Con el agua hasta el cuello

La escena esa en que Díaz está atada y no se sabe como enciendo la motosierra. Ahí no sabía si reirme de lo mala que era o llorar de lo penosa que es.

Mi mujer tuvo una vida sexual interesante en su juventud pero no pasa nada porque ella es joven y yo algo mayor. Yo soy juez del tribunal superior (¿?) y sé bien que, como dijo Pacheco, "la Justicia es un cachondeo". Tenemos un amigo que nos ayuda en las tareas domésticas y no sé si se beneficia a mi mujer pero sí sé que está enamorado de ella. Ah, somos muy felices. Pero un buen día un antiguo noviete tiene la brillante idea de hacernos una visita sorpresa y morirse en nuestra casa, aquí comienzan nuestros problemas. No nos queda claro si se muere solo o nosotros le ayudamos así que decido deshacerme del cadáver pese a la oposición de mi mujer. Por cierto, mi mujer ahora me parece un chocho loco. A ella le empiezan a devorar los remordimientos y a mi los celos, entre eso y que ambos volvemos a nuestras antiguas adicciones pues nos odiamos a muerte. Y ya que estamos y puesto que nos cae la misma pena por un asesinato/suicidio/homicidio que por dos, pues barra libre. Ahora creo que mi mujer es un pendón desorejado y la odio. Entre mi mujer y su amigo han intentado matarme así que no me ha quedado más remedio que matarle y ahora se va a enterar ese putón verbenero. Sin quererlo mi mujer me ha matado y ella es tan tonta que casi se autosuicida pero al final se ha salvado, aunque el policía que vino en su ayuda presiento que está jodido. ¿Habéis entendido de qué va la historia? Si es así mandadme una postal y explicádmelo que yo estoy muerto y todavía no sé muy bien cómo ha sido.

Resumen a esta mujer todos los que se le acercan la quieren poseer, matar o ambas cosas, vaya uno a saber en qué orden, el guionista sabrá si además de asesinos sus queridos personajes masculinos eran necrófilos, ella por supuesto se salva de todos y cada uno de los intentos tanto de posesión, como de muerte, y como quien no quiere la cosa los va liquidando a todos.
Una especie de versión extraña y sin gracia de El quinteto de la muerte, con la diferencia de que en vez de una ingeniosa anciana acá hay una bella mujer, con toda la juventud y belleza pero sin un poquito de su carisma.

Esa Cameron Díaz escapándose en la última escena como si fuera MacGyver, es ridícula. No sabía si estaba viendo un episodio de la famosa serie de los 80 o un fragmento de una aventura gráfica cómica de ordenador. ¡Penoso!