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Amigos apasionados

Drama. Romance En el Londres de la posguerra, Mary Justin se encuentra con el universitario Steve Stratton, su verdadero amor desde la juventud. Pero ahora se encuentra casada con un rico financiero bastantes años mayor que ella, ya que optó por tener una vida segura y acomodada. Sin embargo, el encuentro reaviva viejas llamas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
20 de marzo de 2007
32 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Séptima realización de David Lean, basada en la novela breve "The Passionate Friends" (1913), de H.G. Wells, adaptada por Stanley Haynes, Eric Ambler y el realizador. Se rodó en escenarios naturales de Chamonix y Lago de Annecy (Alta Saboya, Francia) y en los Pinewood Studios (RU). Producida por Ronald Neame y Eric Ambler, se estrenó el 20-I-1949 (RU).

La acción básica tiene lugar en Londres, en 1948, y ocupa un breve espacio de tiempo. Mediante "flashbacks" se amplía hasta 18 años. Mary (Ann Todd) vive en 1930 un apasionado romance con su primer y posiblemente único amor, Steven Stratton (Trevor Howard), al que deja para casarse con Howard Justin (Claude Rains), financiero acomodado y socialmente bien relacionado, bastante mayor que ella.

La película desarrolla un drama romántico que involucra a tres personas y que combina pasión y conveniencias sociales. La obra muestra que la opción por la seguridad económica y la relevancia social, en detrimento del amor verdadero, puede dejar en el espíritu frustraciones de profundo calado y difícil o imposible superación. El paso de los años no siempre altera la situación de partida. Las consecuencias pueden manifestarse en forma de problemas de estabilidad emocional, insatisfacción afectiva y vacío emocional. En ocasiones emergen celos, deseos de venganza, sentimientos de inseguridad e inclinaciones autodestructivas. El relato, más allá de su valor documental de época, es coherente entre los hechos que se narran: los que actúan como causas y sus posibles consecuencias. No habla en términos de valor universal, sino de modo circunscrito a las circustancias del relato. Destaca el intenso uso que se hace del "flashback" como recurso narrativo, que marca el paso del tiempo, confiere al relato un aire de ensueño e irrealidad y pone de manifiesto la subjetividad de los personajes, dando contenido y trascendencia al drama. El film comparte con "Breve encuentro" (1946) algunos planos descentrados, un triángulo amoroso y el protagonismo de trenes y estaciones ferroviarias (símbolo entonces del movimiento de personas y mercancías). Acusa alguna influencia de Hitchcock: cuando Howard ve las sillas vacías y la escena de los prismáticos, de prolongado e intenso suspense. La protagonista hace las funciones de narradora del relato, que explica en forma de monólogo interior, evocando hechos de 1930, 1939 (Nochevieja de 1938/39) y 1948 (viaje a Suiza).

La música combina fragmentos románticos con pasajes de gran dramatismo. La interpretación es de la London Philharmonic Orchestra. La fotografía hace uso de trazos expresionistas (rostro de Howard), paisajes elegíacos, escenas bulliciosas (baile de Nochevieja), vestidos perturbadores (la capa de cuello alto de Steven en la Nochevieja le asimila a un vampiro) y ambientes sombríos. La iluminación, bien distribuida y muy cuidada, es excelente. Las interpretaciones son convincentes. Poco después del rodaje Lean y Ann Todd contrajeron matrimonio.
Miquel
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19 de septiembre de 2008
19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frase que pronuncia el correctísimo Claude Rains con la que da en el clavo. Habría que añadir: Y más si hay sospechas por medio.
David Lean, especialista en películas de obras literarias emblemáticas, consigue una estupenda película a base de un triángulo amoroso.
Trevor Howard, perfecto para dar aires de seriedad, al que le tendré siempre encuadrado por sus papeles en El tercer hombre y Rebelión a bordo, inolvidable en esos personajes, interpreta aquí a un hombre enamorado de una mujer que no es la suya. Era difícil imaginarlo metido en un lío de faldas como éste que nos presenta Lean.
El otro vértice del triángulo es el magnífico Claude Rains (que fue profesor de Arte Dramático y dio clases al mismísimo Lawrence Olivier, fabuloso y elogiado en su papel del siniestro profesor Sebastian en Encadenados), realiza una actuación a lo grande, pletórico de forma y maneras, con una destreza absoluta en los movimientos ante las cámaras y de gestos.
La historia es que Mary, la mujer en cuestión, prefiere en su día casarse con un hombre de negocios (mayor) con influencia hasta en la política de altos vuelos, y vivir en una sociedad acomodada y poderosa, algo que por otro lado es lícito, a un más humilde aspirante a profesor pero de quien verdaderamente está enamorada.
A su marido le quiere de otra manera que tal vez para su esposo le es suficiente.
Hasta que llegan los encuentros en las bellas estampas de Suiza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
floïd blue
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15 de julio de 2010
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras dos adaptaciones consecutivas de Dickens el público ya sabía que este director inglés era capaz de hacerles viajar en la butaca, prolegómeno de sus posteriores grandes historias. Pero Lean comenzó su carrera de la mano de otras historias, más pequeñas y anónimas de Noel Coward. Con Amigos Apasionados parece volver a ese cine intimista de por ejemplo La vida Manda. Pero en este caso continúa la senda exitosa de Breve Encuentro, huyendo en cierto modo del conservadurismo en la pantalla. Así nos encontramos con una nueva radiografía de las infidelidades dentro del ferreo matrimonio victoriano.

Si bien es verdad que esta película no es ni tan conocida ni tan valorada como Breve Encuentro, a mí al menos me resulta más interesante. En ambos títulos se nota el paso del tiempo en cuanto a la concepción diferente que hoy en día tenemos del matrimonio y del amor. Ambos pueden ser compatibles y el primero ha dejado ya hoy de ser tanto una posición social, una institución fría. Pero si al público de la época le perturbaba el hecho en sí, el quebranto de dicha institución que no obstante nunca llega a ser total, a nosotros nos estimula más el modo de contarlo.

Lean se basa de métodos hitchconianos para desarrollar la intriga por ser descubierto, generando suspense en algunas de las mejores escenas de toda su filmografía. La utilización magistral del plano inserto, de la ambientación en la puesta en escena, del montaje y de la información controlada por el espectador antes que por los protagonistas, consiguen generar en el espectador un interés continuado por una historia que hoy por hoy, no nos sorprendería tanto. Queda claro que Lean había visto Encadenados, de su compatriota Alfred, y que las consecuencias narrativas aparecerán en otros títulos de su futuro cine, pero sobre todo en este.

Por lo demás, no se huye de la grandilocuencia, marchando a rodar en los mismos Alpes si hace falta. El trío protagonista, como casi siempre en Lean, brilla. Sobre todo Ann Todd que se apodera de cada plano favorecida por el director, que no por nada tuvo un romance con la actriz durante el rodaje. Una pelicula que logra desconcertarnos y que, a pesar de ser una pequeña joya escondida, brilla más que muchos otros títulos de Lean, más laureados.
REXMUNDI
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23 de octubre de 2011
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
No voy a esconder que David Lean es uno de mis directores favoritos. Para la mayor parte de los aficionados al cine es conocido por las superproducciones de su segunda época: "Lawrence de Arabia", "El puente sobre el río Kwai" o la excepcional "La hija de Ryan". No obstante, dirigió un buen puñado de películas en blanco y negro, de producción inglesa y con miras más modestas.
"Amigos apasionados" es una película de sentimientos, en la que tres personas (excepcionalmente interpretadas por Ann Todd, Trevor Howard y Claude Rains) forman un triángulo amoroso tan extraño como interesante. La historia se desarrolla a lo largo de más de una década en la que vamos viendo la evolución de los sentimientos de los personajes, más escondidos que mostrados, más incomprensibles que comprensibles en el personaje femenino.
Sin afán de desvelar nada, la escena en la que los tres personajes se encuentran en casa de Rains y Tood, supone una de las mayores cumbres de lo que llamamos el séptimo arte.
Si no os gusta las películas de ritmo lento, de sentimientos amorosos escondidos, esta no es vuestra película.
vaillant
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30 de mayo de 2014
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película casi desconocida de David Lean, que la censura española, “garante” de la moral y las buenas costumbres no permitió estrenar en España, pues el régimen no podía permitir insinuaciones sobre adulterio. Y es que, bajo la apariencia de una inocente historia de amor, subyace una aguda crónica o reflexión sobre la infidelidad, el fracaso amoroso y la frustración personal. Una historia atrevida para su época, llena de pasión, en el que el tratamiento narrativo está apoyado en varios “flash back” siguiendo ciertos códigos del cine de suspense por momentos cercanos a Hitchcock, sobre todo en los insertos y un extraordinario montaje (no olvidemos que David Lean comenzó su carrera como montador, votado por sus colegas el mejor de la historia) que la hacen apasionante.

Un film bello y romántico, una variación de “Breve encuentro”, también con Trevor Howard en el que destaca un Claude Rains en un papel muy parecido a “Encadenados” de Hitchcock, el de marido desengañado. También aquí el romance de los protagonistas está narrado a partir de los encuentros furtivos de los enamorados. Basada en una novela de H. G. Wells, en “The Passionate Friends” no hay moralismo alguno: sólo la enésima constatación de que, en el cine de Lean, las pasiones humanas están contempladas mostrando sus aspectos más sublimes y agradecidos, pero sin olvidar el reverso de sus connotaciones más sombrías y ásperas. Para el cineasta el amor es bello pero no perfecto, o en el mejor de los casos su aparente perfección tiene una duración limitada en el tiempo, porque las personas que lo experimentan tampoco son perfectas, sino seres humanos cargados de complejos, cargas y limitaciones de toda índole.

El tiempo juega un papel decisivo en el desarrollo del relato a nivel interno. El peso dramático del factor temporal resulta decisivo para entender las motivaciones de los personajes. El denominador común de las mujeres en el cine de Lean suelen buscar un amor inalcanzable y sin esperanza como en “Breve encuentro”, en “Locuras de verano”, en “Doctor Zhivago” o en “La hija de Ryan”. En este caso es Mary (una estupenda Ann Todd, considerada entonces la Greta Garbo británica), una mujer romántica que buscó en un matrimonio la seguridad y la buena posición económica pero que tiene dudas ante el riesgo de sus fantasías amorosas. Un tema importante son los espléndidos diálogos, que a veces son excusa para que el espectador se aperciba que lo que piensan los personajes es ajeno a la conversación. Rodada en espléndidos parajes naturales de Suiza y con unos primeros planos fascinantes de Ann Todd, muy sugerentes, como las miradas y los gestos.
Antonio Morales
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