Haz click aquí para copiar la URL

El club

Drama Cuatro sacerdotes conviven en una retirada casa de un pueblo costero, bajo la mirada de Mónica, una monja cuidadora. Los curas están ahí para purgar sus pecados y hacer penitencia. La rutina y tranquilidad del lugar se rompe cuando llega un atormentado quinto sacerdote, y los huéspedes reviven el pasado que creían haber dejado atrás. (FILMAFFINITY)
<< 1 10 18 19 20 21 >>
Críticas 102
Críticas ordenadas por utilidad
5 de septiembre de 2018
Sé el primero en valorar esta crítica
Vi “El Club” (Chile, 2015) dirigida por el cada vez más aclamado Pablo Larraín, de quien tengo una excelente impresión por obras como “No” (2012) y “Jackie” (2016). El guion es de Guillermo Calderón, Daniel Villalobos y del propio Pablo Larraín. El reparto es de lujo: Roberto Farias, Antonia Zegers, Alfredo Castro y Alejandro Goic, entre otros. Debo señalar que las actuaciones me impresionaron significativamente. La cinta narra una “casa de retiro y oración” para sacerdotes que la propia Iglesia esconde por crímenes o conductas inapropiadas, quienes están bajo el cuidado y la observación de una monja igualmente en penitencia. La rutina de esta casa es equilibrada con la crianza de un perro velocista. Pero la rutina se rompe con la llegada de un nuevo sacerdote acusado de pederastia y de otro sacerdote psicólogo que desea clausular la casa. Empecemos señalado que esta obra ha sido muy bien recibida por la crítica y ha recibido importantes premios y nominaciones. Por ejemplo: 2015, Festival de Berlín, Gran Premio del Jurado; 2015, Globos de Oro, Nominada a Mejor película de habla no inglesa; 2015, Festival de San Sebastián, Sección oficial competitiva; 2015, Festival de Mar del Plata, Mejor guion y actor; 2015, Festival de La Habana, Premio Coral - Mejor película; entre otros. Para muchos, incluyéndome, es la obra más poderosa de Larraín. Un aspecto a destacar es que fue una cinta de bajo presupuesto, pero no por ello menor en su calidad técnica y artística. Resalto el buen manejo de cámaras, la fotografía y las actuaciones. Eso sí, su principal “pero” es el propio del cine chileno: acostumbrarse a su acento para poder comprender los diálogos es difícil; exige paciencia y estar preguntando durante los primeros 15 minutos “¿qué dijeron?” hasta que el oído se acostumbre. Por demás, esta dificultad para comprender el español chileno hablado ha sido un obstáculo muy alto para la internacionalización del cine de dicho país. Pasando a los temas de contenido, el filme trata de un asunto muy incómodo para todos. Recordemos que en Chile, más que en otros países latinoamericanos, la Iglesia católica se ha visto inmersa en tremendos escándalos por la conducta lasciva e inapropiada de muchos de sus sacerdotes, en especial los más conservadores. No olvidemos los reproches que tuvo que enfrentar el Papa en su reciente visita (enero del 2018) a dicho país por estos escándalos que salpican hasta las cúpulas más altas de la Iglesia católica chilena. Es por ello que el tema tiene una gran actualidad. Ahora bien, el director buscó incomodar con su temática, tal cual como lo sugirió Sócrates a los filósofos: ser los tábanos de Atenas. El espectador es continuamente retado a soportar ciertos diálogos, como compensación por lo que las víctimas de la Iglesia han soportado. Aquí es crucial los relatos de una de las víctimas de pederastia que termina sirviendo de expiación a los sacerdotes enclaustrados. La atmósfera de ciertas escenas está pensada para transmitir esa pesadez propia de una obra que, a fin de cuentas, nos llama a replantear el valor de la moral externa e interna. La cinta, en cierto modo, es una fábula moral, una cruda e incómoda fábula moral, con moraleja incluida: cargar la cruz por los pecados que hemos cometido o por los que hemos permitido que se cometan. La recomiendo, pero sin olvidar que es una obra dura, compleja; es por ello que hay que saber en qué momento es oportuno verla, según el estado de ánimo. 2018-09-05.
Andres Botero
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
23 de abril de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
Una cosa es la densidad y otra cosa diferente es el espesor. "El club" es una película densa, lo que es muy bueno. También es bastante espesa, lo que ya no lo es tanto. Me explicaré un poco mejor.

"El club" es una película difícil para el espectador. En parte lo es porque tiene que serlo: el tema que trata es muy escabroso (la violación de niños por parte de los curas ocupa un lugar importante en la trama), y por consiguiente hay diálogos que duele oír, situaciones que ponen los pelos de punta y personaje que repugnan. Eso, tratando el tema que se trata, es un acierto, no se puede edulcorar algo tan horripilante. Además de lo que se ve y se oye, está lo que se da a entender, la red de complicidades y excusas morales retorcidas de la iglesia, en fin, muchas de las cosas que van sucediendo en pantalla admiten segundas y terceras lecturas para el que quiera profundizar en los abismos de la degeneración humana...santificada...Es densa la película, tiene sustancia, tiene contenido. Eso es bueno.

Pero también, por otra parte, "El club" es una película difícil para el espectador por voluntad propia. El desarrollo exasperantemente lento de la trama, el uso de una música repetitiva y cargante, una fotografía desvaída que le va muy bien a la historia y a los personajes pero que obliga a entornar los ojos para ver qué ocurre o distinguir las caras en más de una ocasión, determinadas elipsis narrativas que pueden confundir, determinados planos largos de sucesos (aparentemente) intrascendentes, algunos giros de guión, sobre todo en la última parte, excesivamente rebuscados...nada de ello parece deberse a torpeza, falta de medios o cosa que se le parezca.
Supongo que Pablo Larraín ha hecho una película exigente para el espectador, difícil de ver incluso, porque ha querido.

Está en su derecho, claro. Pero yo no puedo evitar preguntarme qué sentido tiene hacer una obra de arte con la intención de dar a conocer y crear debate sobre un tema escabroso, polémico, difícil, y ponerle todavía más dificultades de las que el propio tema impone a quienes quieran acercarse a tu propuesta. Tal vez una forma de narrar más accesible ayude a que el mensaje llegue a más gente. Tal vez.
elviajero
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
25 de septiembre de 2022
Sé el primero en valorar esta crítica
Creo que a estas alturas todos, o casi todos, sabemos que la Iglesia es una de las instituciones más privilegiadas del mundo, así como también casi todos sabrán de la existencia (aunque creo que no serán precisamente pocos los que tratarán de negarlo inútilmente) de escándalos y podredumbre que la misma trata de ocultar a toda costa (casos de pederastia por parte de curas, robos de niños recién nacidos...), y esta película chilena nos ofrece un sórdido, siniestro y estremecedor retrato de esa parte tan escandalosa y podrida de la Iglesia.

La película nos lleva a un aislado pueblo marítimo de Chile, donde conviven en una casa cuatro curas que fueron excomulgados y llevados allí por la Iglesia como penitencia por sus pecados, y vive con ellos una monja que se dedica a vigilarlos (más bien a hacerles de ama de casa, básicamente), pero tras la llegada de un quinto cura, tendrá lugar un fatídico acontecimiento que traerá a la casa a un sexto cura que pondrá patas arriba el orden que estaba establecido en la misma.

Se trata de una obra siniestra, turbia, estremecedora y perturbadora en la que a través de un ritmo pausado pero atrapante y un tono frío, seco, aséptico y sin artificios, nos presenta a un grupo de personajes que malinterpretaron y pervirtieron los mensajes de la Biblia y los usaron a su favor y conveniencia siendo retratados con humanidad sin convertirlos en monstruos caricaturescos, pues les da voz, debilidades, motivaciones y carácter, lo que los hace más terroríficos, pues precisamente no te esperarías que hombres como estos fueran capaces de hacer las cosas que dicen que hicieron (y encima también justificarlo), siendo su gran acierto hacerlo de forma completamente objetiva, sin discursos ni juicios morales, haciendo al espectador el único juez de este sórdido e inquietante relato en el que ninguno de los personajes (ni siquiera la aparentemente simpática y afable monja) está libre de culpa, porque como dijo Él: "El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra". Y también me parece un gran acierto que nunca se nos muestren los abusos, pues no es necesario, lo podemos intuir con toda claridad porque vemos sus consecuencias en el presente.

Y todo eso coronado por unas soberbias interpretaciones (aunque para los no habituados al acento chileno, como yo, se nos pueden hacer algo difíciles de seguir algunos diálogos, aunque en general no se siguen con excesiva dificultad), una sobresaliente banda sonora y una fotografía y estética de tonos azules y apagados que le dan un aire muy invernal y sombrío que casa muy bien con el tono general, nos da una de las mejores películas que yo haya visto de Latinoamérica.

Un saludo.
angel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
25 de octubre de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Me gustó la película. Pablo Larraín toma temas muy delicados y hasta cierto punto controversiales para construir este drama religioso, con tintes de misterio y thriller; el ritmo fluye muy bien y en ningún momento la trama se torna aburrida o pesada. Las actuaciones de todo el elenco son buenas tanto las de los protagonistas como el resto del reparto...pero sobre todo es una eficaz y efectiva cinta que sirve como denuncia social hacia la hipocresía de la iglesia católica.
Jesús
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8 de octubre de 2015
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La naturaleza es pura belleza, pero no deja de ser un ambiente salvaje, lo que la convierte en potencialmente hostil. De esto sabe mucho Carlos Reygadas ("Post tenebras lux", 2012) Su cine gira en torno a este concepto, que es la piedra angular del nuevo proyecto de Pablo Larraín ("No", 2012). En "El Club" (2015), el director chileno narra la oscuridad que cierne los idílicos parajes costeros. Con una cuidada fotografía de corte sombrío y filmada en gran angular, desarrolla una trama acerca de la hipocresía de la Iglesia como institución y de cómo la penitencia se convierte en postureo. El tono enferma de perversión a medida que se descubre la personalidad de los protagonistas, y las campanadas de Arvo Pärt coronan el clímax. Pulsiones irreprimibles y un silencio que destroza en su impasibilidad. Porque la naturaleza es oscura y alberga horrores.

Ésta, y otras críticas, en http://blogquenuncaestuvoalli.blogspot.com.es/
Yago Paris
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 10 18 19 20 21 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow