La ventana indiscreta

Esta película demuestra de sobra que no hacen falta grandes efectos especiales para mantener la atención de principio a fin. No hacen falta grandísimos presupuestos para decorados o filmaciones en lejanos países exóticos. Tres personajes principales y dos más con cierto peso en la trama, una ventana desde la que se nos muestran vidas muy diferentes, sin apenas guiones hablados que las describan ni adornen siendo casi un trabajo de mimos minuciosos ante nuestra mirada; vecinos con sus problemas vistos tan lejos pero a la vez tan cerca, como en una pecera. Me ha encantado redescubrir este clásico y reafirma la idea de que lo importante en una película es el guión, la idea y por supuesto en La ventana indiscreta la "varita mágica" de Mr Alfred Hitchcock.

Una película icónica del director inglés, multiplicada infinidad de veces en escenas, parodias, referencias o análisis psicológicos que resultaría vergonzoso para quien se precie de admirar el cine de suspenso no haberla visto.

Desde la ventana del fotógrafo L.B. Jefferies todos somos espiados, o podemos espiar a quien deseemos: a los recién casados, a la pareja de anciandos, al tipo solitario o a la chica simpática. Todo es cuestión de tener un poco de paciencia y un excelente equipo de fotografía. Pero para evitar los riesgos de ser descubiertos, podemos contemplar esta joya del cine clásico y pasar de "intelectuales". Realmente admirable

He acudido a ver esta película después de ver las críticas de los críticos, y la verdad… Estoy totalmente sin palabras. No puedo créer lo que he leído sobre ella. Para mí, es una película absolutamente sobrevalorada, con un guión (al menos para mí) propio de un estudiante de primer curso de cine, con fallos muy, muy, grandes en cuanto a credibilidad (ejemplos: no hace falta que a la chica que le gusta bailar aparezca en sus 20 escenas dentro de su piso bailando! O que Grace Kelly esté 20 minutos remenando el brandy… No sé, la verdad, me parece totalmente asombroso que esto pueda considerarse una obra maestra. Tardaré mucho tiempo en volver a los clásicos viendo que esto es el nivel que se considera obras maestras en películas anteriores a 1970. Como digo, no tengo palabras.

James Stewart protagoniza esta película de espías de andar por casa (nunca mejor dicho), en ella da vida a un fotógrafo convaleciente (tiene una pierna escayolada), cuyo entretenimiento consiste en espiar a los vecinos del edificio de enfrente. Pero pronto el humor cotidiano de las vivencias ajenas se torna terrorífico cuando cree haber presenciado un asesinato.

Del mismo modo que nadie debería atreverse a cuestionar el talento de Alfred Hitchcock para las historias de suspense, tampoco se debería menospreciar su más que evidente (aunque atípica) comicidad. Trabajos como La ventana indiscreta dan buena muestra del arte del director en ambos géneros, ya que la misma se compone de un primer acto cuasi cómico (esos vecinos que duermen en la escalera de incendios, la mujer que baja a su perrito a la calle con una cesta, la bailarina sexy rodeada de tipos poco atractivos, los músicos y sus fiestas…) y de un devenir más encaminado hacia el thriller o el suspense. De todas formas, y a pesar de lo interesante del conjunto, resulta más gratificante (e intenso) el último acto.

La película no sólo se beneficia del buen hacer de su director, sino también del magnífico trío protagonista (James Stewart, Grace Kelly y Thelma Ritter) y de un guión que aúna varios géneros sin que el resultado final chirríe. La ventana indiscreta es un clásico imprescindible para los amantes del buen cine en general y del trabajo de Hitchcock en particular.

Desde una ventana, un único escenario, el maestro del suspense sorprende una vez más al espectador al convertirle partícipe de los sentimientos que arroja. Planos secuencias, con grúa, esos ojos de Lars Thorwald (Raymond Burr), los besos apasionados de L. B. Jefferies (James Stewart) y Lisa Carol (Grace Kelly), una banda sonora perfecta y esas pequeñas historias de patio de vecinos. No hace falta decir, solo se tiene que mostrar, y nadie como Hitchcock lo hace a la perfección.