El último samurai

Vistosa y entretenida, incluso con algún momento emocionante. Esos son los calificativos que me evoca “El último samurai”. También es excesiva, inverosímil, penosa desde el punto de vista histórico, demasiado larga, pretenciosa y bastante poco sorprendente. Pero como peli de aventuras, la verdad es que funciona. Hay buenos, malos, batallas estupendas y valores de toda la vida (el honor, la amistad, la tradición) que en su mayoría no comparto, pero que lucen que no veas en una peli de este estilo.

Acompañan los protagonistas, la hermosa fotografía y el encanto de la estética samurai, que probablemente se parezca a la auténtica cultura del clan de la katana lo que un huevo a una castaña. Pero tampoco me esperaba un análisis etnográfico-cultural acerca de la revolución Meiji, ni un drama intimista al estilo Ozu. Cruise, digan lo que digan, da el pego, y yo siempre he querido tener una katana. Ahora también quiero un traje como el de Katsumoto, que mola un montón. El final es bastante peliculero, en el más peyorativo sentido del término, pero he de admitir que me gustó en el cine y, varios años más tarde, me ha vuelto a agradar. Puro entretenimiento de consumo fácil, qué más queremos. Que la peor que vea sea como ésta.

Sayonara, baby.

Por lo que veo, esta es una película que se ama o que se odia, aunque yo más bien tiendo, esta vez, a quedarme en medio, inclinándome a ser tolerante. Admito que me es doloroso despreciar una película en la que el protagonista es Tom Cruise y el director Edward Zwick, qué le voy a hacer.

Aventura, Historia, amor (posiblemente lo mejor), batallas a cambo abierto muy bien tratadas (se agradece que pueda verse cada golpe que se da) y un Japón con los cerezos en flor, una de las imágenes más hermosas de este planeta. Si ya lo dice Katsumoto: perfecto. Los samuráis me parecen algo atractivo en tanto cultura autóctona de una región, y siempre es interesante conocer otras aspiraciones y otras costumbres. Por desgracia, no siento esa épica que me quieren transmitir, entre otras cosas porque creo que esta casta de guerreros yerran en muchas de sus concepciones. El suicidio como símbolo de honor, por ejemplo, o el cierre en banda a cualquier tipo de avance, asociando lo nuevo al mal, punto de vista en extremo exagerado.

También comprendo que el pobre de Tom Cruise, desarraigado de su mundo, se emparanoie con esta aldea en medio de las montañas, tan pacífica y bondadosa como nos la pintan, y con esos ideales de meditación, perfeccionamiento y honor. Y, de paso, de la bella Taka, asombrosamente adorable con su mirar melancólico y su cabello negro. La escena de la armadura es, sin decir palabras, una preciosa declaración de amor y sutil sensualidad. Además, yo no sé por qué le han caído tantos palos a Cruise, si está totalmente creíble y tan estupendo como siempre. Y hablo en todos los sentidos.

Se pasa el rato, simplemente.

Insustancial film al servicio de Tom Cruise. Cualquier cosa que penséis respecto a la película es cierta: Cruise aprende más rápido que nadie; es el mejor guerrero; como dice un amigo en su crítica, pasa de matar indios a redimirse en Japón, donde primero ficha por los malos, pero se da cuenta (es Cruise) y acaba con los otros, que no es que sean buenos, es que no quieren ser como todos los demás y a causa de la influencia occidental. Lo que acabo de señalar es la parte intelectual del film. Con todo, hay algunas escenas interesantes de batalla, el vestuario es majo y Ken Watanabe se come todos los planos donde sale junto a Cruise. Ese sí es un actor cojonudo. Lo mejor de la peli es que me supongo que, después de hacerla, a Watanabe se le presentó la virgen en forma de Clint Eastwood y sus Cartas desde Iwo Jima. Y por eso ya merecía la pena.

Edward Zwick siempre orienta sus películas en torno a su amado género de aventuras, ofrenciendo no obstante una interesante introspectiva en la psicología de unos personajes cuidados como tópicos en algunas ocasiones. 'El último samurái' es un blockbuster realizado con sentido de lo convencional y de la comercialidad al uso, lo cual no le impide mostrar sus cualidades como producto de calidad y buen cine de aventuras. De nuevo, Zwick nos implica con los matizados personajes, nos dice sus intereses y nos expresa sus sentimientos de manera concisa. Las escenas de acción se encuentran elaboradas desde la planificación y desde lo técnico, con unas batallas plagadas de espectacularidad y realismo sembrado con buenas dosis de sangre, al estilo de 'Braveheart' aunque las de este filme se encuentran algo más ''suavizadas''. Por otra parte, el mayor fallo del filme radica en la dirección de Zwick, atrevida y poco adecuada para una película como la que nos ocupa, impidiendo un resultado más satisfactorio. Así mismo y a pesar de los logros obtenidos el conjunto finalmente se acaba mostrando como convencional, previsible y rozando el efectismo y asegurando solo un entretenimiento mediano sin mostrarnos nada que no hayamos visto antes.

La interpretación de Tom Cruise no pasa de ser correcta, con cierto carisma y finalmente no deja de ser pasable. Ken Watanabe le aporta fuerza a su personaje al mismo tiempo que lo matiza y deja para el recuerdo una actuación memorable. El resto de secundarios quedan obsoletos debido en parte al escaso protagonismo de sus personajes y a sus flojas interpretaciones.

En resumen, un interesante drama de aventuras, con una fallida e inapropiada dirección de Edward Zwick y que finalmente acaba siendo un conjunto convencional con aires de blockbuster, pero que a pesar de todo supone una más que interesante reivindicación del período histórico en el que se enmarca con una estupenda recreación, logradas escenas de acción y personajes con mucha fuerza y energía.

·LO MEJOR: el tratamiento que se le da a los personajes. La recreación de un imperio japonés en declive. Las escenas de acción.

·LO PEOR: el conjunto se acaba mostrando convencional. La dirección de Edward Zwick.

Combinar en Hollywood con gran presupuesto los géneros de drama e historia con un buen reparto suele dar estupendos resultados.
"El último samurái" no es una excepción. Edward Zwick, experto en cine épico, está a la altura de las circunstancias para narrarnos el declive de los samurái japoneses, debido a una guerra civil que tuvo lugar a finales del siglo XIX. Tom Cruise es el hilo conductor, como general contratado para entrenar a las tropas que, al ser capturado por el supuesto enemigo, tendrá un viaje personal en el conocimiento de la extraña cultura de Japón.
Es una superproducción con todos los elementos para triunfar: Una gran estrella, fotografía espectacular con una acertada banda sonora, una batalla épica y excelentes actuaciones.
Es una película para distraerse pero también para aprender. El código de Bushido y el basar toda la vida en el honor es algo que nos parece extraño, pero que era toda una forma de vida en ese entorno.
Respecto a Tom Cruise, hay que decir que vuelve a demostrar que es un actor brillante. No solamente sabe elegir con gran acierto sus proyectos la mayoría de las ocasiones, sino que sabe actuar, por mucho que algunos digan lo contrario. Son especialmente buenas sus escenas en la aldea de los rebeldes y al final.
Hay algo que decir en contra de esta película, y es que es excesivamente larga. Si en un primer visionado tal vez no llega a molestar, cuando la vemos más veces nos daremos cuenta de que los diálogos son realmente lentos, hay demasiados silencios (aunque también expresan mucho en los gestos y miradas) y se puede llegar a hacer pesada.
Hay que verla con calma y ganas para apreciar lo realmente buena que es.