundida y desorientada joven.
Es como lo que pasa con las falsas denuncias por violencia machista: al hablarse mucho del tema, al indignarnos más allá del raciocinio, ponemos también los cimientos para posibles mentiras, ya que en casos tan sensibles y delicados tendemos a creer a la "víctima" de antemano, lo que tiene su peligro.
Claro que no por ello debería dejar de hablarse del antisemitismo, que es real y preocupante: según un reciente estudio, España es el país más antisemita de Europa (hasta el punto de que más del 60 % de los estudiantes universitarios no querrían tener a un judío como compañero de clase).

La primera parte de la película resulta mucho más briosa, sugerente y expectante que la segunda, donde fracasa la arriesgada apuesta de alejar la acción del epicentro del terremoto: esa tensa calma en el campo, lejos del mundanal ruido, no llega a la intensidad dramática esperada (recuérdese "Fugitivos", donde Téchiné recurría a esa "suspensión rural del conflicto" con resultados bastante superiores). Además hay un par de personajes (el hijo y la nuera del abogado judío) que entorpecen un poco la narración, aunque Téchiné ha alcanzado en los últimos tiempos una viveza y agilidad expositiva que le permite sortear los baches sin llegar a aburrir.
Sahar
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22 de agosto de 2013
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Como he leído en otras críticas, pienso que el gran problema de esta película es la falta de definición de la protagonista, de quien no entendemos casi nada, y menos todavía el hecho central de la agresión simulada. Pasa por la película como un tren de cercanías por los suburbios de París, línea circular.

En contraste, la presencia de su novio es agresiva e inquietante, él mismo dice que sabe lo que quiere, aunque a veces no lo sepamos nosotros y creamos que la chica está en peligro a su lado. Este es uno de los problemas de partida, que la fuerte personalidad del chico eclipsa la muy borrosa identidad de la chica, por lo que apenas la hemos prestado atención cuando llega su inexplicable mentira central.

Posiblemente este efecto está buscado por Téchiné, el desconcierto del espectador al tener que entender la personalidad de alguien que parece no tenerla (y por no tenerla, para su simulación tomará elementos de lo que acaba de ver por la tele, lo que supone una reflexión de cómo nuestra mente está influenciada por los media). Este es para mí el tema principal de la película: la identidad (o falta de ella), y por eso el director nos ofrece las historias pararelas de la (ex) pareja (que se separa y vuelve y no tienen ni idea de lo que quieren), y la de su hijo adolescente en proceso de encontrar su lugar en el mundo rebelándose contra los deseos de ambos padres.

El problema es que Téchiné no convence al fusionar las varias tramas, ni tampoco en su muy complicada tarea de filmar las razones de alguien que no las tiene (la protagonista), por lo que el espectador se va alejando de la película y termina desconectado.

PS: De nuevo una película de Téchiné con escena en un río entre juncos (salvajes?).
willyimagine
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