La casa muda

Tal vez por cómodo pretendo que los realizadores no esperen que todos o la mayoría de los espectadores tengamos la capacidad o la disposición mental para interpretar la película como ellos aspiran, y espero que trabajen más por nosotros.
Como uruguayo debo decir que tanto en cine como en teatro me he llevado muchas desilusiones de los argumentos y guiones de mis compatriotas. Ésta quedó por mitad del camino, no me colmó, pero tampoco me decepcionó. Tiene muchos recursos efectivos a la hora de mantenerte interesado. Creí que iba a ser más aburrida. Confieso que al saber que estaba filmada con esa técnica de plano secuencia temí que me pasara lo mismo que con El Arca Rusa, que me aburrió profundamente, salvo la escena del baile.
Esta película no está basada en hechos reales, como se menciona aquí, sino inspirada; se hizo un argumento que si bien puede resultar pobre, encaja... aunque el espectador deba hacer luego toda una elaboración personal para llegar a la posible idea del director.
La ambientación sonora me pareció buena, pero me molesta profundamente no entender mi propio idioma por la mala vocalización de los actores, como pasa en esta película. Por suerte el parlamento general es escaso y lo más que se escucha son sollozos y algunos gritos.

Partiendo de una base tan atractiva como podría resultar realizar una película mediando un solo plano secuencia (que, a lo largo de la cinta, queda escindido en varias partes), "La casa muda" se presenta como una senda distinta en el infructuoso género de terror: no hay intertextualidad, se aleja de los tintes cómicos y resuelve con cierto acierto el hecho de no tener cortes en su mayor parte (jugando, en ocasiones, a la perfección con el fuera de campo).
De este modo, el debut de Gustavo Hernández logra tensar la cuerda alejándose del pueril homenaje y sirviendo una propuesta donde lo más importante parece ser el que, no el como (las situaciones no son descuidadas ni mucho menos, pero se tiende a arriesgar en ese aspecto por el mero hecho de buscar que el espectador siga expectante), logrando en ciertos momentos la tensión necesaria (que, según el propio director, buscaba) y jugando una y otra vez con la trama con el objetivo de crear un horror factible, sin necesidad de ser explícito o visual. Un horror psicológico.

De hecho, el uruguayo arriesga al máximo cuando, en su ecuador, empieza a poner cartas sobre la mesa que, por lo general, acostumbran a descolocar al seguidor del género (conductas inusuales, momentos ciertamente forzados, etc...), pero que aquí siguen esa senda de "Lo importante es el que, no el como", y logran que el público no se sienta escupido de la proyección en ningún momento, pese al camino tomado.

Por desgracia, no todo es lo que parecía, y "La casa muda" termina cayendo como un castillo de naipes vagamente construido. Su forma es totalmente disonante con su fondo. Contando lo que desea contar, el plano secuencia es una herramienta del todo inútil al seguir prácticamente todo el tiempo a la protagonista, y su resultado, una vez visto ese giro final, es tan infructuoso como indignante. Pues ya no se trata de si el giro funciona o no (que, en este caso, resulta fallido se mire por donde se mire), se trata de que habiendo escogido esas características para el film, ese último punto sobre el que vira todo no tiene sentido, y destruye lo anteriormente construido, dejando no sólo evidencias verdaderamente visibles, sino también consiguiendo una reacción negativa de un espectador que con tanto interés había seguido una narración que empezó a hacerse añicos a partir de la mitad de la propuesta.

En definitiva: es una verdadera pena, no sólo que hoy en día para realizar cine de género distinto a un cineasta se le ocurra recurrir a la complicada empresa del plano secuencia sólo por el hecho de ofrecer algo destacado o que sobresalga, sino que además que un tipo que se muestra fuera de ese reguero de propuestas actual (donde destacan, como dije, el homenaje descarado y el humor fuera de lugar), se decida por un proyecto tan vago como "La casa muda" y, para colmo, decida excusarse con carteles a su conclusión cuando la motivación también debió ser muda. Simple y llanamente muda.

Casa en el campo, descuidada y rodeanda de arboleda. Padre e hija llegan con la intencion de reacondicionarla. Noche, ruidos extraños, obscuridad...
Desde el "Luz, cámara, acción" parece ser mas de lo mismo, pero NO!: "vamos, si la han filmado con una camara digital en en un único plano secuencia", y si, eso es lo interesante, pero no confundirse ni ilusionarse con esta opera prima, porque en realidad es lo único interesante que tiene para ofrecer.
El argumento es simple, no está profundizado, y con el sorpresivo giro que da hacia los últimos minutos de la cinta termina de convencernos que no solo es simple, sino malo. Las actuaciones no acompañan demasiado, se mantienen bajo el título de "correctas" (y solo gracias al trabajo de Colucci), aunque por momentos, o mejor dicho, en los momentos que debieran ser mas demostrativos hacen agua, no pudiendo transmitir nada mas que desconcierto.
A destacar lo que a fin de cuentas nos ofrece verdaderamente esta cinta. La calidad de la imagen y el sonido son realmente buenos. La ambientacion es el salva-guarda de la historia, la atmósfera visual creada por la ubicacion de cada obeto en el lugar indicado, la arquitectura de la casa y la iluminacion son las únicas capaces de trasmitir tensión y suspenso. La buena utilizacion del fuera de campo.
Por último, la cinta vuelve a ver la luz al final, tras ser mostrados los créditos, aunque no alcanza para convencernos del argumento.

Desde Uruguay nos llega una cinta de terror con la propuesta de añadir algo de innovación dentro del género. Este año en el festival de Sitges han proyectado dos películas que su particularidad es el estar rodadas prácticamente en un solo plano secuencia, al igual que la película El arca rusa, en el año 2002. La casa muda es una de ellas, con la pequeña pretensión de ser la primera película de terror rodada en plano secuencia. Desconozco si es la primera, lo que importa es lo arriesgado de la apuesta, en este caso se puede decir que la idea es atractiva, pero el resultado final no. De ahí no hay que quitar el mérito al difícil trabajo realizado, la película está muy bien pensada y trabajada, pero a pasar de su corta duración, se hace larga y aburrida. Aunque lo peor de todo, es ver como un buen inicio se va desmoronando a mitad de película con una trama ya no solo previsible, si no, llena de un sin sentido aburrido.


La película está basada en hechos reales, con la planificación que requiere el plano secuencia y la ambientación, consiguen crear la sensación de realismo, la actuación de Florencia Colucci también está muy lograda. Pero todo se deshace cuando pasada media película estás con la sensación de repetición y pensando que la situación hace rato que se tornó absurda. Muchos de los planos que nos presentan están muy bien pensados y son efectistas. Se juega muy bien durante toda la película con el fuera de plano, el estilo indirecto de recrear las situaciones de tensión lo han pensado mucho, pero el giro argumental, por así decirlo, junto al desenlace de la historia, hace que las virtudes de la película queden como una anécdota. La sensación tras ver la película es de desengaño, el recuerdo al pasar el tiempo, negativo. La aparente sencillez que desprende la película era un aliciente para una predisposición absoluta de dejarse llevar, pero se consigue un efecto contrario, quizás por intentar llevarla más lejos de sus posibilidades.

Se viene hablando mucho de La casa muda desde hace unos meses. La película ha pasado por varios festivales y recientemente ha sido elegida por Uruguay como su representante a los Oscar 2012. La cinta es un ejemplo de cine de terror bajo mínimos que bien podría definirse como El proyecto de la Bruja de Blair latina. Aquí no hay más que una mujer y una casa supuestamente encantada: la chica, acosada por no se sabe qué en una masía a oscuras, va alumbrando estancias, objetos y pasillos a la vez que respira acelerada, corre y grita. No hay más, y afortunadamente la película no pasa los 80 minutos de metraje. No necesita más.

La casa muda tiene una vertiente cutre que juega en su contra: a ratos parece el túnel del terror de un parque temático, o una película de bajo presupuesto rodada en pocos días por cuatro amigos. Aún así, las escenas se notan planificadas, la dirección de fotografía es muy original y la actriz cumple a la perfección el papel de sufrida paranoica. La casa muda basa la clave de su éxito en el dominio de la luz: no solo vemos cosas, sino que creemos ver otras tantas en la penumbra en la que se desarrolla la película. Eso es terror en vena: lograr que el espectador tema la aparición súbita del asesino, que el personal se quede con la boca abierta al final del relato (importante: no pueden perderse el epílogo tras los títulos de crédito).

La casa muda tiene atmósfera. No revolucionará el género, no es que aporte más que sus referentes, pero es un entretenimiento casero bastante potable que en manos de otro hubiera sido un chiste sin gracia. Los académicos de Hollywood pasarán olímpicamente de ella, por sus características difícilmente llegarán a comercializarse, pero los fans del género agradecerán que se consiga tanto con tan poco. ¿Acaso el terror norteamericano no nos vende gato por liebre con la nueva Paranormal Activity o similares?

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities