Like a dragon

Basada en un videojuego de Sega, popular y con continuación y continuaciones. Por supuesto todo exitoso.

“Like a Dragon (Yakuza)” no es que parezca una obra menor de Takashi Miike (que lo es) sino un filme de encargo. Su defecto: demasiado hueca, como una consola sin placa ni circuitos, simple plástico inactivo e inerte.
Ni los momentos de pretendido humor miikeiano ni las ráfagas de violencia, ni esa pareja pseudos-tarantina de jóvenes atracadores, ni los combates a vendavales en el After Effects rellenan un olvidable filme más made in Hollywood que made in Tokyo. No sé hasta que punto merece la pena para el propio Miike ser tan prolífico si a esta parte de su filmografía la vamos a meter en una caja de videojuegos, a modo de sepulcro, con una etiqueta llamada ‘relleno’.

Concuerdo con la mayoría a pesar de ser un fan acerrímo de la filmografía de Takashi Miike, y es
que uno a veces se pregunta como es posible que el mismo genio de obras como Agitator, City of Lost Souls, Blues Harp, Visitor Q nos presente luego una adaptación tan vacía y añinada del videojuego Yakuza. Como adaptación es pesima, como Yakuza eiga una caricatura y como pelicula algo cercano a la serie b sin gracia.
El argumento de Yakuza daba para una muy buena pelicula de ganstérs con actuaciones serias y un desarollo audaz y mas oscuro, y no una especie de capítulo largo a lo Power Rangers con "transformación" y lucha final incluida. Predecible, acaramelada y por momentos confusa, apesar de todo hay que verla para opinar por uno mismo.

Seamos realistas, el videojuego tiene un buen argumento y todo se desarrolla mejor además de ser bastante más violento y "realista" aunque igual de freak en ocasiones ya que los japoneses ya sabemos como son para estas cosas.

La película en general es un despropósito si la comparamos con el juego, si obviamos esa comparación posiblemente quede incluso peor. Pienso que si hubieran adaptado el guión del juego tal cual estaba y explicando bien las cosas cronológicamente, sin ignorar a algunos personajes importantes y dejando de darle protagonismo a personajes que no lo merecen posiblemente hubiera quedado una película mejor y sobre todo menos aburrida porque ese es su grán fallo.

Mientras que en el juego original la trama es interesante e incita a jugar para descubrir que es lo que ocurre, en esta película la misma es difusa, sin conexiones aparentes y díficil de seguir hasta para los que saben quienes son los personajes por haber jugado previamente al juego.
Son mucho mejores los 4 cortos sobre Yakuza (el juego) que hay en la web del propio juego que esta película mal hecha por un director que no ha sabido adaptar la esencia del juego y su trama a formato cine. Una lástima porque la trama en el juego enganchaba y mucho, aún sin ser una maravilla.

En resumen: una adaptación nefasta al cine de un buen videojuego, lo mismo que ya ha sucedido en otras tantas ocasiones.

Me hace especial gracia que Takashi Miike haya tenido que adaptar un videojuego al cine, para conseguir su película más lógica y coherente. Sí, al final se le va la pinza -como siempre-, pero durante los 100 primeros minutos el tío mantiene el pulso filmando una cinta de yakuzas sin ninguna cosa rara -véase la trilogía Dead or Alive-.

La historia se desarrolla a varias bandas: por un lado tenemos al protagonista, que vaga por la ciudad con una niña. Su objetivo es llevarla hasta el paradero de su madre. Otra subtrama la protagonizan dos adolescentes que deciden ser atracadores. También hay una -que dura toda la película- de unos asaltantes de bancos. O la de un jefe yakuza que acaba con sus enemigos golpeándoles con un bate de béisbol. E incluso una donde un coreano busca venganza (¿deja vú?).

Miike no radiografía el organigrama de los Yakuza ni nada similar, sino que simplemente presenta unas cuantas historias enlazadas con un mismo eje, el personaje de Kazuma, quien ha estado 10 años a la sombra y del cual se sospecha cuando desaparecen 10 billones de yenes en Tokio. Pese a pequeños momentos que podrían recordar al cine de Tarantino o de Sabu, todo lo demás está realizado con bastante desgana.

La película dura casi dos horas que se hacen bastante pesadas. El protagonista es justo el que menos sale y hay mucho relleno que podría haberse eliminado sin problema para convertir la cinta en algo más llevadero y menos cansino. Tampoco es que lo que cuenta sea especialmente llamativo. La coña del asunto es que, pese a que es una adaptación de un videojuego, sólo hay dos o tres detalles que así lo delatan, con unos efectos especiales ESPANTOSOS, fatal hechos, a lo Miike chiflado.

Es una lástima que para una vez que las frikadas de Miike podían estar justificadas, el tío se haya desmarcado haciendo una cosa bastante más realista de lo habitual. Una completa tontería teniendo en cuenta que no tiene la brillantez de Kitano para el drama ni la garra de Johnnie To para la acción, así que se queda a medio camino en casi todo.

No se puede negar que “Yakuza” es entretenida y se puede ver sin dificultades, el problema es que la película esta creada a raíz un de un videojuego del mismo nombre que supongo que a los fans de este, el film les parecerá la leche y habrá (digo yo) innumerables guiños y referencias al jueguecito de marras, pero yo, que me quedé en el Alex Kidd valoro la película como lo que es, una película, una película donde se omiten todos los porqués y desconozco de donde aparecen el protagonista y la niña, ni se porque buscan a la madre, no me creo ningún personaje, todos demasiado esteriotipados, el prota muy duro, el malo muy malo y muy loco, sus esbirros muy torpes y tontos, las chicas todas muy monas, la reacción final de la madre no la entiendo, el tema de uno contra todos esta demasiado visto, el propio Miike lo ha tocado varias veces como en “Agitator”, “Cementerio Yazuka”, “Deadly Outlaw: Rekka” o “Rainy Dog” (por cierto, todas ellas mucho más realistas), aunque sin duda alguna, si me tengo que quedar con alguna película de este genero, seria con la coreana “A Bittersweet Life”.

Pasable pero bastante olvidable dentro de la filmografía de Miike.