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El pájaro pintado

Drama. Bélico Un niño judío busca refugio, durante la Segunda Guerra Mundial, en algún lugar de Europa del este, donde se encuentra con muchos personajes diferentes.
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
19 de abril de 2020
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un niño judío (Petr Kotlár) es el protagonista de este brutal filme checo estrenado en el Festival de Cine de Venecia del año pasado. Se desarrolla durante la Segunda Guerra Mundial en algún país eslavo, de hecho, no hay interés de parte del realizador de contextualizarlo en alguno en particular, al punto que incluso lo filmó en idioma intereslavo, una lengua creada a partir de los idiomas de estos países.

Durante las casi tres horas de duración se muestra a este niño sobreviviendo, la obra está presentada, se podría decir, de forma capitular, que tiene como título el(los) nombre(s) de la(s) persona con la(s) que el protagonista se relaciona durante ese espacio de tiempo, para su desgracia, cada uno de estos pareciera ser más enfermo, despiadado y cabrón que el anterior, salvo algunas excepciones.

Así entonces, son casi tres horas de puro sufrimiento, el termino brutal no está expuesto acá de forma gratuita. Vive un vía crucis personal que parece no tener fin, que le agrede física y psicológicamente de forma constante, mientras intenta sobrevivir en un contexto rural terrible que por momentos se asemeja a la Edad Media, lleno de mitos, religión y desamparo, cuando eso parece superarse, lo atrapa el contexto de la guerra, nazis y soviéticos.

Petr Kotlár se consume prácticamente todo el metraje solo, es un hecho que detrás de su actuación tuvo que haber muchísimo trabajo de parte de la producción por los temas abordados. Además, no se pueden obviar los papeles de reconocidos actores como Stellan Skarsgård, Harvey Keitel, Barry Pepper o Udo Kier, para un elenco que en general se muestra en estado de gracia.

Este es el tercer largometraje -y sin duda el más ambicioso- para Marhoul, una producción enorme, con muy buenos escenarios naturales que acompañados por la fotografía en blanco y negro de Vladimir Smutny, ambientan a la perfección el filme, llenándolo de un aura místico y doloroso. El guion fue escrito por él, basado en la novela homónima (1965) del escritor polaco-estadounidense Jerzy Kosinski.

Sin duda, Marhoul consigue impactar, presentando el lado más egoísta y perjudicial del ser humano, con un niño sufriendo atrocidades y viéndolas a su alrededor una y otra vez, en un contexto donde ser de una etnia o una religión diferente hacia “posible” cualquier tipo de agresión, ¿acaso esto todavía no sucede en la actualidad? El director logra lo que quería, atemporalidad y universalización de los hechos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
10P24H
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2 de julio de 2020
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Preámbulo

Película que pese a tratar un contexto tan recurrente, no deja indiferente a nadie y llega incluso a innovar. El contexto es el de la Segunda Guerra Mundial, y el tema es el de las vivencias de un niño (aparentemente judío y gitano) en las tierras rurales de una población eslava indeterminada. Tierras que viven en una constante de depresión y violencia. En la que el infierno parecen ser siempre los otros.

Podríamos decir que El pájaro pintado está dividida en capítulos. Cada cual lleva como título el nombre de las personas con las que se relaciona el protagonista. Y cada uno parece peor que el anterior. Por lo que la ternura que tomamos al joven es enorme.

*Novela y película

El pájaro pintado es de una dureza impresionante, como la propia novela. Aunque si uno lee la novela quedará aún más horrorizado, porque la cantidad de detalles descriptivos del libro de Kosiński son mayores y más desgarradores. Y la mística que transmite la novela no se ha plasmado en su totalidad en la cinta. Circunstancia que no es ni mejor ni peor, simplemente es diferente. Eso sí, las escenas más duras y salvajes de la novela sí están representadas en el largometraje. Escenas que serán presenciadas y vividas por nuestro pequeño protagonista.

Aunque la película no es fiel en su totalidad a la novela, Marhoul ha llevado a cabo una adaptación titánica, de una obra difícil de abordar por su brutalidad y frialdad. La frialdad la consigue con una serie de atributos, como el uso de blanco y negro, que retrata una época triste y oscura, como Paweł Pawlikowski hiciera con Cold War o Ida. Sumando a esto, una dirección de actores y actrices, y una dirección artística absolutamente magistral. También el hecho de que la película prácticamente pueda tomarse como cine mudo, acerca al espectador a una reflexión continua, y a una sordidez desoladora.

*El precio de la vida

El pájaro pintado despersonaliza a los personajes. Les priva hasta del nombre (no sabremos el nombre del chico hasta el mismo final de la película). La vida no vale nada, y si todo puede salir mal, saldrá mal.

El pájaro pintado se podría entender como una road movie, en la que el chico (Joska) tiene el objetivo de volver a su casa con sus padres, a los cuales el nazismo tenía en el punto de mira. Y tendrá que recorrer no solo los lugares más peligrosos, si no que las vivencias que acompañan al pobre chico a lo largo de la cinta lo harán evolucionar prematura y hondamente desde un punto de vista psicológico. Y aunque su final no es tan trágico, como el de Alemania, año 0 (película a la que recuerda mucho), no deja de ser una historia desalentadora.

La película denuncia el racismo y el odio. Bien por ser judío, bien por ser gitano. Los entornos rurales subdesarrollados de la época, que parecen más propios de la Edad Media que del siglo pasado. Y que están totalmente plagados de misticismo, profecías y fanatismo religioso, que más que abogar por la caridad hacia el prójimo, conducen a la violencia hacia el mismo.

*La técnica de ‘El pájaro pintado’

El uso de la imagen en El pájaro pintado es maravilloso, plagada de metáforas y dobles sentidos. Como en las escenas en que el pequeño mantiene sexo (se entiende que el pequeño es forzado a mantener sexo) con la joven que lo auspicia. Todo son referencias sexuales, que nos hacen entender la situación.

La velocidad con la que se suceden las secuencias (especialmente al comienzo de la cinta) es trepidante. Con continuos cambios de escenario y situación A cada cual más grotesca. Pero aunque la historia avanza muy velozmente (pese a las casi 3 horas de duración de la cinta), el tono mismo de muchas de las escenas es pausado, permitiéndonos muchos momentos de pura introspección y reflexión. Pero siempre con la misma envoltura depresiva.

El pájaro pintado desde el apartado psicológico llega a recordar a Los olvidados de Buñuel. Una película en la que hasta el más inocente (nuestro pequeño protagonista), degenera finalmente en un joven lleno de odio y resentimiento. Y la ciudad destrozada del final también nos evoca aquellos decorados no artificiales del neorrealismo italiano. Todo un abanico de referencias, que junto a la hermosura técnica de la cinta, hacen más auténtica la experiencia fílmica.

*Conclusión

No es una película para todos los públicos, pero sí es una cinta que todos los públicos deberían ver. Porque su mensaje es auténtico, y porque aunque descabellada por momentos, las atrocidades que muestra la cinta ocurren. Y ese pobre niño inocente casi despersonalizado puede ser cualquiera.

El hecho de que el pasado año se estrenará Parásitos, quitó relevancia en los festivales a esta cinta. El nivel mostrado desde la dirección por Václav Marhoul es maravilloso. Y la pregunta que finalmente nos podemos o debemos hacer es: ¿No se cometen aún atrocidades como la que vemos en la cinta? ¿No vemos auténticos genocidios hoy en día por temas relacionados con la etnia o la religión? El cine que deja huella es este, el que te hace pensar más allá. El que te marca. Y El pájaro pintado lo hace.

Escrito por Diego Gómez Ortega
Cinemagavia
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7 de junio de 2020
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo hizo justicia al condecorar en la mayoría de los festivales a Parásitos como la mejor película en lengua extranjera del 2019, lo malo de ello fue que se dejó en el olvido total a esta joya contemporánea con la más exquisita fotografía que se haya visto en mucho tiempo, su belleza visual llega a tal extremo que uno podría tomar cualquier fotograma de sus casi tres horas de duración y sin problema podría ser exhibido en una galería de arte; pero hay un precio que pagar por su visionado, y es que el espectador será expuesto a lo peor de la condición humana sufrido por un niño que no rebasa ni los diez años de edad: explotación, pedofilia, hipocresía religiosa, intolerancia, doble moral, superstición, xenofobia, violencia física.

Seguramente más de uno se preguntará "¿y por qué tengo que poner a prueba mi estomago con esta brutal recreación histórica de la segunda guerra mundial?" Bueno, porque como dice el viejo adagio: "Quien no conoce la historia esta condenado a repetirla".
homoplatonic
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1 de julio de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación de la novela de Jerzy Kosinski de 1965 del mismo título. Se ha conseguido llevar al cine en esta producción checo-polaca por Vaclav Marhoul. Con un guion del mismo, haciéndonos testigos de los horrores de la segunda guerra mundial a través de los ojos de un niño sin nombre, que deambula de pueblo en pueblo, sufriendo la  brutalidad de unos y de otros, en esta locura colectiva.

El pájaro pintado trata sobre un joven judío (Petr Kotlar) y su aterradora lucha para sobrevivir en la Europa del Este devastada por la guerra. Todo comienza cuando sus padres dejan al niño en manos de una anciana en una remota aldea con la intención de esconderlo, pero la mujer fallece repentinamente, algo que ocasionara que se quede solo teniendo que luchar para poder sobrevivir. Por su vida pasarán diferentes personas que harán que su inocencia infantil se corte radicalmente.

Una soberbia fotografía en blanco y negro nos acompañará en esta cruda historia, todo un desafío visual, ya que se cometen muchas atrocidades por parte de los adultos que parece que han perdido la cabeza después de haber vivido el horror de la contienda. Solamente encontraremos dos personas compasivas hacia el pobre niño un soldado nazi y un cura.

A pesar de rondar las tres horas de duración y tener pocos diálogos, el film se disfruta bastante bien con el corazón encogido. El papel del niño Petr Kotlar permanece con un semblante serio e inexpresivo, como en un estado de shock continuo del que no recuerda ni siquiera su nombre. Un buen debut para el joven actor.

En el reparto nos encontramos también con algunos actores internacionales como Harvey Keitel, Julian Sands, Stellan Skasgard, Udo Kier o Barry Pepper haciendo un papel de francotirador parecido al que hizo en "Salvar al soldado Ryan". La película está hablada en varios idiomas ruso, checo o alemán por lo que estos tienen papeles cortos y con poco diálogo.

Toda una odisea violenta la de este inocente niño que nos recordara claramente lo que no debe volver a ocurrir.
Destino Arrakis.com
videorecord
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30 de agosto de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El retrato de una Europa devastada en plena II Guerra Mundial lo realiza Václav Marhoul de la mano de un niño judío que tiene que ir sorteando dificultades para reencontrarse con sus padres.

El recorrido, penoso, desagradable, tortuoso de este niño (magnífico Petr Kotlar) nos permite ver cuán perverso, miserable y despreciable es el alma humana: incapaz de sentir compasión, más que en contados casos, por un niño indefenso, no solo no ayudan al pequeño sino que se ceban con su odio en su persona.

Algunos pasajes de la película son casi insoportables, las vejaciones, humillaciones, maltratos y torturas a las que se somete al protagonista son cercanas al sadismo, convirtiendo, poco a poco, en un pequeño monstruo a la víctima, alguien que reacciona con violencia a la violencia.

El blanco y negro de la fotografía es espectacular, cuenta además con interpretaciones episódicas de Julian Sands, en un personaje odioso, o Harvey Keatel o Stellan Skarsgard, en otros mucho más amables.

Quizás, en el debe, un exceso de minutos que podrían restarse de alguno de los episodios, así como un exceso también en la carga de la parte sexual de las vivencias del niño, parece que esa Europa que se desangra y que nos retratan tiene más hambre de sexo que de pan, algo harto improbable en esos convulsos años.
melchorin
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