Palmeras en la nieve

Debo reconocer que los escenarios son impresionantes, casi de película americana, basándose en un libro, al que Fernando González Molina no ha logrado sacar ni la mitad de su jugo.

Esto es lo que echamos de menos en la superproducción PALMERAS EN LA NIEVE:
.Que los actores aprendan a vocalizar, a dar inflexión a la voz; en definitiva: transmitir con ese instrumento fundamental, al que dedican tan poco, la mayoría de jóvenes actores y actrices que ocultan sus limitaciones interpretativas con voces susurrantes,

Viene a mi memoria una escena de la película PROPIEDAD CONDENADA, donde comparten secuencia Natalie Wood y Robert Redford. Él le dirige una mirada a ella, que resulta más elocuente que cualquier diálogo. Eso es la magia del cine, que lamentablemente no existe en PALMERAS EN LA NIEVE.

Resulta lamentable basar una carrera en un físico, sin apoyarla con interpretaciones cuidadas estudiando profundamente el guión para perfilar cada uno de los personajes y entregar la fascinación de una buena interpretación, en el momento preciso.

No basta ser un chico majete que da bien en cámara. La juventud se agota y los recursos artísticos son lo único que te permitirá sobrevivir en una profesión tan inestable como esta.

Me apena comentar todo esto porque quisiera que el cine español, recuperara una dignidad que ha perdido, y ya solo imita a una maltrecha Dama desflorada.

Tengo la impresión (que por supuesto puede ser errónea) de que la crítica ortodoxa no se permite considerar para bien a los actores televisivos y guapos oficiales, cuando hacen incursión en el cine. Digo actores, porque creo que no es así con las actrices.

Y creo que sin llegar a lo excepcional, Mario Casas ha hecho buenos papeles pero poco reconocidos en «Ismael» y en «Tres metros sobre el cielo». Y muy buen trabajo en «Mi gran noche».

Tampoco recuerdo haber sido consciente hasta ahora de lo magnífico actor que es Emilio Gutiérrez Caba. Aunque sí guardo en mi memoria sus actuaciones en «El cielo abierto» y en «La torre de Suso».

Saco la cuestión a colación porque en «Palmeras en la nieve» hay dos películas de distinto valor según si Emilio Gutiérrez Caba esté presente o no. Su personalidad llena de veracidad la trama y uno se deja llevar por sus palabras y sus gestos. Sin embargo, en su ausencia, se le ven las costuras al artilugio y la atención decae. No digo yo que sean un buen y un mal actor los protagonistas masculinos. Digo que, quizá, representan registros interpretativos opuestos que casan mal y lastran el resultado.

La historia, por otro lado, tiene gran atractivo. Una producción española que cuenta con buen número de actores y cierto despliegue de medios. Que retoma la época colonial en Guinea Ecuatorial y presenta un relato de más de una vida, afín a esta época de exitosas series televisivas sobre el pasado reciente.

Cuenta con Macarena García, que lo hace muy bien en su regreso tras su aclamado debut en «Blancanieves». Y con Adriana Ugarte, seguramente la actriz joven mejor valorada junto a Bárbara Lennie. Tiene elementos de superproducción y el aspecto técnico no desentona. Para disfrutarla, simplemente, no hemos de crear expectativas excesivas. No hay retrato profundo ni grandes dramas. Hay una historia que se sigue con facilidad y un entorno geográfico llamativo.

Me queda la duda de si un metraje más condensado hubiera impulsado un mayor suspense. Pero no quiero acabar así mi artículo. La llegada de esta producción es una gran noticia y le deseo un buen resultado en taquilla.

Se dice que el cine nacional carece de este tipo de productos mas comunes en Hollywood. Pues bien, en esta ocasión, parece que estamos ante una de esas películas de las que tanto echan de menos (sobre todo el público más generalista) espectadores y algún sector de la crítica (y cuando hablo de crítica no lo hago precisamente cinematográfica, si no de ese ámbito de la política y de una parte del mass media hispano mas reaccionario que utiliza como arma arrojadiza la supuesta falta de calidad del cine Español.

Y es que "Palmeras en la nieve" esta bien hecha. Muy bien hecha. Unos exteriores sobrecogedores, un vestuario extraordinario, una fotografía magnífica acompañada de una música excepcionalmente escogida e interpretada. En resumen, un trabajo de producción de altos vuelos que la convierte en la "Leyendas de Pasión" a la española.

El guión esta basado en la primera y multivendida novela de la oscense Luz Gabás (a su vez basada en la vida de su padre) refleja la historia, con saltos temporales entre mediados del siglo XX y principios del XXI, de la rama masculina de una familia de las montañas de Huesca emigrada a los campos de explotación de cacao de la entonces colonia española de Guinea. No es malo el guión, a pesar de que, como es habitual, la novela es mucho mas profunda. Una historia tierna a la vez que violenta pero que en algunos fragmentos se adivina quizás un poco plana. Su mayor tara es la falta de puesta en contexto de los hechos históricos que rodean las desventuras de los personajes que, seguramente, nos habría metido mas de lleno en una trama que, aun a pesar de las casi 3 horas de película, no se hace excesivamente larga.

El trabajo actoral es un ejemplo de desequilibrio entre el plantel masculino y el femenino. En el primero a excepción de un excepcional Gutierrez Caba que, durante el tiempo que está en pantalla, sostiene la primera parte de película, no es muy de destacar, con un Mario Casas que, una vez más, muestra una contención que ya no se si denota profundidad o falta de expresividad y unos acompañantes fácilmente olvidables. Es en el lado femenino donde recae todo el empaque de la película, con una Macarena García espectacular en todos los registros, una Adriana Ugarte que, el tiempo que aparece, transmite ternura y sentimiento y, sobre todo, una extraordinaria Berta Vázquez en uno de esos papeles crudos, profundos y sensibles que marcan la carrera de una actriz.

Todo se justifica en un final que unos adjetivarán como lacrimógeno y sentimentaloide y otros como emocionante y sensible. Para un servidor fue mas la segunda que la primera opción.

De esta mala película, que no se merece el tiempo de una crítica, voy a comentar solo una cosa.
Y antes, expresar un deseo: que los responsables de hacer películas en España consulten lo que sale en Filmaffinity.
Muchos han dicho ya aquí, y yo es lo único que quiero decir, que Mario Casas no sabe decir las cosas, no vocaliza, no es actor, en definitiva. En esa carencia, que al no corregirse se convierte en vicio, le acompañan otros muchos actores y actrices españoles. Pero la culpa es también de los productores y los directores que no ponen remedio. Yo les diría: mira, hasta que no aprendas a hablar no te contrato. Que vayan a una academia competente,que hagan teatro porque en el teatro eso no se perdona.
De esta y de otras películas españolas no me he enterado, en el sentido más literal: no entendía lo que decían.
Hay que saber recitar. En la recitación hay estilos y modas, pero no puede faltar lo esencial: ¡ que te entiendan!
Ah, una cosa más. Quienes le han dado un diez, ¿qué le darían a Lo que el viento se llevó? ¿Otro diez? ¿Son comparables?

Una super producción en toda regla, bien ambientada..Una historia que promete mucho, apasionante sobre el papel, pero que pasa sin pena ni gloria, incluso mal contada. Esperas emocionarte en algún momento, que jamás llega... Actores sin pena ni gloria (con excepción de Berta Blazquez) y escenas que están de más, que no tienen sentido o están encajadas de cara a la galería.

Mención a parte para Mario Casas..Lo veo más como marqueting que atraiga al público femenino (y de paso, a las perejas de éste)..porque su capacidad interpretativa es sumamente limitada.. Además de no vocalizar bien, es de gesto inmóvil, igual que su estampa..de espalda corvada y de andar robótico.

En resumen una decepción, mucho ruido para pocas nueces... que se evidencia en que no tiene ninguna nominación a Goyas de primer nivel..Y la oportunidad era de oro, sobre todo si imaginamos lo que ha debido costar.