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Haciendo planes para Lena

Drama Tras su ruptura con Nigel, Léna lucha por sacar adelante a sus dos hijos lo mejor que puede y va superando con valentía las dificultades de la vida. Lo verdaderamente difícil para ella es tener que hacer frente a sus voluntariosos familiares, que están empeñados en hacerla feliz a toda costa. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
20 de septiembre de 2009
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Probablemente sea Christophe Honoré el realizador francés más mediocre de cuantos están arropados por la crítica cinematográfica. Contemporaneo de Ozon o Dumont -por citar otros dos que, además, comparten película de estreno en la sección oficial de San Sebastián-, el gran problema de Honoré es no saber nunca a dónde quiere ir a parar. Tiene ideas, pero no las sabe desarrollar sin caer en la vulgaridad, algo que quedó bastante claro con "Ma mère" (ni siquiera más de la mitad de metraje de escenas de sexo era capaz de levantar el ánimo), sensación que se incrementó con el -al principio- fresco musical "Les Chansons d'amour".

"Mon ma fille, tu n'iras pas danser" vuelve a recuperar todos sus tics, los peores, haciendo que una historia teóricamente dramática se convierta en una comedia involuntaria en cuestión de segundos. Sus personajes, completamente desquiciados (Lèna es para darle de comer a parte), ayudan a que esta tontería que juega a navegar entre dos aguas se quede lejos de su objetivo. Por suerte Honoré, sabiendo de sus limitaciones tanto como guionista como cineasta, intenta maquillar las cosas con ciertas secuencias "oníricas", más bien dos cuentos materilizados y representados en pantalla con un estilo completamente diferente al de la "vida real", más divertidos e irónicos. La mala noticia es que el metraje que suman estas escenas podría ser diez minutos de un total de ciento siete. Resumiendo: otra de Honoré. Para bien (¿?) y para mal.
Caith_Sith
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5 de enero de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que se mantienen en la memoria del espectador por ser una verdadera tomadura de pelo. Precisamente, el año pasado Christophe Honoré levantó una airada polémica en el Festival de Cine de San Sebastián con la artificialidad de La belle persone. Lejos de amilanarse ante las críticas, el realizador galo regresa a Donostia con un nuevo trabajo bajo el brazo. En esta ocasión el director de Les chansons d´amour o Dans Paris cambia la teatralidad de sus amores de instituto por un drama familiar a la francesa mucho más sobrio pero igualmente pretencioso en sus reflexiones. Veamos si ha conseguido superarse.

La película apuesta por una dirección sobria que sabe hacer un buen uso de la fotografía y dejar que sean los actores los que conduzcan el relato. La hija de Marcello Mastroianni y Catherine Deneuve da todo un recital interpretativo recreando a un personaje desquiciante hasta la extenuación con su mirada nerviosa, su deambular indeciso y sus lágrimas. También resultan reseñables los trabajos de Marie-Christine Barrault y Fred Ulysse como el matrimonio de ancianos que no han renunciado al amor en el ocaso de sus vidas. Marina Fois y Jean-Marc Barr también convencen. El director aprovecha la coyuntura para colar en el reparto a su hermano (Julien Honoré) y su pareja (Alice Butaud), aunque tampoco se nota demasiado. Por descontado, Louis Garrel también tiene su momento de gloria, aunque sigue firmando un papel igual de frío que en sus anteriores trabajos junto a Honoré, una habitualidad que no encuentra justificación más allá de su apellido.

Llegado el momento de hacer balance uno se encuentra con un buen planteamiento inicial y unas excelentes interpretaciones. Aunque para muchos pasará desapercibida, también hay detrás una buena banda sonora del compositor Alex Beaupain, acompañada en el final por un tema de Antony and the Johnsons al más puro estilo Isabel Coixet. En contra tenemos una película tremendamente difusa en sus planteamientos cuyo interés va de más a menos, empujado por unos personajes a los que no comprendemos y por sus pretensiones reflexivas sobre las responsabilidades de la mujer actual en una nueva burguesía francesa en la que los hijos heredan todo el mal de sus padres.

Christophe Honoré deja claro que sigue siendo un listillo al que le gusta considerarse heredero de Truffaut o Louis Maille en sus intentos continuistas con las tesis de la Nouvelle Vague. En cierto modo Making plans for Lena es también una crónica del estancamiento del cine francés en una serie de temáticas demasiado explotadas -sin ir más lejos, Las horas del verano de Olivier Assayas o Conte de Noël de Arnaud Desplechin, también con Chiara Mastroianni como protagonista- y en las que más que el contenido prima la figura del “auteur”. En esta ocasión su pedantería se soporta por poco. Seguro que a los del Cahiers du Cinemá les encanta.
Keichi
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RavenHeart
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18 de octubre de 2009
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El autor, Christophe Honoré, que también presentó película el año pasado en San Sebastián nos aclara que lo pretende es proponer una imitación de la vida que nos permita encontrarnos a nosotros mismos y reflexionar.

Esta reflexión está basada en una mujer Lena divorciada y con dos hijos y en la relación con los personajes que la envuelven: ex marido, hijos, padres y hermanos. Los demás personajes irán construyendo el universo interior de la protagonista. Su papel como hija, hermana, y como madre se van reconstruyendo y se hacen visibles al espectador.
De esta manera acabamos de concocer a Lena, su mundo y sobre todo nos sirve para mostrar al personaje en su contradicción. En mi opinión el director consigue un retrato actual de la protagonista, de su angustia, aunque en ocasiones resulte un poco confuso. Creo que el retrato resulta más certero reseñando su papel como madre, lleno de dudas y contradicciones: su amor, su inmadurez en ocasiones y la culpabilidad materna por ver como no consigue salir airosa del desafío de lo cotidiano.
marai
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20 de julio de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Allí donde el cine filma conflictos, Honoré prefiere empezar in media res con el conflicto ya desatado y los personajes en pleno proceso de transformación. Honoré ama los sentimientos más vivos, la pureza del arrebato. Como buen cine francés, reflexiona en voz alta a riesgo de que el discurso resulte de lo más estúpido. Entiende la vida desde el descontrol y no filma nada que no salga de sus entrañas. Con Haciendo planes para Lena el estilo impúdico, directo y a la vez lleno de rodeos poéticos de Honoré se consolida, algo que alegrará a sus fieles y enervará a sus detractores. Haciendo planes para Lena no quiere ser una película ni tranquila ni agradable, y parece que su máxima es llevar al espectador hacia esa frontera entre lo dramático y lo enfermizo que la protagonista del film cruza sin parar durante una hora y media de histeria.

Haciendo planes para Lena debe entenderse como una traslación de 'La belle persone' (protagonista femenina que sigue los tipos y arquetipos de la novela romántica) hacia el terreno de la tragedia familiar, drama mucho más complejo que el presentado en Ma mère o Dans Paris, tanto en número de piezas como en truculencia. Mastroianni da vida a una enfermera recién separada superada por todo y cansada de todo. No hay más acción que el diálogo en el diván de ese psicólogo tan contradictorio que es Honoré: la protagonista toca fondo varias veces, la historia navega aguas inestables y prefiere naufragar antes que encontrar un punto de apoyo que dé consistencia a la aventura emocional. Poco o nada que añadir para los que ya hayan visitado los mundos de su autor: una de esas películas que nunca verá la luz en España y cuya magia está en su propia imperfección. Drama exagerado, impostado, teatral, a ratos genial a ratos banal... como la no lógica de todo el cine de Honoré.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
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16 de enero de 2012
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Pues si. Cuando no se sabe donde se va se hace una pelicula como esta... Pena de cast, por cierto. Que están todos muy bien... No son ellos el problema... Sino esa dirección errática de Christophe Honoré, que hay que decir, nos mantiene en la peli, no nos hemos ido del cine, simplemente para ver donde iba... porque es cierto que muchas veces, la duda, el no-saber muy bien...qué... puede ser un estilo que termina definiéndose al concluir la peli.
Aquí eso no ocurre... ¿es que al final simplemente nos quiso mostrar un recorte de una familia neurótica? Bueno, hasta podría llegar a aceptarlo.
Pero no, resulta que Honoré incluye dos relatos, uno narrado por Barrault al nieto y otro puesto en escena (que justamente trata del baile y esta peli en francés se llama "No mi hija, no irás a bailar"...) Y esa puesta en escena muestra una leyende bretona de una niña que tiene que elegir pareja de baile, que será pareja en la vida... y bueno, se les terminan muriendo las parejas y al final ya ni elige, toma lo que sea...
Claro, uno podria pensar con esto nos plantea la metáfora del tema de Lena que parece estar medio perdida en la vida, ¿quiere al marido? ¿no lo quiere¿ ¿quiere estar con sus hijos¿ ¿no quiere? ¿quiere ganarse la vida? ¿que le pasa a esta chica?
He hilado demasiado fino... porque Honoré no relaciona unas cosas con las otras... Hay una dirección tan sin sentido... que al final dice... ¿Pero qué es esto? ¿Una burla o la demostración de una absoluta impotencia para narrar?
Aliciux
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