Haz click aquí para copiar la URL

Four Seasons of Children

Drama Dos niños son agasajados por un anciano a quien no conocen. Pronto descubren que se trata de su abuelo, un adinerado empresario que una vez repudió a su hija por haberse casado con un hombre que no era de su agrado. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
24 de septiembre de 2009
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hiroshi Shimizu alcanzó ya en sus primeras películas una perfección formal fuera de toda toda, pero es en esta Kodomo no shiki (Cuatro estaciones de niños) donde esa perfección formal se complementa con una perfección narrativa que el japonés ya había rozado en títulos como Children in the wind. En el caso que nos ocupa, las más de dos horas de metraje se suceden sin altibajos, con una fluidez tan líquida y placentera como la del agua que corre por los ríos de sus películas.

Es, también, una obra que se (retro)alimenta del universo ficcional previo de su director, enriqueciéndolo y ampliándolo: vuelven los entrañables personajes de Sampei y su familia, con ligeras variaciones, en una trama que discurre a lo largo de las cuatro estaciones del año, tiempo en el que se nos revela la grandeza del ser humano. Shimizu vuelve a captar con mano maestra la pureza de la infancia para contarnos que es en esta etapa vital, la más importante, donde sucede todo lo que nos moldeará de cara al futuro.

Cuatro estaciones de niños habla de la responsabilidad de la educación, de aprender a no proyectar en nuestros hijos nuestras propias miserias. De no enturbiar, en definitiva, su bendita inocencia con nuestros problemas y nuestra mirada adulta y materialista. Su sensibilidad y su humanidad se contagian al espectador rápidamente, emocionándole y descubriéndole la bondad y la luz que alienta en cada uno de nosotros. Una joya que te hacer -aunque sólo sea por breves momentos- ser mejor persona, ser más sabio
nachete
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
19 de marzo de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hiroshi Shimizu cuenta, junto a Mikio Naruse, con una de las filmografías más interesantes pero lamentablemente desconocidas del cine japonés, tal vez porque no hicieron peliculas de samuráis o de temática medieval, pasaporte obligatorio con el que el cine japonés se coló en Europa en los años 50, sino que buena parte de sus esfuerzos se dedicaron a hablar fundamentalmente de personas y, en especial, mujeres y niños.

Basada en una novela de Tsubota Joyi, volvemos a encontrar en esta película al personaje de Sampei, este pequeño rebelde y sensible al que vimos en “Niños en el viento” (1937) en cuya vida aparecerá ahora su abuelo, que había repudiado a su madre por casarse sin su consentimiento. Como en la anterior película asistiremos a sus peripecias junto a su hermano Senta, en un conjunto de pequeñas y grandes anécdotas entre encuentros y enfrentamientos familiares, recuerdos o preocupaciones económicas, sin excluir la tragedia que invariablemente aguarda a la vuelta de la esquina.

Dividida en cuatro episodios correspondientes a cada estación del año Shimizu confronta dos mundos paralelos, el de los niños y el de los adultos, que constantemente se entrecruzan sin terminar de comprenderse del todo uno al otro. La película transcurre con la fluidez que urge de la sencillez, la naturalidad de escenarios y los personajes y la poética habilidad de Shimizu, a través de una dinámica cámara que explora los recovecos e interiores pasando de planos fijos a expresivos travellings, bellísimas elipsis y momentos de una inexplicable belleza puramente sensitiva.

Shimizi explora el mundo de los niños, un mundo que se mezcla con el de los adultos pero en el que cada uno conserva sus reglas, obligaciones y rituales. Para Shimizu los niños son más inteligentes que los adultos porque resuelven más satisfactoriamente sus disputas. Senta y Sampei consideran injusto e incomprensible el mundo de los adultos lleno de prejuicios y orgullo. Es cierto que Shimizu idealiza a la infancia, verdadera obsesión de su filmografía, pero lo hace sin un asomo de ñoñería ni sentimentalismo.

Mizoguchi decía que él y Ozu hacían películas después de un duro trabajo pero que Shimizu era sencillamente un genio.
Gould
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9 de agosto de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Hiroshi Shimizu prácticamente le sobra con abrir los ojos y poner la cámara tal cual él ve lo que le rodea, ofreciéndole al espectador el fluir de la vida de dos hermanos. Tras revisar la filmografía de los grandes directores japoneses, los que son más conocidos en occidente y los que no lo son tanto, estoy en condiciones de afirmar que el trabajo de Shimizu está a la altura de los mejores. Por una parte, los niños actúan como si la cámara no estuviera grabando, de manera que el realismo nos abofetea de igual manera tanto si juegan delante nuestro como si van camino del cole, lo mismo si lloran como si ríen. Y por otro lado es indiscutible el perfeccionamiento formal a la hora de mover la cámara en exteriores, usando una fotografía que es pura poesía.

"Four seasons of children" enlaza fragmentos de la vida de los adultos y de los niños sin brusquedad, algo que no es fácil conseguir. Dos mundos aparte y a la vez uno ya que constituyen la misma sociedad, la misma familia. Los conflictos se resuelven siempre con la sanísima intención de no perjudicar a los niños: evidentemente Shimizu se siente obligado a proteger a la infancia del ser humano y hace de ello su ideal y su bandera. No es extraño pues que el lirismo brote en cada rincón de la película.

No está de más subrayar aquí la importancia de la ética japonesa, siempre presente de una manera u otra cuando se habla de cine de calidad. En este caso el código de conducta ejemplar lo despliega el abuelo, tanto en sus relaciones familiares como en el trabajo como teórico jefe. A través del inevitable sentido de deuda del japonés somos testigos de varias formas de esa moral que les mantiene unidos para siempre. Una cuestión que mezcla la responsabilidad ciega con la razón, en la que no hace falta profundizar y que en la película queda perfectamente detallado. En este sentido también es un lujo.
Luisito
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow