Colgados en Beverly Hills

Retrato cercano de una familia durante un verano de 1976. Un padre separado (Alan Arkin) cuida de su hijo mayor (David Krumholtz), su hijo pequeño (Eli Marienthal) y la hija mediana que está entrando en la adolescencia (Natasha Lyonne) a través de la cual transcurre la historia con algunos problemas clásicos del crecimiento y las inseguridades que conllevan, y la visita inesperada de la prima (Marisa Tomei).

Esta familia desestructurada sobrevive con poco dinero en barrios marginales en pleno contraste con la riqueza que les rodea en Beverly Hills. Tienen que ir buscando refugio, cambiando a menudo de casa llevando consigo lo que puedan cargar, su único hogar se encuentra en los otros.

Su directora y guionista es Tamara Jenkins, autora también de “La familia Savages” y “Vida privada”, que ofrece de forma realista situaciones cotidianas que giran en torno a la familia y los estados vitales de sus personajes, aportando una buena mezcla entre drama y comedia.

Las actuaciones son naturales y están bien escogidos, incluyendo a todos los secundarios, incluso a los que tienen papeles pequeños. Casi todos cuentan con buena vís cómica como Kevin Corrigan o Jessica Walter.
Destaca también el uso de la simetría en contraste con el desequilibrio vital de los protagonistas en una obra sencilla pero muy cuidada.