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Los 8 más odiados

Western. Intriga Pocos años después de la Guerra de Secesión, una diligencia avanza por el invernal paisaje de Wyoming. Los pasajeros, el cazarrecompensas John Ruth (Kurt Russell) y su fugitiva Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), intentan llegar al pueblo de Red Rock, donde Ruth entregará a Domergue a la justicia. Por el camino, se encuentran con dos desconocidos: el mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), un antiguo soldado de la Unión convertido ... [+]
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Críticas 483
Críticas ordenadas por utilidad
9 de enero de 2016
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tarantino es un tio inteligente pero también, lamentablemente, demasiado pagado de sí mismo...
En este film, que parte ya de ese homenaje a sí mismo por el lado de los 8 (es su octavo film) asistimos a una filmación super.lenta y autoreferente que te deja ya agotado, aunque las imagenes sean perfectas, cuando ya casi a punto de dejar de verla comienza realmente el tema tipo 10 indiecitos, referencia obligada a Agatha Christie.
Para ser escueta diré, que como siempre en Tarantino, aun en sus peores films, como en aquel de las chicas y Kurt Russell, Death Proof, hay siempre una chispa de talento... Pero a veces, para esperar la chispa uno termina ya quemado de antemano...
Se echa a faltar sus peliculas redondas, las primeras desde Reservoir dogs hasta Malditos bastardos.
Ya en el western anterior, Django desencadenado, aunque nada que ver con éste porque aquel además de demasiado laaaaarrrrggggo, era realmente fantastico y valia la pena ... diré que en esta última, una se pregunta hasta qué pùnto vale la pena perder 3 horas...
Tema aparte que se agradece es la recupèración de Jennifer Jason Leigh y Bruce Dern... Pero ya estamos hartos de las repeticiones permanentes en parlamentos interminables de Christoph Waltz.
Es una pena que el talento se una a la vanidad... porque es por allí por donde el talento se pierde
Aliciux
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13 de febrero de 2016
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin rodeos: "The Hateful Eight" es para mí la peor pelicula de Tarantino.

Lo que sabía de ella me sugería mucho, quizás demasiado: un grupo de diablos conviviendo en una cabaña, aislados por una ventisca de nieve; conociendo las virtudes de Quentin, el banquete estaba servido, ¿no? A todo el que le apasionen las historias de ratoneras, de secretitos y mentiras, de deslizar objetos por las mangas, de muertes sin asesino... estaría, como yo, bastante ilusionado con su lanzamiento. Sin embargo, me tocó sufrir un desvanecimiento gradual de todas las esperanzas que había puesto en "The Hateful Eight" conforme la película iba avanzando hacia, lo que parecía, la deriva más insalvable, pues está muy lejos de resultar un juego de personajes como el de "Reservoir Dogs" o de volver a crear momentos de tensión tan sobervios como la cena con Leonardo Dicaprio en "Django".

El gran grano en el culo es que Tarantino subraya todo lo visceral y se olvida de trabajar todo lo demás. Lo que antes en su cine era una de las especies, aquí es el ingrediente principal, dando un plato indigesto.

En este nuevo western, la puesta en escena y el plantel de actores son formidables; no se puede negar que Tarantino sigue conservando un gran gusto estético y una buenísima mano para diregir actores, (actuación increíble de Jennifer Jason Leigh), pero en eso se queda Quentin revisitando y tuneando el género del honor y el gatillo flojo.

El argumento me recuerda a la sosería de Jackie Brown. El enredo es simplón; la averiguación, en lugar de desmontarse por capas que vayan descubriendo a los personajes y sus intenciones, y hagan al espectador partícipe del gran juego de sospechas y culpables, se precipita reduciéndose a una detonación absurda que se queda sin mecha durante demasiado tiempo, desechando el principal potencial de este tipo de historias: los pequeños gestos, las mentirijillas, las dudosas alianzas y los giros que te hacen dudar hasta el último incluso del más bobalicón.

Además, no consigue salvarlo con sus otras bazas. Los gags, los monólogos y las replicas mordientes se repiten una y otra vez con menos ingenio, perspicacia y coherencia narrativa que nunca, creando a unos personajes de nulo calado dramático, que son puro exhibicionismo Tarantinesco, y que no consiguen ganarse ni el interés ni la simpatía del espectador. Del mismo modo, el trasfondo histórico americano se convierte en un marco infantilizado con el único proposito de dar rienda suelta a los vicios de Tarantino.

Esta forma de desenvolver el argumento, más una trama que solo aumenta el lamento, crea una película que nunca encuentra ritmo, se aletarga y se estira hasta producir hastío y hartazgo.

Por si fuera poco, la violencia es más gratutita que nunca, deja de ser una parte satisfactoria para resutar una confirmación de que Tarantino en "The Hateful Eight" ha puesto más sangre que ideas.

Al final todo resulta burdo, vanal y repetitivo. Ni historia de venganza, ni reflexión macarra sobre los problemas raciales, ni oda a la justica inmoral. Es el morbo y la verborrea con factura millonaria.

"The Hateful Eight" sigue siendo cine de Tarantino, pero del Tarantino más desatinado que sorprende con una película que lejos queda de cualquiera otra que haya filmado. Es un disparo al bosque por la simpe satisfacción de tirar, que se pierde en una trayectoria que no apuntaba a ningún blanco.
Arendar
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16 de enero de 2016
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aún no sé si "Los Odiosos Ocho" es una buena o una mala película: por una parte, tiene cosas de una genialidad sorprendente, y por otra tiene cosas de una simpleza, infantilismo y estupidez igualmente sorprendente. Si pusiéramos en una balanza todo lo positivo y lo negativo de la película, creo que quedaría en empate, para un film en el que el director, guionista y estrella del show -incluso más allá de sus propios actores o los productores Weinstein...- ejerce de sí mismo y se regodea sin vergüenza alguna de su modo de contar las historias.

Lo que sí tengo clarísimo es que Tarantino escribe seguramente los mejores diálogos de la historia del cine: son ágiles, frescos, delirantes, sorprendentes, originales, chocantes... así podría dar más de cien adjetivos positivos. Por contra, creo que a la hora de crear una estructura dramática en un guión -o sea, lo que es escribir un guión de verdad, más allá de los diálogos de los personajes- es bastante más flojito. Sus mejores películas -desde mi punto de vista "Reservoir Dogs", "Malditos Bastardos" y "Django Desencadenado"- tienen unos diálogos modélicos, aunque las estructuras de esos guiones no sean todo lo sólidas como debieran. Parece que incluso que Tarantino ha llevado a cabo la máxima de Kubrick de que cuando uno tiene tres o cuatro buenas secuencias, ya tiene la película entera. Y creo que es todo lo contrario: un guión, una historia, debe ser algo fluido, que no tenga fisuras, ni dobleces. Algo que evolucione sin cortes. Ahora más que nunca debería entenderse la diferencia entre guionista y dialoguista. Y Tarantino es más dialoguista que guionista.

Eso sí, en este último (y segundo) western de Tarantino se nota perfectamente toda la cinefilia de este director, empezando por contar con Don Ennio Morricone -uno de los pilares básicos del Spaghetti Western- para realizar una brillantísima banda sonora, además de por crear una clásica galería de personajes propios del género, desde el vaquero al sheriff pasando por la cantinera, el enterrador... o el cazarrecompensas (aunque este camino ya lo empezó con su anterior película "Django desencadenado" y el personaje de Tim Roth es un calco del de Christoph Waltz).

A modo de una perversión entre Hitchcock y Agatha Christie, todos los personajes se ven obligados a permanecer encerrados en una cabaña en medio de la nieve, sabiendo que nadie es lo que parece. Aunque hayamos visto este planteamiento desde el juego del Cluedo hasta el clásico de Carpenter "La Cosa" -un film que es justa referencia, y además comparte a Kurt Russell como uno de los actores...-, en la película se sabe sacar jugo de esta ecuación, sobre todo por el tono bizarro de los personajes y sus -insisto- endiablados diálogos -recuerdo haber oído a Tarantino hablar en una entrevista que se iba a los salones de visita de las cárceles para anotar lo que decían los reclusos a las visitas y entre sí...-. Aunque en esta película Tarantino sabe perfectamente ofrecerle a sus seguidores ración doble de lo que esperan de él... hace trampas. Trampas -que evidentemente no voy a contar porque sería un spoiler imperdonable que chafaría toda la película- demasiado gruesas, fullerías impropias de un guionista ganador de cientos de premios internacionales.

Pero me temo que hay muchas cosas gratuitas en esta película, que terminan por empachar, empezando por el regodeo de un modo de hacer cine absolutamente atípico, marca y sello del director que o te gusta, o lo odias. No hay término medio. Y no lo digo por el tono gore que aparece a lo largo de toda la película -auténticas orgías y explosiones de sangre-, ni por la incorrección política del maltrato femenino -la mujer protagonista está recibiendo todo tipo de golpes y humillaciones brutales casi desde el minuto uno- sino por la auténtica exaltación de la violencia de Tarantino realiza permanentemente, casi glorificándola desde todos los ángulos -física, verbal y mentalmente-; ya sabemos que en el Lejano Oeste la supervivencia pasa por salir adelante con el medio que sea -y normalmente, a golpes o a tiros- pero igual que en su anterior western, supo edulcorarlo con algo de humor que le iba a la perfección, en esta ocasión no hay chistes que valgan. Si hay que conseguir algo, se consigue a lo bestia, y punto. Y además luego lo celebro y bailo encima de la tumba de mi enemigo. Así de claro.
(SIGUE EN SPOILER SIN SPOILER POR FALTA DE ESPACIO)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Federico_Casado
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1 de febrero de 2016
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine moderno se ha empeñado en hacer innecesariamente largas las películas. Tal vez este sea el resumen más crítico de esta cinta que en sus 185 min de metraje da vueltas sobre una misma idea, muy simple, TODOS SON MALOS (odiosos, que para el caso es lo mismo).

Ambientada de forma espectacular en uno de los paisajes más agrestes de la “américa profunda” , sorprende por su fotografía y por su ambientación. Pero se diluye gradualmente cuando a medida que pasa la cinta no pasa nada mas de lo que tiene o, en este caso puede pasar, porque la película se desarrolla en un mismo escenario casi un tanto teatral donde se van desarrollando los delirantes diálogos ideados por Tarantino que en este caso ni son tan brillantes ni tan agudos como en otros de sus film y evidentemente esa ausencia de dinamismo en escenarios durante casi 2 h de película llega a resulta en algunos casos tedioso.

Las interpretaciones de los actores por otro lado no son malas. Que conste que son buenas, que lo hacen bien, en algunos casos muy bien, llenan la pantalla y tal vez, por eso, la cinta se salva, pero esta vez y en mi opinión, no funciona por ejemplo:

Dividir la película en capítulos, seña inequívoca del director, porque al ser una película prácticamente lineal no es necesario pues no te pierdes dentro del argumento y el recordarte cada x tiempo que “estas viendo una película” no hace sino cortarte la concentración en la misma.

Demasiada sangre: la película a falta de argumento se vuelve absurdamente gore

Final interminable: a eso de las 2h ya sabes lo que puede pasar mas o menos ahórrate todas las vueltas y ve al grano.

Los actores son buenos si, excepcionales, eso no lo niego. Pero parace un recopilatorio de la “tribu de actores de Tarantino” todos te suenan o los has visto en otras de sus películas salvo creo un par de excepciones, lo que no ayuda en mi opinión.

El problema de Tarantino, esto es solo una opinión, es que ha llegado tan alto. Ha hecho joyas del cine tan geniales y maravillosas que puede que se haya convertido en un icono de si mismo, e incluso tal vez eso hubiera funcionado si la película hubiera durado 1h menos y se le hubiera dado mucho mas dinamismo (algo difícil) a un conjunto de actores dentro de un mismo escenario.
ANTONIO
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26 de marzo de 2017
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo digo de entrada, por si quieres acribillar la crítica sin necesidad de leerla: «Los odiosos ocho» es una basura de película. Alto y claro lo digo, y basta ya de tantos paños calientes. Si es que parece que hay que pedir disculpas públicas si no te gustan las obras del venerado Tarantino o si te ha decepcionado como seguidor, o como simple mortal a quien no le hacen gracia las pedorretas que se tira.

Lo que Quentin Tarantino sabe de cine, lo desperdicia por entero y, no solo eso, sino que va a peor. ¿Es esto posible? Pues sí, cada día lo veo menos original, más torpe, más monótono, más corta-pega, más inútil. Con su octava película se ha superado a sí mismo en un western con toques de intriga que se caracteriza por ser principalmente repugnante. No es ya que la charcutería a la que nos tiene acostumbrados sea gore hasta el hartazgo, con vómitos de sangre que caen en el rostro, amputaciones, cabezas que estallan y tiros que te castran; no es ya por la indescriptible felación gay como castigo en lo que considero una invención del personaje para cumplir con su venganza; no, no es por estas cosillas tan tarantinianas, sino por lo repugnante que es en forma y fondo. Decía un famoso literato que solo había algo peor que ser malo: no ser bello; y aquí puede aplicarse esta máxima.

Los personajes de «Los odiosos ocho» son malvados en un sentido amplio, de acuerdo, pero lo que de verdad hace que te repugnen es que tengan una personalidad siempre unidimensional, hueca, caricaturesca con la que se representa lo más asqueroso, lo más horrible, lo más deleznable del género humano, y lo hacen con satisfacción, con alegría, con orgullo, mientras su fealdad espiritual se pasea por la pantalla con la complicidad de un director satisfecho de esa basura como si hubiese alguna remota posibilidad de que uno pueda amistarse con o interesarse en gente así. Está bien, el ser humano puede ser repugnante pero ¿qué más? Yo no encuentro ningún aliciente ni empatía en esta historia. Solo quiero que las tres horas acaben de una vez.

La palabra que define a la historia es absurda. El cazarrecompensas John Ruth quiere llevar hasta Red Rock a la forajida Domergue, pero cuando un temporal de nieve los obligue a detenerse en una especie de posta junto con otros tantos viajeros de todo pelaje, tendrá que estar alerta y desconfiar de todos por el peligro de fuga. Dicho así, hasta tiene sentido. De hecho, la idea no es mala y se crea cierta intriga intrínseca al planteamiento, pero: uno, no hay pistas ni datos que ayuden a que el espectador averigüe al traidor; dos, la resolución del conflicto es una absurdez monumental repleta de incoherencias o comportamientos incomprensibles que, por supuesto, detallaré en spoiler; tres, los personajes desaparecen y se difuminan hasta el punto de no existir más que para morir. Véase el verdugo de Tim Roth, que es un actorazo en el que deleitarse; pues no, suelta su par de monólogos cuando aparece y ya está. De nuevo Tarantino escribiendo guiones efectistas y manipulados con cero consistencia y unos diálogos para quedarse dormido.

Lo mejor son los paisajes nevados, Morricone, aunque no me ha parecido de sus composiciones más excelsas, y el reparto.

Qué pena me da todo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kaori
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