La visita del rey

Este film es un verdadero desacierto, desde todo punto de vista. Porque no sólo desaprovecha una historia interesante sino también una muy buena fotografía y recreación del año 1939, poco antes que comenzara la Segunda Guerra (por supuesto una recreación "a la estadounidense" , todo reluciente, nuevo y bajo la eterna advocación del "paraíso perdido" del sueño americano, reflejado en la obra colorística de Norman Rocwell). La ubicación temporal es el breve período de la visita del futuro Jorge VI y su esposa a E.E.U.U y el espacio, la mansión campestre de la familia Roosevelt en "Sprigwood", Nueva York. El nudo de la historia transcurre en ese tiempo y muestra un fragmento de la relación entre el presidente y su prima lejana, Elizabeth Sucley, llamada simplemente Daisy por todo el mundo. Ella fue, seguro, su gran amiga, confidente y acompañante testimonial de muchos eventos de la política internacional de esa época tan crucial (incluyendo Yalta y encuentros con personajes importantes como el citado Jorge VI, Stalin y Churchill); testimonio que duró hasta la inesperada muerte del hombre en 1945. Aunque Daisy continuó sirviéndole post-morten en la Biblioteca y Museo de Hyde Park hasta 1963. Todo este material, aunque posterior al "instante" del film, es (¡una lástima!) arruinado por la incapacidad del libretista y el director que lo desdibujan todo, hasta el punto que el espectador no puede comprender nada de lo que sucede en el entorno de Roosevelt y las cuatro mujeres que le rodean. Sobre todo a Daisy, que uno no logra descifrar si es débil mental o tímida (que no fue nada de eso): por momentos los miembros del "clan" se burlan de ella y, al mismo tiempo, "parecen" (sólo "parecen") tenerle lástima y luego la invitan, como un miembro de la familia, a ciertos actos importantes. Sólo puede ayudar el tener información a priori, de lo contrario el resto es una incógnita, la nada, incluso la supuesta (y discutida por los historiadores) intimación sexual, de la que la película "románticamente", parece tomar partido. En fin, sólo el magnífico Murray, en "tour de force" excepcional y Laura Linney, siempre más que bien, pero aquí correcta por lo apagado de su personaje (que podría ser una lectura equivocada, sea o no de su responsabilidad) le dan algún valor. Pero no salvan del naufragio a esta película. Un globo pinchado.

Con el título precedente se estrenó en Uruguay.
Película de notable fotografía y ambientación pero es un desperdicio de principio a fin. Murray en el papel de FDR parece desdibujado y los demás personajes sólo son una caricatura, solo un pobre boceto de lo que podría haberse logrado si el libreto estuviese mejor diagramado. Un historia que promete mucho pero aporta poco. Una lástima.

“Hyde Park On Hudson” es una ligera comedia romántica disfrazada de película histórica que no consigue ni lo uno ni lo otro. El dibujo de su protagonista, Franklin D. Rooselvelt, a pesar de los esfuerzos de Bill Murray, se revela como algo incompleto e incluso innecesario. La película es amable, está dirigida con la ambición de un telefilme y tiene escasos momentos de emoción. Es tan hermosa como ligera. No cuenta nada interesante y aunque lo hiciese tampoco sabe como porque los personajes no están escritos de manera atractiva. Si se compara con otras películas de género como “El discurso del rey” (de la que comparte dos de sus personajes), este “Hyde Park On Hudson” parece no haber aprendido lo que significa aunar arte con entretenimiento y conseguir eso apoyándose en un buen guión porque el guión de “Hyde Park On Hudson” es terriblemente malo y aunque todos a su alrededor intentan levantar la calidad del producto, no consiguen ir más allá de una ligera comedia romántica sin más interés que ver a Bill Murray en un papel diferente de lo habitual.

Alguna alma candida debió pensar que con una correcta ambientación, a uno de los presidentes más capacitados y carismáticos de la historia de los EEUU (lo que en retrospectiva igual tampoco es tan meritorio) y Bill Murray tenía todos los ingredientes para hacer un buen potaje, o al menos uno que se vendiera bien. El error mas notorio fue subestimar la importancia de un guión, en particular de un guión al nivel del resto de los ingredientes.

Sin él, la historia se ve condenada a avanzar a trompicones (más bien empujones) de la mano de la socorrida voz en off de la protagonista femenina, pero en todo momento la historia parece fuera de foco y uno se pregunta que diantres nos estan contando o si nos estan contando algo aparte de las pajillas que se hacían en el coche. Entre tanta indefinición, que hagan un descansillo disgresor para recrearse en la tartamudez del rey no sorprende en demasia por mucho que carezca de sentido.

Bill Murray huye de la recreación milimétrica del personaje, ignoro si por incapacidad, por decisión propia o por pura dejadez pero sin sorpresa es de lo menos malo de la película.

En definitiva, un ejemplo sobre como arruinar una producción decente sin tener una historia clara que contar, o como unos buenos actores y un buen contexto no hacen por si solos una pelicula capaz de sostenerse.